"Orgullo de pertenencia". Ese es el sentimiento que, desde hace unas 48 horas, tienen los trabajadores de la empresa Hipra. Una compañía catalana dedicada a la fabricación de vacunas para animales que ha conseguido el visto bueno de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) para comenzar el ensayo en humanos de su vacuna contra el coronavirus.

Toni Maneu, director de Salud Humana de Hipra, espera poder tener los resultados de sus primeros ensayos en humanos a finales del mes de septiembre. Tras ello, y si todo sale según lo previsto, la idea es probar la vacuna con miles de voluntarios italianos, portugueses y españoles.

El objetivo, explica Maneu en una entrevista con EL ESPAÑOL, es testear esta vacuna como una "dosis booster o de recuerdo" y así aumentar la inmunidad frente a las variantes de personas ya vacunadas.

Presentaron la solicitud para iniciar los ensayos clínicos el día 21 de junio. En mitad de una pandemia como la que estamos viviendo, ¿cree que los tiempos han sido los correctos? ¿Se debería de haber aligerado el proceso?

No lo sé. Haber recibido el ok esta semana estaba dentro de nuestras previsiones y no ha alterado nuestro calendario para iniciar los ensayos clínicos. Si esta aprobación hubiera llegado la semana que viene sí nos hubiera afectado. Pero el contacto que tenemos con la Agencia Española de Medicamentos es bueno: llevamos hablando, con carácter semanal, desde hace algo más de un año.

¿Qué animales han estado involucrados en la fase preclínica?

Como en la mayoría de productos, iniciamos la fase preclínica con ratones y acabamos con cerdos. Nos guste o no, el cerdo es el animal que más se parece a un humano. También probamos con monos. En un par de semanas publicaremos los resultados, pero puedo avanzar que han sido satisfactorios en referencia a todas las variantes de la Covid-19. Era algo que nos preocupaba mucho, queríamos que la vacuna hiciera frente a todas las variantes, incluyendo la india.

La fase clínica A-1B es para la que les ha dado el visto bueno la AEMPS. Probar en un grupo de unas treinta personas.

Esta primera fase es imprescindible y estándar y la N [número de pacientes involucrados] es muy pequeña. En este caso estamos hablando de 30 voluntarios mayores de 18 años a las que vamos a poner dos pautas separadas por 21 días. Son personas sanas que no han pasado la infección ni han estado vacunados. El objetivo es testear y determinar cuál es la dosis adecuada para conseguir el nivel de efectividad que buscamos y mantener ese perfil de seguridad y torelabilidad.

Una vez tengamos esta dosis, podremos pasar a las fases 2B-3 en cuyo protocolo estamos trabajando. Ahí la idea es incluir a personas ya vacunadas porque la estrategia del ensayo clínico para Europa es que sea una vacuna booster [de recuerdo]. En este caso, pondremos sólo una dosis. 

Esta fase, la 2B-3, tiene un coste muy elevado. ¿Van a contar con ayuda de la Administración?

Estamos en contacto regular tanto con el Ministerio de Sanidad como con el de Ciencia, y recibimos una ayuda económica aunque no sé cuánto [La ministra de Ciencia, Diana Morant, comunicó este miércoles que la empresa había recibido un total de 3 millones de euros].

Tampoco sabemos cuánto nos va a costar esa última fase de ensayo porque tenemos que acabar de cerrar el protocolo para saber el número de pacientes. Aunque tienen que ser miles. Para esto tenemos ya una serie de hospitales españoles que nos han dado su consentimiento verbal y estamos también en contacto con un hospital italiano y otro portugués. El objetivo es tener una N de voluntarios muy importante.

En España tenemos una población vacunada bastante elevada, nos acercamos al 70% con la doble pauta completa. ¿A quién irá dirigida esta vacuna, a estas personas o a las que sólo llevan una dosis porque han pasado la Covid?

Es un tema que nos tiene que aprobar la AEMPS. Tenemos que decidir si tienen la pauta completa y qué vacunas les han puesto previamente. También estamos estudiando si podemos incluir personas que hayan pasado la enfermedad. Son cosas que todavía no puedo concretar, pero lo que sí sabemos es que el objetivo es usar la vacuna en personas ya inmunizadas en las que nuestro preparado se demuestre efectivo como vacuna de recuerdo.

También estamos hablando con otros países donde el proceso de vacunación va mucho más lento que en España. Nos están pidiendo la pauta de vacunación completa. Es decir, lo que estamos probando ahora en la fase de ensayo con las 30 personas: una doble dosis y con gente que no ha pasado la Covid-19.

¿Cuáles son, aproximadamente, los tiempos de esta nueva vacuna?

