Podemos y su entorno vuelven a cuestionar la libertad de prensa. El fundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, aprovechó este lunes la tribuna de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) para asegurar que la última carta del director publicada en este diario era una "incitación al asesinato".



Según dijo también, el dibujo periodístico que servía para ilustrar el artículo era "intolerable". Monedero lanzaba su diatriba contra la libertad de prensa en los cursos de verano que organiza Podemos en ese centro académico.

La ilustración a la que hizo referencia es una alegoría al suicidio político de Pablo Iglesias por las mentiras que ha encadenado a lo largo del 'caso Dina'.



En la misma línea, el pseudomedio digital Última Hora, dirigido por Dina Bousselham, ex asesora de Iglesias, sirve a los intereses del partido para criticar a los profesionales de la comunicación que cuestionan algunas de sus propuestas políticas. Desde Vicente Vallés a Pedro J. Ramírez han sido señalados en el portal web de la ex asesora del vicepresidente segundo del Gobierno, indirecta protagonista en la ilustración periodística que ahora critica Podemos por ser la propietaria del teléfono móvil que retuvo Iglesias.

La posición que explota Podemos y, en concreto Monedero, de pedir responsabilidades a quienes les critican bajo el argumento de que se incurre en un delito dista del posicionamiento que mantienen cuando hablan de "normalizar el insulto" o de que los escraches contra sus adversarios políticos eran "jarabe democrático".

Además de los escraches, dirigentes de Podemos han defendido sabotajes de los CDR en Cataluña, apoyado concentraciones para rodear el Congreso o el ataque al autobús de Ciudadanos en el Orgullo de 2019. Podemos también, junto a Bildu o ERC, ha defendido desde el primer día a los condenados de Alsasua (los consideran "víctimas") por su agresión a los guardias civiles y sus parejas en 2016, llevando la causa y a sus familias al Congreso de los Diputados.

Iglesias, además, es autor de la frase "el derecho a portar armas es una de las bases de la democracia". En un reciente episodio, su portavoz en el Congreso, Pablo Echenique, dijo que la sangre que brotaba de una ceja de la diputada Rocío de Meer, apedreada en un mitin de Vox en el País Vasco, era "ketchup".

Doble rasero

Desde su alumbramiento, el partido de Iglesias viene ejerciendo un doble rasero a la hora de juzgar una opinión. Cuando el objeto de crítica ha sido uno de sus miembros o alguna de sus actuaciones políticas, el partido ha lanzado duras campañas contra el autor de la crítica o, incluso, ha elevado la cuestión a los tribunales.



El caso más reciente es cuando el vicepresidente segundo pidió a su padre que denunciara a la portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, por asegurar que fue “terrorista”.

En este sentido, el partido acumula una serie de contradicciones que no casan con su defensa de los escraches o de burlas como las que hizo la tuitera Cassandra Vera sobre el asesinato de Carrero Blanco, por las que fue procesada. 

Podemos la presentó como una mártir de la libertad de expresión. Situación parecida sucedió con el rapero Valtònyc. En el caso del cantante, la Justicia dirimió que hubo, entre otros delitos, enaltecimiento del terrorismo en sus elogios a ETA que superaban el ámbito de la libertad de expresión.

También se refirió al PP ("que un grapo los secuestre y no puedan pagar la fianza") y a algunos de sus entonces dirigentes como María Dolores de Cospedal, de la que dijo que "no reiría tanto en un zulo a 40 grados", o José Ramón Bauzá, del que lamentó que no hubiera "muerto ya de una bomba".

Sin embargo, Iglesias rechazó la condena. "Los corruptos esquiando y los raperos a la cárcel", escribió en Twitter.

De esta defensa de la libertad artística hicieron caso omiso cuando Irene Montero demandó en 2017 al autor de un poema satírico del que ella era la protagonista. En 2018, el autor fue condenado por el Juzgado de primera instancia número 38 de Madrid a un multa de 50.000 euros. 

La insólita sentencia fue revocada, como vaticinaban incontables abogados y asociaciones en defensa de la libertad de expresión, por la Audiencia Provincial de Madrid en febrero de este año con el argumento de que el derecho a la libertad de expresión ampara la sátira hiriente y molesta.

Acoso a periodistas

Ese mismo año, la Asociación de la prensa de Madrid (APM) hizo público un comunicado en el que exigía a Podemos que pusiera fin a sus campañas de acoso personal y de amenazas a periodistas. Periodistas a los que, según la APM, la formación morada "amedrenta cuando está en desacuerdo con sus informaciones".

Su animadversión hacia los medios privados es conocida. Si Iglesias manifestó que Venezuela era uno de sus modelos de cómo deben funcionar los medios de comunicación, también sostuvo que "el periodismo es un arma que vale para disparar, punto".

"A mí me gustaría que un partido de izquierdas ganara las elecciones y me nombrara director de una televisión pública", decía también en la misma entrevista de GalizaAnoCero.tv. En un determinado momento, Iglesias llegó a poner como ejemplo y "referencia" en el terreno de la libertad de prensa y de expresión a Ecuador, Argentina y Venezuela

Redes sociales 

Podemos ha demostrado una habilidad en las redes sociales para movilizar a sus simpatizantes o colar debates en la agenda pública que cambió la dinámica de la política tradicional. Esta estrategia y capacidad para organizar campañas contra distintas instituciones del Estado no la han moderado una vez han tenido responsabilidades de Gobierno.

En plena pandemia el entorno afín a los de Iglesias promovió una cacerolada contra el Rey Emérito o viralizó vídeos en los que se culpaba al PP y su política de recortes en Sanidad del colapso hospitalario pese a estar Podemos al frente del Ejecutivo. 

Si en la red de moda entre los jóvenes, tik tok, se pelean con Santiago Abascal, en Twitter es el portavoz de su grupo parlamentario, Pablo Echenique, quien confronta con los partidos de la oposición o contra los medios de comunicación. 

Su papel de hombre de partido -y sin responsabilidad en el Gobierno- ha provocado que sea una de las voces más radicales en las redes sociales y de las figuras que más polariza. "¿Imagináis qué ocurriría en España si un dirigente de Podemos publicara en redes un dibujo de un tiro en la boca a Pedro J?", afirmaba sobre el artículo en cuestión.

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