La luxemburguesa Carine Krecké expone su última obra 'Perdiendo el norte'.

La luxemburguesa Carine Krecké expone su última obra 'Perdiendo el norte'. Cedida

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Carine Krecké, la artista que expone la destrucción de los suburbios de Siria en imágenes: "Solo hacía falta mirar"

Después de ver unas fotografías del impacto de la guerra en la ciudad de Arbin, la luxemburguesa inició un trabajo de investigación que sale ahora a la luz.

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En junio de 2018, se topó "casi por casualidad" con fotografías de guerra publicadas en Google Maps por un usuario sirio. En ellas, se podía ver una ciudad en las afueras de Damasco, llamada Arbin, reducida a polvo.

Hasta la fecha, Carine Krecké (Luxemburgo, 1965) había ignorado "casi todo" lo relacionado con el terrible conflicto que devastaba Siria desde 2011. Ni siquiera había oído el nombre de la localidad que ahora la embaucaba. Pero convertirse en testigo de aquellas instantáneas lo cambió todo.

"El contraste entre la banalidad de la herramienta de Google Maps y la cruda violencia de esas imágenes en modo Street View, me conmovió profundamente", confiesa a ENCLAVE ODS. Y es que, visto desde el cielo, Arbin ya no era una ciudad, apenas la huella de haberlo sido algún día.

Era, tal y como explica la artista luxemburguesa, "un desierto de escombros que se extendía mucho más allá de las afueras de Damasco". Pero, pese a su cercanía a la capital, la historia de Arbin permanecía oculta, lo que dejaba mucho que pensar a Krecké: "En principio, el mundo habría podido verlo, debería saberlo. Estaba ahí, ante nuestros ojos. Solo hacía falta mirar".

Y así, casi sin quererlo, y de la mano de su hermana gemela Elisabeth Krecké, tomó la decisión de iniciar la que ahora es su última exposición, Perdiendo el norte.

El arte de la creación

A lo largo de su obra más reciente, Krecké combina la investigación geopolítica, el arte visual y la narrativa. Pues, dice, "creer que el rigor pertenece únicamente al ámbito documental o científico sería un error. El arte exige también una disciplina conceptual, una ética y una honestidad intelectual".

Motivo por el que, insiste, "este trabajo se apoya en una exigencia de exhaustividad y verificabilidad de datos cercanos a las investigaciones científicas y jurídicas, al tiempo que adopta los modos propios de visualización y narración del arte contemporáneo".

Y es que en Perdiendo el norte, apunta Krecké, "todo se entrelaza, se complementa y, a veces, se contradice. Esa heterogeneidad no es únicamente analítica o narrativa, también es afectiva y sensorial". Porque, dice, para ella la clave del arte no está en ilustrar datos, sino en "lidiar con la manera en que estos se perciben".

Fotografía aérea de Google Earth de la destrucción en las afueras de Damasco, Siria.

Fotografía aérea de Google Earth de la destrucción en las afueras de Damasco, Siria. Cedida

Comenzó analizando las imágenes satelitales para "intentar comprender" lo que había ocurrido en la región de la Guta, en concreto, alrededor de Arbin.

Pronto entendió que "era necesario ampliar el campo de análisis e ir más allá de las huellas visibles o legibles de la guerra". Porque es ahí donde, asegura, "la mirada artística se vuelve esencial para explorar lo que bulle en los bajos fondos de la imagen".

Ahora, la artista define su última propuesta como un "mapa sensorial", pues, explica, "no se trata de cartografiar un territorio físico o geográfico, sino un espacio trastocado por dudas y emociones. En resumen, un margen donde uno acepta perderse para ver mejor".

El objetivo de Krecké no es consolidar un relato, sino subrayar "la precariedad" de su saber, "la ambigüedad" de sus fuentes y el "desmoronamiento" de sus referencias. Y por eso, dice, su intento constante por "desenredar lo verdadero de lo falso y navegar entre puntos de vista violentamente opuestos, en el corazón de un conflicto de una extrema complejidad".

Fue así como creó lo que hoy es Perdiendo el norte, un "inmenso corpus de imágenes y datos en bruto" a los que consiguió dar forma, acompañado de cinco cortometrajes experimentales, un texto literario en forma de diálogos y un dibujo digital de gran formato que representa una escena genérica de guerra.

