Elena Martín.

Elena Martín. Alex Sardá

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La reivindicación sexual de Elena Martín, la cineasta española que triunfa en Cannes

Hablamos con la directora de cine Elena Martín, quien participa durante estos días enel Festival de Cannes. Lo hace con Creatura, su segunda película, una obra quereivindica el deseo sexual femenino.

21 mayo, 2023 01:35

A sus 31 años, el nombre de Elena Martín ya figura junto a los más grandes del panorama cinematográfico mundial: su segunda obra como directora, Creatura, acaba de estrenarse en la Quincena de Cineastas del prestigioso Festival de Cannes. Una sección paralela que busca propuestas de nuevos talentos y escrituras cinematográficas singulares. 

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En la película, la cineasta catalana cuenta -y también protagoniza- la historia de Mila, una joven que se enfrenta a sus traumas y bloqueos relacionados con las malas experiencias sexuales de su pasado. A través de este argumento, se pone el foco en la manera en que las mujeres experimentan y viven su propia sexualidad, explorando las consecuencias de tener que vivir en una sociedad en la que el deseo sexual femenino todavía queda en un segundo plano.

¿Cómo estás viviendo estas últimas semanas desde que se anunció la participación de Creatura en Cannes?

Con mucha ilusión, aunque también con muchos nervios... es una alegría muy grande y una validación de mi trabajo y de mi mirada, lo cual me hace muy feliz.

¿Qué implica, a nivel profesional, llevar tu película a un festival como el de Cannes?

Pues es un primer paso increíble. Un festival como el de Cannes te abre la posibilidad a hacer grande la película, a que viaje por territorios, a que llegue a gente de distintos contextos... es una ventana brutal y eso me hace muy feliz porque es un proyecto del que yo estoy muy convencida y muy enamorada. Aunque tampoco sé lo que vendrá después de esto, porque como no he estado nunca…

En la película, hablas sobre el redescubrimiento de la sexualidad y de los traumas de la infancia y de la adolescencia que llevan a Mila, la protagonista, a tener conflictos con su propio cuerpo. ¿Por qué decides contar esta historia?

Tuve la idea hace ya más de cinco años. Surgió de un proyecto teatral que yo estaba haciendo en el que explorábamos la sexualidad y el deseo. Entonces, lo empecé a comentar con una terapeuta y amiga que nos acompañó durante el proceso. Y cuando empiezas a indagar en el tema del sexo, comprendes los distintos despertares sexuales y el impacto que tienen en la vida de las personas, así como su relación con el deseo. Así que quería contar esta historia para poder profundizar sobre un tema que yo creo que se ha hablado muy poco.

¿La historia de Mila nace de algún testimonio real?

Su historia es un conjunto de varias experiencias reales. En el proceso de escritura de guion, junto a Clara Roquet, hicimos muchas entrevistas. Y ahí nos dimos cuenta de que todo el mundo tiene experiencias muy particulares en relación con el sexo y con su propio cuerpo. Y muy poca gente se siente plenamente cómoda, lo que me parece muy grave.

En una sociedad en la que no hay apenas educación sexo-afectiva, ni emocional, ni basada en el consentimiento, ni en el respeto, debe ser muy común que existan muchos casos como el de Mila, ¿no?

Es muy común, hay muchos casos de gente que sufre unas consecuencias más graves que las que sufre Mila, otras lo sufren de forma más sutil. Y, como dices tú, no existe una educación sexual ni emocional, y hay muy poco conocimiento. Y los padres y las madres tampoco saben cómo transmitírselo a sus hijos. Todavía hay ideas muy equivocadas sobre la sexualidad infantil y esto es algo que he aprendido durante el proceso de escritura de esta película porque no es algo que esté en las conversaciones comunes.

Elena Martín.

Elena Martín. Alex Sardà

¿Qué parte de culpa tiene la influencia de la pornografía en las relaciones sexuales?

Para mí el problema de la pornografía es que es la única referencia del sexo en muchos jóvenes. No es un producto audiovisual que te enseñe a conectar con el placer ni con el deseo, es una visión muy estetizada y externa de lo que es el sexo. Además, la mayoría de pornografía reproduce roles de género sexistas y erotiza la violación sobre la mujer. Por otro lado, tampoco educa sobre el placer. No hay pornografía que te enseñe dónde está el clítoris y qué sientes cuando te tocan los labios externos, por ejemplo.