Ahora mismo estamos terminando de redactar los paper de la prueba preclínica que se publicarán en revistas especializadas a finales de agosto. Una vez finalice la fase 1-2A del ensayo (la de la treintena de personas) lo publicaremos también para mediados o finales de septiembre.

Es decir, ¿ven plausible comenzar a fabricar en octubre?

Sí. Para la fase última necesitamos hospitales, que ya los tenemos, y una compañía externa que se encargue de gestionar todo el manejo de la evidencia y la recolección de datos. Como en cualquier ensayo clínico.

Cuando se habla de hacer ensayos clínicos es muy importante la situación epidemiológica en la que esté el país. ¿En qué situación tiene que estar España para que sea un momento bueno para probar la vacuna?

Necesitamos mucha gente vacunada. Cuanta más, mejor, porque eso nos facilitará encontrar más voluntarios. Cuanta mayor cantidad y más rápido encontremos a los voluntarios mejor será.

En el caso de países en los cuales hay muy poca gente vacunada y tienen altos datos de Covid el enfoque es distinto. Allí necesitaremos encontrar gente que no haya pasado la infección, en los que podamos probar la vacuna. Pero este sería un ensayo completamente paralelo.

Su compañía también había puesto en marcha una vacuna de ARN mensajero. ¿En qué ha quedado ese proyecto?

Esto vino en paralelo a la vacuna de proteína recombinante [la que ha aprobado la AEMPS] en colaboración con el Hospital Clínico de Barcelona. Está un poco más retrasada, pero ya tenemos un equipo dedicado exclusivamente a ARN y no sólo pensando en Covid. Este modelo de vacunas ARN abre las puertas a muchas opciones más allá de la vacuna de la Covid-19.

¿El hecho de que su vacuna sea de proteína recombinante les otorga la ventaja frente a la vacuna de Mariano Esteban, del CISC, que supuestamente iba a aprobarse antes que la suya?

Yo entiendo la comparativa que hacen los medios, pero son dos proyectos muy diferentes. Sabemos que en el otro proyecto hay personas muy implicadas que han sufrido un pequeño retraso. No nos alegra en absoluto que el otro proyecto se haya parado. Afortunadamente, he oído que para el año que viene tienen previsto volver a la carga e iniciar los ensayos clínicos. Y, por eso, les tenemos que felicitar.

Aunque estemos todavía en una fase de ensayo clínico. ¿Han hablado con futuros compradores?

Con la Covid todo funciona en paralelo porque la situación lo requiere. Mientras hablamos de iniciar la clínica también hablamos de la producción en octubre. Pero no tenemos una respuesta concreta. Debemos esperar a ver el nivel de demanda de nuestra vacuna en función de cómo salgan los ensayos clínicos.

¿Cuál es su capacidad de producción?

Para este año hemos estimado la producción de 75 millones a partir de octubre, el año que viene de 600 a 900 millones y en 2023 por encima de 1.200 millones de dosis. Si hubiera más demanda, estamos abiertos a opciones para aumentar la distribución. Cualquier ayuda que nos venga será buena.

¿La vacuna se va a fabricar en España o en algunas de las 39 filiales operativas que tienen por todo el mundo?

Aquí, en nuestras instalaciones. En estos momentos estamos fabricando 24.000 millones de dosis de todo tipo. Estamos valorando otras opciones en el caso de que hubiera interés por algún país africano o del sudeste asiático, y que pudiera hacerse la última parte del proceso allí.

África, Asia… En el caso de los países de la Unión Europea, ¿cómo planean que sea la distribución de la vacuna? ¿Mediante un proceso de compra centralizada?

Hemos iniciado las conversaciones con la Comisión Europea y el grupo que han creado para hablar con las compañías. Le vamos presentando toda la información que nos van requiriendo. Tanto el Gobierno como nosotros estamos completamente alineados: hay que ir a Europa, a la Comisión Europea, y no hablar con los países por separado.

¿Qué ha supuesto para la empresa pasar de hacer vacunas para animales a liderar el proyecto de primera vacuna española contra la Covid-19?

Yo llevo poco más de un año en la empresa, pero hay un gran sentimiento de "orgullo de compañía". Recibimos felicitaciones de todos los compañeros. La gente está entusiasmada de poner a Hipra en el mapa y poder aportar valor en este momento.

¿Cuántas personas hay implicadas en el proyecto?

No sé el número exacto. Pero desde que empezó el proyecto hasta la fecha tenemos dos equipos de I+D completamente dedicados a esto [por un lado, la vacuna de proteína recombinada y, por el otro, la de ARNm]. En la parte de producción, hace meses que reclutamos personas semanalmente para que trabajen en la fabricación de la vacuna. Lo mismo ocurre en la sección que tiene que elaborar los documentos técnicos para las agencias. Cada semana, prácticamente, estamos incorporando personal de alta cualificación.

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