Este fin de semana, Pedro Sánchez pondrá en marcha el gobierno más funambulista de los conocidos hasta ahora. Su capacidad ejecutiva y legislativa dependerá de nueve partidos. Puro equilibrismo. Una tarta de siglas que recorre la península de arriba abajo y de izquierda a derecha. El PSOE ha firmado su hipoteca con Unidas Podemos, Esquerra Republicana, PNV, BNG, Compromís, Más País, Teruel Existe, Nueva Canarias y Coalición Canaria.

Más allá del "dos gobiernos en uno" -Sánchez dixit- que afrontarán los de Ferraz, la supervivencia de Moncloa estará en manos de las organizaciones regionalistas y nacionalistas, que han sacado lustre a su fuerza aritmética. Nunca antes un candidato se había apoyado en tantos colores distintos para salvar la investidura.

A grandes rasgos, los compromisos adquiridos por Sánchez pueden encuadrarse en estas dos categorías: económicos y territoriales. Los dos ejes más importantes -y peliaguados- de la política española. Los segundos ya han abierto un abismo con la oposición, que integrarán principalmente PP, Vox y Ciudadanos.

José Luis Ábalos, mano derecha del presidente, admitió en rueda de prensa que los pactos se circunscriben a la investidura. Dicho de otra manera: cada vez que Sánchez aborde un proyecto legislativo -Presupuestos incluidos- deberá colmar los deseos de los partidos mencionados. Todo ello acompasado a la "Mesa entre gobiernos" pactada con Esquerra Republicana. De ahí saldrá una "consulta ciudadana" regida por los "mecanismos jurídicos previstos o que puedan preverse".

Ha sido precisamente la negociación con los de Oriol Junqueras el punto más caliente del proceso. La ambigüedad del texto ha soliviantado a los autodenominados constitucionalistas, pero también a un aliado reciente de Sánchez: el Partido Regionalista Cántabro (PRC) de Miguel Ángel Revilla. "En dos folios no hay ni una sola mención a la Constitución", asevera uno de sus principales portavoces en conversación con este diario.

"¡Esto se ha convertido en un mercado persa!"

Poco después de echar a andar, el Gobierno se verá obligado a debatir la autodeterminación con los separatistas. Los papeles rubricados hablan de "libertad de propuestas" en la Mesa, pero Ábalos ya ha aclarado que en ningún caso la aceptarán.

Les sigue en orden de polémica las concesiones al PNV. Destaca la transferencia de la competencia de Tráfico en Navarra a la Policía Foral, lo que redunda en una paulatina desaparición de la Guardia Civil en esta Comunidad. Aunque lo que más inquieta a PP, Cs y Vox es esta literalidad: "La adecuación de la estructura del Estado al reconocimiento de las identidades territoriales acordando, en su caso, las modificaciones legales necesarias". Un acción que guiarán "los sentimientos nacionales de pertenencia".

En cuanto a Compromís, Teruel Existe o el BNG, abundan las cesiones materiales. "¡Esto se ha convertido en un mercado persa! ¡Vaya subasta!", confiesa a este periódico uno de los dirigentes que han integrado las negociaciones.

Sánchez ha firmado incrementar la financiación valenciana para que sea "justa". Ha asumido como "prioritario" el desarrollo de distintas infraestructuras hídricas y ferroviarias; y ha prometido "compensar económicamente" la producción de cítricos en la Generalitat si se ve perjudicada por las importaciones.

A Tomás Guitarte, de Teruel Existe, le ha garantizado la paralización del cierre de las taquillas de Renfe, la obra de cuatro grandes infraestructuras e instalar la banda ancha por toda la provincia turolense.

Pedro Sánchez, que contará con un vicepresidente y varios ministros de Unidas Podemos de los que no se "fiaba" hace un par de meses, estrenará el mandato condicionado por la posible inhabilitación de Quim Torra, que acaba de perder su escaño en el Parlament por decisión de la Junta Electoral.

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