En resumidas cuentas, conformó un espacio en el que, asegura, "el espectador no está llamado a ser un receptor pasivo, sino un coproductor de un saber sensible". Y lo explica: "Circula libremente entre las obras, las conecta, las pone en tensión. Lo que ve lo interpreta. Lo que se le escapa lo intuye. Está invitado a sentir las cosas más que a comprenderlas".

Emociones a flor de piel

Durante los años de investigación, Krecké tuvo que hacer frente a una ingente cantidad de fotos y vídeos "insoportables". Atravesó momentos de "verdadera angustia", pero, pese a ello, abandonar el proyecto nunca entró en sus planes.

"Me sentía comprometida, a veces demasiado, hasta el punto de perder toda distancia. Eso también es perder el norte", confiesa la luxemburguesa.

"Elegí no mostrar ninguna de esas instantáneas impactantes. No por censurarlas, sino porque no me pertenecen. [...] En cambio, realicé lo que llamo 'imágenes de sustitución', que evocan, de manera más o menos directa, los lugares o las escenas que no tenía autorización para mostrar en las películas".

Carine Krecké presenta 'Perdiendo el norte', su última exposición.

Carine Krecké presenta 'Perdiendo el norte', su última exposición. Cedida

La cuestión es que, como Krecké, son muchos los hombres y mujeres que hoy día sienten cierta desconexión hacia las fotografías de guerra, pues nos llegan de manera constante desde Gaza o Ucrania.

"De alguna manera, todas son iguales, intercambiables. Ciudades destrozadas, cadáveres, campos de ruinas, oleadas de refugiados, vidas fracasadas. El caos y el sufrimiento se repiten, una y otra vez, y desde hace tiempo el mundo parece haber terminado por cansarse de ello", asegura la artista.

"Cuanto más brutal es una imagen, mejor se vende. Sin embargo, la proliferación de instantáneas de atrocidades conduce a la banalización de la violencia. Y, al final, el mensaje deja de llegar. Al ver ese horror una y otra vez, nuestra sensibilidad se embota. Nos acostumbramos. O bien, apartamos la mirada", añade.

Un 'laberinto' de información

El proyecto, que se expone en los Rencontres d'Arles de 2025 en la Capilla de la Charité, espera que el espectador "se tome el tiempo de mirar la exposición". Algo que asegura haber sido "más sencillo de lo que imaginaba", pues "los visitantes comprenden pronto que no están ahí para recibir un saber de mi parte, sino para vivir ellos mismos una experiencia de investigación empleando sus propias intuiciones e interpretaciones".

Y es que, dice Krecké, esta postura activa "obliga a cada uno a confrontar sus propias percepciones, sus sesgos y su propio lugar frente a las imágenes de la guerra".

Sin embargo, Perdiendo el norte es mucho más que una obra. "Es un vértigo en el que los puntos de referencia se confunden, donde se avanza a la vez a ciegas y en una especie de visión aumentada. [...] Es como un viaje en el que se pierde el control para dejarse llevar por lo que ocurre", explica la artista.

Se trata de un estado mental que ha guiado las decisiones de vida de Krecké, una y otra vez. Y así lo explica: "Habitar este vértigo significa negarse a fijar las cosas, permanecer en una condición donde la percepción, la duda y la interpretación están siempre en un primer plano. Nunca he buscado realmente abandonar ese estado".

En lo que a la muestra se refiere, la artista afirma que la caída del régimen de Assad, en diciembre de 2024, puso "punto final" a su carrera a través del mapa mental de Siria. Aunque, pese a ello, se resiste a afirmar que el proyecto esté cerrado, porque, como ella misma dice, "no se sale realmente de un territorio así".

Carine Krecké junto a su hermana gemela Elisabeth Krecké.

Carine Krecké junto a su hermana gemela Elisabeth Krecké. Cedida

Por el momento, la obra volverá a exponerse en Luxemburgo en 2027 en el Casino Forum d’Art Contemporain, en el marco del Mes Europeo de la Fotografía, partiendo de una escenografía diferente a la de Arles. Y, mientras las vías abiertas se esclarecen, Krecké se mantiene expectante sobre lo que le deparará el destino.

"La distancia también me permitirá medir, con más lucidez, lo que ocurre con la Siria post-Assad, un país todavía atrapado en las turbulencias, donde el futuro se juega entre frágiles esperanzas y amenazas persistentes", concluye la luxemburguesa.