Balistas en la playa de los Alemanes, en Zahara de los Atunes, frente a una de las defesas de las que habla el documental. Cádiz
Búnkeres, cañones y 30.000 esclavos: así fue la obra de Franco y Hitler para atacar Gibraltar que ahora sale a la luz
Un documental cuenta la historia de los trabajos forzados de miles de personas para cumplir el plan de tomar el Peñón.
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Tras la Guerra Civil, el régimen de Francisco Franco puso en marcha el Plan de Fortificación de la Frontera Sur. Hasta 30.000 esclavos construyeron nidos de ametralladoras, baterías y carreteras con un solo objetivo: tomar Gibraltar al asalto en un plan que había pactado con Adolf Hitler.
La operación militar ahora sale a la luz gracias a un documental, La muralla de los prisioneros, que pasó por el Festival de Cine de Sevilla y que se estrena este jueves en los cines Odeón de Los Barrios.
Dirigido por José Luis Tirado, el documental aborda cómo el régimen de Franco pactó con Adolf Hitler y Benito Mussolini el asalto a Gibraltar "con la idea de atacar la base británica de Gibraltar y controlar el tráfico marítimo del Estrecho, en el marco de la II Guerra Mundial".
Para ello, el régimen autocrático español, explica el documental, utilizó mano de obra esclava: miles de soldados republicanos convertidos en prisioneros, en lo que llamó los "Batallones Disciplinarios".
Estos prisioneros construyeron búnkeres, nidos de ametralladoras, baterías artilleras y kilómetros de carreteras. Muchos murieron en el proceso. Todos bajo el yugo del hambre, la violencia y las vejaciones, señalan los autores de la cinta. Y casi todos, enterrados en el olvido hasta ahora.
Cádiz
La producción, de ZAP Producciones, ha contado con la colaboración de la Asociación Memoria Olvido de Algeciras, la Diputación de Cádiz, los ayuntamientos de Los Barrios y San Roque y la Mancomunidad de La Janda.
El documental reconstruye este capítulo a través de testimonios estremecedores como el de Paulino Pallás, prisionero en los batallones disciplinarios. Sus recuerdos son un retrato brutal de la miseria en la que vivían:
“Muchos iban descalzos. Un día fusilaron con balas de fogueo porque le había quitado un trozo de higo seco a otro. Pero lo que nunca olvidaré fue que, en agosto de 1941, murieron 41 compañeros por comer hierbas venenosas, del hambre que tenían”.
A su testimonio se suman los de otros supervivientes como Gabriel Riera Sorell, Luis Maldonado Vallecillo, Francesc Dalmau i Norat o Isaac Arenal Cardiel, cuyas vivencias dibujan un escenario de trabajo forzado, castigos, enfermedades y una disciplina militar ejercida con crueldad.
El relato se complementa con la memoria de vecinos del Campo de Gibraltar que fueron testigos directos de la presencia de estos prisioneros: Manuel Perea, Francisco Gutiérrez, José Chico o Ignacio Morales, entre otros.
Archivos invisibles
Junto a los testimonios, el documental cuenta con la participación de historiadores como José Luis Gutiérrez Molina, José María García Márquez, Pura Sánchez, Jennifer Ballantine y José Manuel Algarbani, que contextualizan la represión y el funcionamiento de los batallones.
La cinta incorpora además imágenes inéditas del traslado de cañones de largo alcance y de las obras originales, así como fotografías y películas de la época que permiten reconstruir un paisaje físico y humano marcado por el horror.
El equipo técnico lo completan el director de fotografía Félix Rojo, el montaje de Diana Luna y el propio Tirado, y el diseño de sonido de Carli Pérez Varelo. Los testimonios han sido redactados por Francisco Artacho y la postproducción corre a cargo de Manuel Pérez Vargas.
Muralla en pie
Las estructuras militares construidas entonces se conocen hoy como la muralla del Estrecho, pero el documental sostiene que, por justicia histórica, deberían llamarse La Muralla de los Prisioneros.
Porque su huella, la de quienes las levantaron a golpes de hambre y miedo, sigue enterrada bajo las piedras.