Mariano Jabonero, secretario general de la OEI.

Mariano Jabonero, secretario general de la OEI. Cedida

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Mariano Jabonero, secretario general de la OEI: "Iberoamérica no es periferia: es protagonista de la transición justa"

El optimismo forma parte de su carácter. Y estos días tiene motivos para serlo, tras la celebración de la COP30 que él y su equipo han contribuido a organizar.

Más información: El secretario general de la OEI, en la COP30: "Es el momento de transformar los compromisos en protección real"

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El cansancio no puede con la pasión de este hombre. Lleva la educación en su ADN, y está dispuesto a que se propague por todos los países iberoamericanos. Hace ya muchos años que Mariano Jabonero encontró la horma de su zapato en la labor en la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), de la que es secretario general desde 2018.

Tras la celebración de la COP30, el pasado mes de noviembre de 2025, puede estar orgulloso de haber contribuido a convertir la ciudad de Belém en el epicentro de la acción climática internacional.

Podría hacerse un paralelismo entre Belém, la ciudad brasileña de la Amazonía, sede de la cumbre y Belén, donde según la Biblia nació Jesucristo. En ambos lugares se ha producido un nacimiento que, esperemos, sea tan trascendente en el primer caso como para una buena parte de la humanidad lo fue en el segundo.

En esta COP30 nació una nueva era relacionada con la sostenibilidad que ha dado mucho juego, esa de poner foco en educación, ciencia e investigación, pero también esa de hablar en lenguas indígenas y de contar con sus hablantes.

Y Belém ha nacido como nueva ciudad con infraestructuras y movilidad renovadas, conectividad reforzada y un antiguo aeropuerto convertido en un parque urbano sostenible.

La nueva urbe será además un patrimonio tangible presente y futuro para sus habitantes que disfrutarán de ese mismo lugar que ha reunido a 198 delegaciones, más de 50 jefes de Estado y cerca de 300.000 participantes solo en la Zona Verde —aquella abierta al público—, duplicando la cifra de la COP anterior.

En ese escenario decisivo, y que a una inmensa mayoría le suena tan idílico como el río que da nombre a la zona, la OEI ha desempeñado un papel histórico.

Mariano Jabonero en la COP30.

Mariano Jabonero en la COP30. Cedida

No solo ha sido socio estratégico del gobierno de Brasil, participando en la planificación, la organización, el montaje, la capacitación y el fortalecimiento institucional, sino que puede presumir de haber puesto en marcha procesos que van mucho más allá del evento.

Su secretario general, Mariano Jabonero, repasa el significado, los pormenores y resultados de una cumbre que ha puesto a Iberoamérica en el centro del debate climático global: "El reto de haber llevado un evento como este al último rincón de la tierra es lo que más feliz me hace".

Pregunta: Menudo desafío logístico organizar la COP30 en pleno Amazonas…

Respuesta: ¡Parecía una locura! Cuando el gobierno de Brasil nos planteó primero apoyar el G20 y luego organizar la COP30, entendí que se trataba de un reto histórico. Muchos pensaban que era imposible organizar un evento así en Belém. Y lo primero que tuve muy claro fue que tenía que apuntalar la seguridad jurídica: me reuní con jueces, trabajé para establecer convenios y dar solidez y garantías al proceso.

Desde ahí desplegamos un trabajo intenso: contrataciones, informes diarios, reuniones semanales, coordinación permanente. Ha sido una operación gigantesca y el resultado demuestra que sí, que podía hacerse, y se ha hecho muy bien.

P.: ¿Qué balance hace de la participación ciudadana?

R.: Ha sido espectacular. Se esperaban unas 60.000 personas y finalmente la Zona Verde recibió a cerca de 300.000: jóvenes, docentes, investigadores, líderes comunitarios, organizaciones sociales… Y fue muy importante la participación de pueblos indígenas.

Muchos llegaban en flotillas por el Amazonas, y luego vendían artesanía, collares… y participaban plenamente. Ha sido una COP viva, popular y profundamente participativa. Nuestro stand, 'Iberoamérica Viva', recibió más de 7.000 visitantes, con 118 conferenciantes.

P.: ¿Qué importancia tiene la celebración en la Amazonía?

R.: Muchísima. La Amazonía almacena más de 56.000 millones de toneladas de carbono y concentra alrededor del 70% de la fauna mundial. Es una especie de joya de la corona de la biodiversidad.

Celebrar allí la cumbre ha sido un triunfo para Brasil —el presidente Lula ha demostrado que es un gran líder—, pero también para América Latina, históricamente considerada periferia. Esta vez hemos demostrado que podemos organizar el mayor evento climático del mundo en una región esencial, sensible y estratégica.

P.: ¿Cómo valora el resultado político de la COP30?

R.: Ha sido importante la presencia de varios monarcas, 50 presidentes y líderes, junto con delegaciones de 160 países. En estos momentos en que parece que todos estamos enfadados con todos ha sido fantástico.

La ausencia de Estados Unidos alteró el equilibrio. Es cierto también que los países petroleros ganaron fuerza, que China evitó conflictos y que Europa —que significa solo el 18% de la población mundial— quedó limitada.

Eso explica en parte que el acuerdo final no incluyera una hoja de ruta explícita para abandonar los combustibles fósiles. Pero hubo avances importantes. Por ejemplo, el fondo propuesto por Lula para preservar los bosques, que recibió gran apoyo, especialmente de Alemania, España y Francia.

