Javier Parra, en su taller, junto al mural concluido de Josep Renau. EE

Javier Parra, en su taller, junto al mural concluido de Josep Renau. EE

Comunitat Valenciana

Valencia ignora un mural proyectado en 1969 por Renau y el autor dice que le vetan "por ser del PC"

Madrid y Barcelona pugnan por la obra culminada por Javier Parra, líder de los comunistas valencianos, que cree que Compromís le veta "por ideología".

4 agosto, 2022 01:43
Valencia

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Javier Parra acabó en diciembre de 2021 el vistoso mural proyectado en 1969 por Josep Renau, una colorida composición de 32 metros cuadrados encargada por la República Democrática Alemana titulada El futuro trabajador del comunismo. Pero Parra no ha logrado exponerla desde entonces, todo a pesar de que la ofrece de forma desinteresada y a que se cumple este año el 40 aniversario de la muerte del artista valenciano.

El ejecutor de la obra, según explica a EL ESPAÑOL, lleva desde finales del año pasado contactando con los departamentos de cultura de la Generalitat Valenciana, el Ayuntamiento de Valencia y la Diputación, todos ellos gestionados por Compromís. Pero, según sostiene, solo ha recibido la callada por respuesta. Ni siquiera le respondieron.

"Yo creo que esto pasa porque soy Javier Parra, secretario general del Partit Comunista del País Valencià", explica el propio autor a este periódico. En efecto, se trata de un viejo conocido de la izquierda valenciana, concejal durante años en el Ayuntamiento de Paterna, célebre por sus descarnados enfrentamientos con otras formaciones progresistas o por entrar a formar parte de un gobierno de concentración con el PP en la localidad.

Considera que su adscripción política "ha pesado" en la decisión de las administraciones valencianas. Afirma además, tal y como adelantó eldiario.es, que tal actitud "contrasta con el interés que sí ha despertado en importantes instituciones de Madrid y Barcelona" -que no puede revelar por el momento-.

En su defensa, la concejalía de cultura del Ayuntamiento de Valencia, liderada por la concejal de Compromís Gloria Tello, manifiesta que el contacto de Parra con el departamento solo fue "informal", a través del comentario de un tercero en un acto.

Por su parte, la consellera de Cultura de la Generalitat Valenciana, Raquel Tamarit -también militante de la coalición valencianista-, negó haber recibido comunicación. Parra le replicó este miércoles que le remitió un correo electrónico con el dosier de la obra dos días después de que accediera al cargo.

Tamarit revisó su bandeja de entrada y constató que así fue. Le pidió disculpas por ello y lo citó para un encuentro este viernes. Será el primer encuentro con el artista de la Generalitat Valenciana tras ocho meses ignorando el proyecto, los que han pasado desde que Parra exhibió su obra terminada. La Generalitat Valenciana, el Ayuntamiento de Valencia y la Diputación de Valencia estaban invitadas. Pero nadie acudió en su inauguración.

Todo ello se produce a pesar de que, según expone Parra, cuenta con autorización de la Fundación Renau, la que gestiona el legado del artista, para llevar a término la obra inconclusa del célebre muralista valenciano. Renau había preparado el mural con máximo detalle. Realizó un minucioso boceto de 50 por 70 centímetros que Parra dice haber seguido al milímetro, "con los colores exactos, con el tamaño indicado de los tableros, con el relieve previsto en la cabeza de la figura".

"Me entrevisté con Marta Hofmann, su discípula, y con miembros del equipo que se disponía a materializar la obra", expone. A Renau se lo encargó la República Democrática Alemana, para la que realizó el grueso de sus trabajos. Iba a ocupar el vestíbulo de un edificio de un complejo del este de Berlín dedicado a la educación y la ciencia.

Vista del mural de Josep Renau ejecutado por Javier Parra. EE

Vista del mural de Josep Renau ejecutado por Javier Parra. EE

Sin embargo, el proyecto fue cancelado. "Oficialmente, lo cancelaron porque pintó a un solo trabajador, y los líderes socialistas no veían representada a la colectividad. Pero la versión oficiosa es que fue un ataque de celos de los muralistas de la Alemania comunista", indica Parra. En 1973 volvió a proponerlo, de nuevo sin éxito, para ubicarlo en el Palacio de la República. De nuevo, los artistas alemanes se impusieron al artista valenciano, que falleció en 1982.

"Es curioso, porque era su favorito, pero a la vez era su mural maldito", resume Parra, que explica que Renau lo llamaba "el mural de Pablo", porque se había inspirado en su hijo -así llamado- para la representación del hombre.

La historia de esta obra inconclusa fascinó a Parra, que realizó sobre el mismo un trabajo teórico para un máster cultural. Pero quiso ir más allá y ejecutar la misma. "Iban a hacerlo unas cinco personas en seis meses. A mí me costó casi dos años, haciéndolo todo yo solo. Me pagué el material y el alquiler de la nave. Y no he pedido nada por él. Lo cedo gratuitamente", destaca.

Pero su gratuidad, al menos hasta la fecha, no ha sido un aliciente para su exposición por parte de la izquierda que gobierna en las principales instituciones valencianas. Tanto es así que la Diputación de Valencia, con la que sí llegó a negociar, rehusó a vincularlo a su exposición por el 40 aniversario de Renau "por no pagar los 1.500 euros que cuesta la plataforma para sostener los tableros".