El confinamiento domiciliario no está en la agenda actual del Ejecutivo pero sí que flota en el aire ante la evolución de la pandemia. La tibia estabilización de los contagios pierde fuerza ante el aumento de la presión en los hospitales y aunque hace ya diez meses que el virus pervirtió la realidad aún no hay certezas de cómo puede mutar. El Gobierno central se muestra convencido de que podrá doblegar una vez más la curva con las restricciones actuales pero las comunidades (en quienes recae la gestión) quieren tener en sus manos todas las cartas posibles para apostar al juego; incluso la única limitación que ahora tienen: el confinamiento domiciliario.

"[Esta medida] es competencia exclusiva del Estado central (...). No sabemos cómo va a evolucionar la situación y el Estado debería preveer ya la posibilidad total o parcial de un confinamiento si las cifras así lo requieren en las próximas semanas. No plantearlo, no planearlo, sin duda, nos llevará a tomar decisiones tarde y mal", dijo este domingo tajante el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno.

Sus palabras reflejan a la perfección las discrepantes posturas que vienen emergiendo en los últimos días entre las autonomías y el Ejecutivo central. La semana comenzó con un fuego: Asturias, comunidad presidida por los socialistas, pedía el confinamiento domiciliario. Horas después llegarían Ceuta, País Vasco y Castilla y León

Una de las reuniones del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.

Desde el Gobierno de Pedro Sánchez se pusieron manos a la obra para aplacar estos incendios. Primero, en una reunión bilateral en Asturias y, después, en el Consejo Interterritorial de Salud, del que emergió la estrategia definitiva: apurar todas las medidas antes de plantear el confinamiento domiciliario, como han venido haciendo las regiones más afectadas.

"No ha habido una discusión sobre ello, aunque algunas comunidades han expresado que no se puede perder de vista. La conclusión es que hay que darse un tiempo de dos o tres semanas", señaló el ministro de Sanidad, Salvador Illa, tras la cita.

Estado de alarma

Como reflejan las palabras de Moreno, la idea no es que haya regiones que quieran imponer ya la medida sino que llegado el momento dispongan de un marco jurídico que les permita hacerlo.  

Este lunes, las autonomías recuperan todo el control de la gestión con la caída del estado de alarma que decretó hace 15 días el Gobierno en Consejo de Ministros para imponer un toque de queda nacional. A partir de entonces, los Gobiernos autonómicos pueden dejar de aplicar incluso esta medida, aunque ninguna lo ha planteado. El plan va precisamente en dirección contraria: en su mayoría, han anunciado la prórroga de las denominadas por Pedro Sánchez "restricciones de movilidad noctura" (o incluso las adelantaron) y otras tantas, como el cierre de la hostelería.

Con la caída de ese decreto de alarma entra en vigor su prórroga, que aprobó el Congreso de los Diputados el pasado día 29 y que estará en vigor seis meses, hasta el 9 de mayo. Este nuevo texto, que se revisará en cuatro meses y que obliga al presidente del Gobierno a acudir a la Cámara Baja a rendir cuentas cada dos, no da cobertura a posibles confinamientos domiciliarios.

Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados. EFE

Así pues, para atender las peticiones de las comunidades, el Ejecutivo tendría que aprobar un nuevo documento que sí lo contemplara y que tendría que ser aprobado, de nuevo, por el Congreso. En este caso, podría haber una mayoría fácil ya que el presidente del PP, Pablo Casado, aseguró esta semana que estaría dispuesto a respaldar un nuevo confinamiento domiciliario si una comunidad autónoma o el Gobierno consideran que el virus está "absolutamente descontrolado en un área y hay que confinarla". Italia, por ejemplo, ya ha aplicado esta medida en las zonas más afectadas y Grecia, en el conjunto del país.

Templanza

Aún así, el Gobierno quiere apurar hasta el final para hacerlo y son los presidentes autonómicos quienes transforman la medida, no deseable por nadie por los efectos que tendría, sobre todo en términos económicos, en una petición. Sin ir más lejos, el propio Juanma Moreno instó este domingo a los granadinos a permanecer en sus casas en la misma declaración en la que anunció el cierre perimetral de todos los municipios andaluces y de toda actividad esencial a partir de las 18.00, y total en esta ciudad en concreto.

Desde el departamento de Illa se muestran convencidos de que se podrá doblegar la curva con las medidas actuales. El propio Fernando Simón lo ha defendido en reiteradas ocasiones esta semana. "Las medidas van a ser suficientes", afirmó en rueda de prensa, subrayando que las comunidades "todavía no han agotado las medidas" que pueden adoptar con el marco normativo y vaticinando que "probablemente" el confinamiento domiciliario "no llegue a ser necesario".

El principal argumento del Ejecutivo es que desde que se implantan las medidas hasta que surten efecto pasan unos días, por eso Illa viene utilizando desde hace unas semanas la palabra "templanza" en sus discursos. El ministro insiste en que hay que analizar "con rigor, no precipitadamente" las medidas porque lo que no se puede pretender es "tomar decisiones hoy, mañana más y pasado mañana más, sin evaluar el resultado de las que tomamos". La ciudadanía, alega Illa, "no nos entenderá". Sanidad pide un margen de 10 a 14 días, los mismos que han pasado ya desde que se aplicara el toque de queda. 

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