
María Ruiz junto a su hija, Sofía Fonseca, frente a su pequeña 'lavandeta'.
El imperio de la lavanda ya no está en Brihuega: Luz María y su familia crearon el primer centro de interpretación de España
Los Ruiz llevan más de 20 años dedicando su vida a esta aromática, pero fue en 2019 cuando decidieron que era el momento de dar a conocer sus propiedades.
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A los pies de los Montes de Torozos, a escasos kilómetros de la frontera con Zamora, pero todavía en territorio vallisoletano, un pueblo de menos de 300 habitantes —282, para ser exactos— esconde un secreto.
La torre de su castillo ya avisa a la lejanía de su imponencia, y desvía la vista de los curiosos del verdadero tesoro de esta tierra castellana: sus frondosos e inmensos campos de lavanda que, a estas alturas del año, ya se encuentran en plena floración.
Por eso Tiedra (Valladolid) tiene algo especial. Justo cuando cae el sol, en su atardecer se funden el color anaranjado de un sol que alumbra las últimas horas del día y el violeta de los espliegos, con el azul celeste de un cielo profundamente despejado.
Y es justo ahí, en esta particular 'Toscana vallisoletana', donde Luz María Ruiz y su familia han montado su propio 'imperio'. El legado de sus parientes agricultores hizo de ellos gente de campo, que vieron la oportunidad de dedicar toda su vida a esta lamiácea aromática.
"Hace más de 20 años que empezamos", rememora Luz, que es quien ahora lleva las riendas del clan Ruiz. Corría el año 2000, "había una extensión de cultivo de lavanda importante" pero, asegura, "nadie hacía nada con ello".
Fue el momento en el que sus padres se jubilaron cuando, después de que tras un largo relevo generacional que provenía ya de sus abuelos y bisabuelos, tuvieron que decidir qué hacer con las tierras heredadas.

Paisaje de lavanda en los campos de Tiedra (Valladolid). Tiedra de Lavanda
"El cereal requiere muchas hectáreas, tractores y maquinaria muy grandes. Además, el de mis abuelos no había crecido lo suficiente, y no podía dedicarme a ello. Fue así como se nos encendió la bombilla. Había muchísimo excedente de lavanda, pero aquí nadie lo trabajaba, y nos pareció un cultivo alternativo interesante". Pero aún no sabía de todo su potencial.
Por eso, lo que comenzó en principio como una tierra de labranza se convirtió, gracias a una gran inversión de los ahorros de la familia, en 'Tiedra de Lavanda', el primer y único centro de interpretación dedicado a esta aromática en España.
Un negocio en transformación
Se podría calificar a la familia Ruiz como los pintores del campo tiedrano. Lo que antes era tierra de espigas doradas, se fue tornando violeta a medida que crecía y florecía su lavanda. Es una lamiácea que, por sí misma, no tiene mucho más valor que el estético, pero en su interior alberga un potencial que, para muchos, aún es desconocido.
"Nosotros no comercializamos la planta en sí", aclara Luz. "El valor principal de la lavanda es su esencia, un concentrado muy potente, aromático, que tiene propiedades antimicrobianas, relajantes, antisépticas y que también, por supuesto, sirve para hacer fragancias".
Pero obtener este preciado producto no es trabajo fácil. "Ya no es sólo plantar y cosechar, es el proceso de destilar", apostilla la dueña de estos campos. El proceso se realiza en grandes remolques, capaces de albergar toneladas de lavanda. Y es que, de 100 kilos de planta, tan sólo se obtiene un litro de esencia.
"Es mucho esfuerzo para lo que en realidad se obtiene", confiesa. Pero aun así, logró hacer frente al reto. La acogida de esta esencia en el pueblo fue tal que, ocho años después, se vieron obligados a construir una nave donde realizar este proceso de una manera más ágil y rápida.
Gracias a ello, venden entre 10 y 15 toneladas al año, destilados en unos 300 remolques. Pero, lejos de limitarse, Luz y su familia han hecho de la lavanda un negocio en transformación. En su tienda se pueden encontrar cremas, geles de baño, champús, aceites, mieles, licores e, incluso, chocolate.
"La gama de productos se fue ampliando y, a lo largo de los años, nos fuimos encontrando con que la gente se sorprendía de todo lo que se podía hacer con la lavanda y cuáles eran sus propiedades. Preguntaban porque les generaba mucha curiosidad", así que, en 2019, Luz dio el salto.