También me gustaría remarcar la relevancia de una reunión de altísimo nivel del Vaticano, en la que la OEI participó para que fuera posible. En las últimas semanas de vida del papa Francisco, firmamos un convenio con el dicasterio de los obispos, entonces presidido por el cardenal Prevost, hoy papa León XIV.

El Vaticano, con el papa Francisco, siempre predicó el cuidado de la casa común y ha sido muy importante en la Cumbre una reunión en la que han estado los cardenales de diferentes zonas del mundo.

P.: ¿Qué papel desempeñó la OEI más allá de la coorganización?

Hemos contribuido a incorporar educación, ciencia y cultura como ejes de la transición justa. El tema de la investigación es fundamental porque junto con la ciencia ofrecen la verdad, también frente a los negacionistas del cambio climático. Cuando sabemos que la temperatura ha subido 2,8 grados, eso es un hecho innegable, por ejemplo…

Durante la COP lanzamos, junto a otras organizaciones, el programa 'Emprender Clima', una de las iniciativas más comentadas por ofrecer crédito verde, capacitación y tecnología sostenible para micro y pequeñas empresas brasileñas.

También firmamos un acuerdo con la Organización Internacional de la Juventud (OIJ) para fortalecer el liderazgo juvenil iberoamericano en temas medioambientales.

Equipo de la OEI en la COP30.

Equipo de la OEI en la COP30. Cedida

P.: ¿Qué legado deja Belém como ciudad anfitriona?

Un legado enorme. Las obras de macrodrenaje de Tucunduba, Estrada Nova y Murucutu —847 millones de reales, 500.000 personas beneficiadas— han cambiado la vida de la población, reduciendo el riesgo de inundaciones. Se han generado 2.200 empleos directos. El antiguo aeropuerto se ha convertido en el Parque da Cidade, ejemplo de urbanismo sostenible.

En las docas, en el puerto, se ha construido un Museo de Amazonía, zona de restaurantes, centro cultural y ya está lleno de gente. Se facilitó la movilidad con el puente atirantado de Outeiro, el BRT y nuevas rutas urbanas.

La conectividad mejoró con antenas permanentes de internet. Belém es otra ciudad. Pero también fuera de la ciudad han quedado pabellones que se construyeron para la Cumbre, por ejemplo, uno agrícola.

P.: ¿Qué impacto reputacional deja esta COP para Brasil y América Latina?

Lula se consolida como líder global. Tras el G20 y ahora la COP30, está construyendo un liderazgo del sur global. Su política de integración racial ha sido visible, ha constatado que es un país mestizo y lo ha puesto en valor.

Por otro lado, Brasil va a ser el primer país de América del Sur con un tren de alta velocidad, entre São Paulo y Río de Janeiro. En cuanto a América Latina, sale reforzada: el Mercosur, México y Chile mostraron capacidad de actuación conjunta con la Unión Europea.

P.: ¿Y para la OEI?

Aparte de que nos ha dado mucho trabajo, ha sido impresionante hacerlo con gente tan comprometida. Ha habido personas trabajando mañana, tarde y noche… Los voy a llevar siempre en el corazón. Para nosotros el impacto ha sido enorme.

Gestionamos 60 proyectos en Brasil, seis museos, y ahora la organización ha demostrado que es referente operativo internacional. Hemos trabajado día y noche. Tener 600 proyectos activos en la región es un indicador de nuestro compromiso y de la confianza que la OEI genera.

P.: ¿En el Secretario General qué impacto ha tenido?

Ha sido un año con muchos proyectos. Mi verano ha sido un verano brasileño. He perdido el sueño muchos días, pero ni un día he perdido la ilusión. Hoy solo puedo decir gracias a los gobiernos que confían en la OEI y gracias a los cientos de hombres y mujeres que trabajan desde la OEI a favor de Iberoamérica.

P.: ¿Y el futuro inmediato qué le depara?

2026 será decisivo, con la XXX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, el 4 de noviembre. Queremos impulsar una agenda complementaria, en torno a la propia cumbre, con debates políticos, think tanks, foros ciudadanos.

La educación y la formación profesional serán centrales. Necesitamos instituciones fuertes y ciudadanía preparada para afrontar el desafío climático.

Mariano Jabonero en la COP30.

Mariano Jabonero en la COP30. Cedida

P.: ¿Algo negativo de la COP?

En el 'debe' señalo dos puntos. El primero, de ausencias, especialmente la de Estados Unidos. En un evento de este tipo, que debe tener un carácter global de defensa del planeta, lo mejor es que estemos todos. No era previsible que acudiera Estados Unidos, es más la COP tuvo que sobreponerse a cierta hostilidad mediática propiciada por facciones ultraconservadoras.

El segundo fue conato de incendio que se produjo. Es imposible organizar un evento de esta magnitud sin asumir riesgos. Te das cuenta de que una imprudencia puede producir un efecto negativo. Ojalá se hubiera podido impedir porque pudo afectar a la imagen de la COP, sobre todo porque algunos medios empezaron a transmitir unas alarmas que no tenían justificación.

Aparte de eso, la declaración expresa sobre combustibles fósiles hubiera estado bien. Pero la puede haber y además hay un mandato previo, que no está invalidado.