Pedro Sánchez ha cambiado de coche en mitad de la carrera. El Gobierno que nombró el pasado 13 de enero ya no le sirve y ha montado otro equipo de 16 miembros por la puerta de atrás. Sin decreto que lo sustente, sin firma del Rey al documento, sin anuncio oficial y, sobre todo, sin que deba rendir cuentas más que ante propio Sánchez. El Comité técnico para la desescalada es la cita diaria que a partir de ahora dictará la política en España.

En él entran cinco ministros sin cartera, que forman parte del círculo de asesores personales del presidente y su socio, Pablo Iglesias. El jefe de Gabinete de Presidencia, Iván Redondo, y el del vicepresidente segundo, Julio Rodríguez, son los hombres fuertes de este grupo. El primero es el ideólogo de toda estrategia que sale de Moncloa y que reorganizó todo equipo de Presidencia a su gusto en enero, nombrando a seis hombres a su cargo en los puestos clave.

El segundo es la persona de confianza del secretario general de Podemos, desde que cayó en desgracia del puesto de general jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad) a perder su condición de militar en noviembre de 2015 por anunciar su afiliación a la formación morada.

Iván Redondo junto a Pedro Sánchez. Efe

Iglesias lo colocó en puestos de salida en dos elecciones generales en diferentes provincias, pero nunca logró ser diputado. Lo recuperó para dirigir Podemos Madrid, justo antes de la ruptura del partido, y finalmente se lo llevó a la Vicepresidencia para ser su mano derecha. 

Junto a ellos, Félix Bolaños, secretario general de Presidencia; Miguel Ángel Oliver, secretario de Estado de Comunicación; y Fernando Simón, director del Centro de Emergencias Sanitarias. 

Que comparezcan

Cada mañana, unos en Moncloa y algunos de ellos vía telemática, el jefe del Gobierno se verá con ellos y sus cuatro vicepresidentes (Calvo, Iglesias, Calviño y Ribera); los cuatro ministros autoridad delegada (Illa, Robles, Ábalos y Marlaska); la portavoz, Montero; y la titular de Trabajo, Díaz.

Con sólo 106 días de vida, Sánchez aprovechó la reunión del Gobierno este martes para dejar fuera a 12 de los 22 ministros que se hicieron la foto de la escalinata el pasado 13 de enero. Pero la clave está en que los cinco notables de nuevo cuño no se someten a ningún escrutinio parlamentario. 

Pedro Sánchez e Iván Redondo, saliendo del Congreso de los Diputados. Efe

Fuentes parlamentarias del PP han confirmado a este periódico su desazón con esta situación. "Queremos que comparezcan en el Congreso y ya hemos reclamado la de Simón", afirma una portavoz oficial del grupo parlamentario. Además, los populares han presentado varias iniciativas que ponen "en la diana" a Oliver, por las prácticas "contra la libertad de expresión y de información" en las ruedas de prensa de Moncloa.

Pero los cinco son cargos de confianza, nombrados a dedo en el escalón de la asesoría personal y discrecional de sus superiores. Quizá la oposición logre que sean llamados a comparecer en el Congreso, pero si lo permite la Mesa -donde PSOE y Podemos tienen mayoría absoluta tienen mayoría absoluta-, siempre será como declarantes, nunca como responsables.

Quedan excluidos del ejecutivo 'de facto' González Laya, Darias, Celaá o Maroto y tres de los cinco ministros de Unidas Podemos: Montero, Garzón y Castells

Tal vez la nueva comisión de los "Acuerdos para la reconstrucción social y económica" le sirviera al PP o a Cs como escenario para forzar esas comparecencias. Pero la estructura de los trabajos que registraron PSOE y Unidas Podemos, y este martes aprobó la Mesa, no parece dejar lugar a que por ella pasen los responsables al frente de la gestión de la epidemia. Socialistas y morados sólo quieren hablar de futuro, sin entrar en responsabilidades ni errores en la gestión. 

Grietas en el Ejecutivo

Con la actividad del Congreso prácticamente anulada -salvo para las sesiones de control y de prórroga de la alarma-, las iniciativas de Moncloa en la actualidad sólo legislan sobre la entrada, la salida de la emergencia y el modo de financiarlas. Así, cualquier acción política lleva 50 días completamente centrada en una sola cosa: remontar la crisis sanitaria del Covid-19 y la socioeconómica que provocaron las restricciones impuestas con el confinamiento del 14 de marzo.

Este nuevo comité, que sustituye al de "Gestión del coronavirus", además elimina el liderazgo de Teresa Ribera en la coordinación de la desescalada. Hace casi un mes, el presidente le encargó a la vicepresidenta cuarta la tarea. Bajo su supervisión, se creó un grupo de trabajo que debía reunir a técnicos y políticos de PSOE y de Unidas Podemos.

Pero en medio de la última y convulsa reunión se abrieron grietas en el Consejo de Ministros, que recordó al del día 14 de marzo, cuando se tuvo que elaborar el decreto, punto por punto, en la misma mesa de Moncloa.

Pedro Sánchez, Teresa Ribera, Salvador Illa y Pablo Iglesias asisten al Consejo de Ministros de manera presencial. Moncloa

Se cumplía exactamente un mes y medio de la declaración de estado de alarma y la cita del Ejecutivo de este 28 de abril debía aprobar el plan de transición. Pedro Sánchez citó a su gabinete a las 10.30 pero nadie había llevado el documento que marcaría los pasos de la reapertura tras la crisis del coronavirus, porque no estaba terminado. A pesar de que, en teoría, se llevaba trabajando en él "más de tres semanas".

El texto hubo de ser redactado en la misma sesión del Consejo, analizando punto por punto las cuatro fases de la transición. Y aun así, fuentes del lado morado del Ejecutivo consideran que aún queda mucho trabajo en las reuniones diarias del nuevo Comité para que el documento cumpla con las expectativas. 

100 días, "100 años"

Acaban de cumplirse, también, 100 días desde la toma de posesión del Gobierno de coalición. Lo recordó el miércoles anterior, en el debate parlamentario de la tercera prórroga del confinamiento, Pablo Echenique. Que se confesó "orgulloso" del equipo ministerial del que forma parte Unidas Podemos, grupo del que es portavoz.

No se ha podido hacer el primer balance del gabinete, que se suele guardar para "los primeros 100 días". Porque la mitad de ellos han sido de emergencia. Con un Gobierno inmerso en una carrera frenética por legislar a golpe de decreto y rellenar ruedas de prensa infinitas. Que hace anuncios que no se pueden concretar o que, cuando se concretan, se acaban rectificando hasta tres veces en el mismo día. Y que publica números extraordinarios del BOE hora y media antes de que entren en vigor sus disposiciones.

Pablo Echenique, portavoz de Unidas Podemos, en el Congreso. Efe

Es la mayor emergencia "en 100 años", según se ha escuchado en repetidas ocasiones en las ruedas de prensa de cada día. O la peor situación "desde la Guerra Civil" en España, quizá la devastación más grande a nivel global "desde la II Guerra Mundial".

Y nos ha pillado con el Ejecutivo más débil de nunca, se tome la referencia temporal que se tome: sólo 155 diputados lo sostienen en el Congreso, muy lejos de la mayoría absoluta. La tiene que buscar en formaciones que anteponen una agenda muy distinta a la suya: de corte independentista, nacionalista, regionalista o sectorial. Y con la oposición los contactos son inexistentes.

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