'Tiedra de Lavanda', el primer y único centro de interpretación de España.

Remolques donde se realiza la destilación de la lavanda.
Con el objetivo de despejar todas las dudas y de hacer una divulgación sobre todo lo desconocido que entraña a esta aromática, creó el primer y único centro de interpretación de la lavanda que existe en España.
Esto cambió por completo el concepto de negocio que tenían hasta ahora y, añadieron a sus ventas, visitas guiadas por una pequeña nave a la que han dedicado mucho esfuerzo bibliográfico.
A lo largo del recorrido se encuentra la historia de esta planta, sus usos, beneficios, su distribución a lo largo de un mapa, y hasta las fuentes literarias en las que se hace referencia a esta aromática. Porque desde Shakespeare hasta Lorca, todo el mundo hablaba de ella.
Pero eso no es todo. Este centro no para de reinventarse y ahora cuentan, incluso, con jornadas recreativas, talleres de elaboración de productos, y hasta clases de mindfulness donde aprender a respirar en un entorno privilegiado con un olor sin igual.
La 'lavandeta'
Como planta de gran poder, pero también de una bella estética, la familia Ruiz se dio cuenta de que la estética de estos campos sigue siendo uno de los mayores reclamos de los turistas. "Y más en la era de las redes sociales, donde todo el mundo quiere la mejor foto", apunta.
Son cientos y cientos de personas los que, cada verano, se acercan hasta Tiedra para disfrutar de su paisaje. Y es entonces cuando se topan con el negocio de Luz, donde no pueden dejar de entrar a descubrir curiosidades y, de paso, gastar algún dinero.

La 'lavandeta', en el jardín de 'Tiedra de Lavanda'.
"Pero fíjate qué atardecer, dan ganas de tomarte algo mientras disfrutas del paisaje", reclamaban los turistas al lamentar despedirse. Y Luz se quedó "con la copla".
Cogió todas las sugerencias y, como mezcladas en coctelera, dieron como resultado lo que ella llama "La lavandeta", una furgoneta transformada en barra de bar que, alojada en el jardín, conforma una zona chill out donde ya, por fin, las personas que acudan podrán descansar mientras disfrutan de su cerveza de color a juego con el paisaje.
Porque sí, con la lavanda también se hace cerveza. Llevan tan sólo unos pocos años comercializándola, pero ya se ha convertido también en un reclamo popular de esta tierra castellana.
Una inversión que ahoga
Aunque Luz está muy contenta por la acogida que tiene 'Tiedra de lavanda', confiesa que aún no ha conseguido recuperar su inversión inicial. "Encima abrimos justo antes del COVID, fíjate que puntería", recuerda lamentándose.
Las restricciones que trajo la pandemia, sumadas a una ubicación dentro de la Castilla despoblada, hacen que, fuera de la frontera castellana, este santuario lavandero sea aún un punto desconocido de la geografía española.
"Quizás el mayor reclamo se lo lleva Brihuega, en Guadalajara. Es como el punto más famoso de la península, y allí muchas familias viven de ello. Pero aquí sólo estamos nosotros, y a veces es duro hacer frente a determinadas épocas del año", revela Sofía Fonseca, la hija de Luz.
Así, con mucho esfuerzo y sacrificio, Luz dedica su día a día a que su negocio siga creciendo. Cree que va "por buen camino", y con paciencia, cariño y, sobre todo, "mucha imaginación", poco a poco la familia Ruiz sigue con su misión de intentar poner a Tiedra en el mapa.