Luis Gudiño, antiguo minero, recibirá el reconocimiento en la ‘Catedral del Cante’.

Luis Gudiño, antiguo minero, recibirá el reconocimiento en la ‘Catedral del Cante’.

Murcia

Luis Gudiño, uno de los pocos mineros vivos de Portmán, será premiado en el Festival del Cante de las Minas

Encarna Hernández Conesa será reconocida como viuda del minero en la misma gala por el ‘Día de La Unión’ que tendrá lugar el 30 de julio.

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E. E.
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El Festival Internacional del Cante de las Minas no se olvida de sus orígenes. Este año, Luis Gudiño recibirá el reconocimiento en la ‘Catedral del Cante’, mientras que Encarna Hernández Conesa será reconocida como viuda del minero en la misma gala por el ‘Día de La Unión’

Luis Gudiño es uno de los pocos mineros de Portmán que han trabajado bajo tierra, en las profundidades, que queda vivo. A sus 82 años, aún tiene la memoria clara para recordar toda una trayectoria profesional “picando piedra” en las minas La Robustiana y San Rafael. Este año, el Festival Internacional del Cante de las Minas le honra con el homenaje al minero, una distinción que conecta con las raíces de esta convocatoria cultural y pone en valor la ardua labor de quienes trabajaron la tierra décadas atrás. Lo recibe tranquilo, con la alegría de que se acuerden de él.

Luis nació en Badajoz, pero su cuñado Juan le dijo que fuera a Portmán, que había trabajo, y como estaba en paro no dudó en venirse. Tenía 17 años y comenzó de peón para pasar más tarde a los martillos, cada vez más y más grandes, lo que le hizo ser maestro perforista. El amor se cruzó por medio y su vínculo con el pueblo se hizo cada vez más sólido: “Ella iba hacia abajo y yo hacia arriba de la calle Mayor y fue como si dos coches se chocaran. Me llevó pa’ lante”, cuenta entre risas sobre este inicio de relación que le ha dado ocho hijos.

A día de hoy, es de los pocos mineros que afirma con rotundidad que le gustaba su trabajo. “Se hacían las horas más cortas, aunque trabajaba 12 al día”, cuenta, y también recuerda cómo le reñían porque era muy joven, para que hiciera otra cosa, pero él quería trabajar allí y nunca se planteó otro trabajo. No obstante, confiesa que “era muy penoso tener que echar 35 cunas de 1.000 kg para ganar 1.500 pesetas a la semana”, contando que los cantos que se colaban en los raíles no siempre permitían sacar las cunas. También vivió el cambio de la mina subterránea a cielo abierto, pasando de ser perforista a “minero de la calle”. “Ahí perdías ‘cuartos’, pero estabas mejor”, afirma.

Encarna Hernández Conesa será reconocida como viuda del minero en la misma gala por el ‘Día de La Unión’.

Encarna Hernández Conesa será reconocida como viuda del minero en la misma gala por el ‘Día de La Unión’.

Por su parte, Encarna Hernández Conesa será reconocida como viuda del minero en la misma gala por el ‘Día de La Unión’. La afición que tiene Encarna por el flamenco, y en concreto por el Cante de las Minas, se la contagió su marido Gonzalo Jorquera Saura, que tenía “pasión por el Festival”.

Al lado de su casa estaba la peña flamenca y él se iba a ordenar sillas, a colocar las mesas y ayudar con el bar. “Le gustaba con locura y había veces que se tiraban hasta el día siguiente casi, toda la madrugada, y yo le decía que se tenía que ir a trabajar, y me respondía que no me preocupara por eso”, cuenta. Ella le acompañaba a alguna gala y le encantaba oír las mineras y las cartageneras. Desde que murió su marido, hace 12 años, no ha vuelto al Festival, pero este año volverá a la ‘Catedral del Cante’ para recibir un homenaje como viuda de minero.

Su marido recibió en su día el homenaje al minero. Recuerda que lo pasaron muy bien y que fue muchísima gente: “Mi marido fue muy querido y respetado aquí en La Unión, porque todavía hay personas que viven y dicen que querían muchísimo”, afirmo. Él estuvo trabajando en la mina del Cabezo Rajao, pero un accidente con un barreno le rompió las costillas.

“Yo me enfadé mucho y le dije que no fuera más a trabajar allí”, confiesa, incluso le dijo al encargado de la mina que su marido no iba a ir más a trabajar. Para no deberle nada a nadie, ya que vivían en unos pisos de la empresa, se buscaron un alquiler en la calle Alfonso X el Sabio y su marido encontró otro trabajo, en el que estuvo durante 17 años, en las explotaciones El Arresto, otra mina de la zona de El Garbanzal y en Peñarroya, pero “se pasaban muchas necesidades porque teníamos poco dinero”.

Ahora Encarna, más allá de las dificultades que vivió su marido en las minas, sigue recordando cuando iban cada viernes a bailar al Hogar del Pensionista; o su amistad con Pencho Cros, que era su vecino. El próximo 30 de julio lo recordará subiéndose al templo flamenco del Antiguo Mercado Público de La Unión, un escenario en el que todos sus recuerdos fueron a su lado.