En la película se muestra también cómo se prioriza el deseo masculino, mientras que el deseo femenino queda en un segundo plano durante una relación sexual. Si el hombre eyacula, se acaba el coito, independientemente del placer de ella. ¿Eso afecta también a la forma que una mujer puede entender el sexo?

Esto es algo muy común, pero en la película lo que queríamos explorar más, sobre todo en la edad adulta de la protagonista, es que es muy habitual retratar un problema sexual en una pareja desde la perspectiva de que el hombre siempre tiene mucho deseo y siempre quiere hacerlo, mientras que a la mujer le cuesta más... la realidad que yo vivo a mi alrededor, con mis amigas heterosexuales, es que hay mucho más miedo por parte de los hombres heteros a intimar, a abrirse en el sexo, a explorar cosas, a dejar que te toquen el alma cuando follas... 

El personaje de Mila está en un proceso de búsqueda y deseo sexual porque se encuentra bloqueada por las experiencias pasadas y quiere salir de ese bloqueo y disfrutar de verdad con su pareja. Queríamos hablar de cómo su pareja no siente que Mila tenga un problema tan grande, porque socialmente no le han estigmatizado y le da miedo probar cosas nuevas con ella porque no sabe adónde va a llegar. No sabe qué hay detrás de esta búsqueda… por tanto, más que priorizar el deseo masculino, que también está en la película, para mí el foco estaba más en la reivindicación que hace ella para experimentar cosas nuevas con su pareja.

También sobrevuela la idea de la aceptación masculina, de que hay que gustar a un hombre para estar segura de una misma.

Yo creo que la adolescencia es una época muy cruel en ese sentido porque hay una necesidad muy grande de ser aceptada, y eso sigue pasando. Con las actrices y actores que participaron en la película tuvimos un diálogo muy abierto sobre cuán cerca se sentían de esto que estábamos contando. Y me dijeron que se sentían representadas.

Todavía, a día de hoy, se cuestiona y se juzga a las mujeres en función de la cantidad de relaciones que tienen. Con lo cual, ese juicio social hace que acabes desconectándote sobre lo que tú realmente quieres y buscas. Y todo por la presión de satisfacer la mirada externa. Y eso le pasa a Mila aunque, de alguna forma, también le pasa a los chicos, lo que pasa es que para ellos seguramente conlleva consecuencias menos traumáticas. Los chicos muchas veces representan un rol con el que tampoco se sienten representados de verdad.

Parece que hay también mucho tabú todavía con el hecho de que existan otro tipo de masculinidades…

Para mí hay algo muy bonito en la película a través de uno de los personajes masculinos, que de alguna forma adopta una posición observadora. En un momento, dice que él no liga porque no es malo y no sabe pegar, a diferencia del resto. Ahí se puede intuir que para él también es cruel está dinámica en la que tienes que seguir un rol establecido para gustar a la gente.

En la película, la masturbación también se muestra como uno de los momentos de mayor placer sexual para ella. También se puede interpretar como un acto de empoderamiento y de reconciliación con su cuerpo… ¿sigue siendo el placer femenino un tema tabú?

Desde luego que sigue siendo un tema tabú. Por suerte cada vez se habla más sobre la masturbación femenina, pero también en según qué círculos. Todavía se habla con más naturalidad de hacerse pajas que de hacerse dedos, y eso es una realidad. Y es importante conocer tu cuerpo, saber qué te gusta y que no, porque hay muchas mujeres adultas que todavía tienen una relación muy difícil con la masturbación. Mujeres que no suelen tocarse o que no se han tocado nunca con casi treinta años. Y si lo hacen les da pudor admitirlo.

Cuando tienes esta desconexión con tu sexualidad, hay que preguntarse de dónde viene eso. Viene, en parte, de esa mala educación sexual que hemos recibido en la que te dicen que no te tienes que tocar. Aunque es cierto que, cada vez más, las mujeres hablamos más sobre el tema, porque también es una forma de disfrutar y conocernos a nosotras mismas cuando las relaciones sexuales con otras personas pueden llegar a ser traumáticas e insatisfactorias.

Precisamente, hablando de educación sexual, en la película se nos muestra una figura paternal sobreprotectora que alberga cierto machismo en cuanto a la sexualidad de su hija.

Sí, y no se trata de un padre especialmente machista en una visión global de la sociedad. No es un extremo castrador, pero justo por eso resulta muy confuso para Mila: por un lado siente que puede contar con él, pero este tema no se toca. Y esto pasa mucho.

Cuando estableces una relación de confianza con tus padres pero el tema de la sexualidad es tabú, ese secretismo provoca que asocies el tema del sexo con cosas negativas. Y tiene miedo de lo que le pueda pasar a su hija, la intenta proteger, pero se pone a él en el centro. Pone su miedo por delante de la protección. No le marca ninguna pauta ni le da ningún consejo para que las relaciones sexuales de su hija sean seguras y satisfactorias. 

Le dice que no quiere hablar de ese tema con su hija porque le incomoda. Entonces hay como una especie de abandono en ese sentido. Y eso provoca que muchas jóvenes tengan sexo sin pensar en ellas mismas y en su placer, o accedan a tener sexo casi por inercia. Y el deseo y el sexo no son malos en sí mismos, pero para eso tienes que enseñar a tus hijos a que pongan límites, a que respeten su cuerpo, a que te pidan ayuda cuando la necesiten.

Elena Martín.

Elena Martín. Alex Sardá

Cada vez hay más directoras de cine en nuestro país, con lo cual, la mirada también está cambiando, ¿por qué es importante que existan proyectos con una perspectiva feminista?

Yo creo que deben existir proyectos con una perspectiva feminista independientemente de quién los dirija. Sería muy interesante que saliesen más proyectos dirigidos por hombres en los que se representen nuevas formas de masculinidad o en los que se haga autocrítica.

No creo que las mujeres tengamos que cargar con toda la responsabilidad de cambiar un sistema social, porque entonces no lo vamos a conseguir. Es muy importante que haya variedad de puntos de vista. Por desgracia, la mayoría de directoras que estamos saliendo pertenecemos, de alguna manera, a un mismo contexto social, aunque existan diferencias. Y la pluralidad de miradas en el cine y en la cultura es fundamental y es muy sano. Aunque queda mucho por hacer.

Ahora que hay mucho debate alrededor de la ley del ‘solo sí es sí’, ¿crees que se ha tergiversado un poco el discurso? ¿Qué opinas de la polémica?

No tengo suficiente información sobre lo técnico para poder opinar sobre ello, pero desde luego, pienso que cualquier cambio de paradigma lleva reajustes y siempre habrá quienes aprovechen un cambio para malinterpretarlo, y no por eso tienen que dejar de existir estos cambios. Todo necesita un periodo de adaptación. Y si hay cosas que no funcionan se deben redirigir, pero no ir hacia atrás.

Es un tema gravísimo, los números son escandalosos. Yo no conozco ni a una sola mujer que no haya sufrido algún tipo de abuso. Y esto no puede pasar en un estado que se supone que se adhiere a los derechos humanos. Y no soy jueza ni me dedico a la política, pero está claro que hay que hacer algo.

En la película no se muestra una violación sexual de forma explícita, pero sí que la protagonista tiene malas experiencias sexuales que la llevan a tener un trauma. Es como mucho más sutil pero por eso no debe de ser menos importante, ¿no? 

Hay muchos tipos de abusos. Y podríamos poner en duda si Mila ha sufrido o no una violación. ¿Si no hay consentimiento pleno o existe una insistencia no es violación? Evidentemente, hay cosas más graves que otras pero no necesariamente eso te salva de tener ciertos bloqueos o traumas. Mila sufre ciertas violencias del sistema que le hacen sentir vulnerable y le marcan a nivel sexual en varios momentos de su vida generándole un trauma. Y, como consecuencia de ello, no tiene seguridad sobre sí misma ni sobre su propio cuerpo.

Sin embargo, la mirada sobre Mila en la película no es una mirada condescendiente, no se la revictimiza de ninguna manera. Al contrario, se reivindica su derecho a tener una vida sexual sana.

Eso yo también lo veo en mis amigas, o en mi madre y mi abuela. También los veo en mis amigas trans o en mis amigos gais. Cuando desde joven has tenido que superar pequeñas heridas, llega un momento en el que tienes ganas de superarte y de sentir placer. No podríamos haber sido condescendientes con ella porque ni ella ni nadie necesita esa condescendencia.