En un mundo marcado por distintas crisis convergentes, como el sobreendeudamiento, la emergencia climática, desigualdad, y conflictos armados, la financiación para el desarrollo enfrenta varios grandes retos.

La desconfianza en el sistema multilateral se profundiza ante promesas incumplidas y la retirada de actores clave como Estados Unidos y la capacidad de respuesta.

En este contexto, la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (FfD4) en Sevilla representa una oportunidad histórica para pasar de promesas a hechos.

Para que Sevilla marque un verdadero punto de inflexión, no basta con redactar declaraciones, se requiere de plataformas de seguimiento y de países dispuestos a liderar con hechos más que con palabras.

El futuro de la financiación para el desarrollo dependerá de nuestra capacidad colectiva para convertir los compromisos asumidos en Sevilla en acciones tangibles y sostenibles.

Las prioridades de Sevilla

El Outcome Document de Sevilla establece siete áreas clave para construir un sistema financiero internacional más justo y sostenible. Estas áreas representan desafíos estructurales que requieren voluntad política y cooperación efectiva. 

Primero, en recursos públicos nacionales, se busca fortalecer las capacidades fiscales, combatir los flujos financieros ilícitos y avanzar hacia una tributación global más equitativa.

La pérdida anual de medio billón de dólares por evasión fiscal afecta gravemente a los países más pobres, imposibilitando su capacidad de invertir en áreas que permitan su desarrollo.

Las finanzas privadas deben alinearse con el desarrollo sostenible. Sevilla debe enfocarse en reducir el costo de las remesas, actualmente en un promedio global del 6,35%, a menos del 3%, como exigen los ODS. Esto podría tener un impacto sustancial en países donde las remesas representan una gran parte de su PIB.

En relación con cooperación internacional para el desarrollo, los países deben cumplir con su compromiso de destinar el 0,7% de su Ingreso Nacional Bruto (INB) a la Asistencia Oficial para el Desarrollo (AOD), una meta lejana considerando que actualmente solo alcanzan el 0,37% y muchos donantes han reducido sus contribuciones este año.

Se debe dejar atrás el enfoque asistencialista, reforzar la cooperación Sur-Sur, y quizás valorar más el uso de herramientas para medir el desarrollo como el TOSSD, avanzando hacia un modelo de cooperación que ayude a cerrar la brecha de desarrollo actual de cuatro billones de dólares.

Se subraya la necesidad de reformar el sistema de comercio internacional, que actualmente excluye a los países menos desarrollados, teniendo menos del 1% de las exportaciones globales.

Sevilla debe manifestar su compromiso en la defensa de un sistema de comercio multilateral justo e inclusivo frente a la fragmentación y el proteccionismo. Será uno de los pilares más complicados en los que avanzar.

Sobre deuda, muchos países están en situación de sobreendeudamiento o en alto riesgo de estarlo. Más de 50 países en desarrollo gastan más en el servicio de la deuda externa que en salud y educación.

Se aboga por mecanismos de reestructuración más justos y el uso efectivo de los Derechos Especiales de Giro (DEG) como instrumento anticrisis.

En cuanto a la gobernanza financiera internacional, esta sigue marcada por un reparto desigual de poder, con instituciones como el FMI controladas en gran parte por países desarrollados.

Se reclama una mayor representación del sur global, una redistribución efectiva de los Derechos Especiales de Giro hacia quienes más los necesitan y el abandono de condicionalidades que limitan la inversión social. 

Finalmente, se debe cerrar la brecha en ciencia, tecnología e innovación: hoy, el 80% de la inversión en I+D se concentra en solo siete países. Crear marcos de cooperación para el desarrollo tecnológico y cerrar la brecha de financiación tecnológica permitirá una mayor innovación digital.

Estos siete pilares no funcionan de manera aislada, sino que son instrumentos interconectados, potenciando una transformación sistémica. Su implementación efectiva marcará la diferencia entre otro acuerdo más y un verdadero paso hacia el desarrollo global sostenible.

¿Basta con un 'outcome document'?

Al no ser un instrumento legalmente vinculante ni contar con mecanismos formales de seguimiento o rendición de cuentas, Sevilla corre el riesgo de sumarse a la larga lista de acuerdos que no pasan del papel a la práctica. Su impacto real dependerá completamente de la voluntad política de los Estados. 

Frente a este desafío, España ha impulsado la creación de la 'Plataforma de Sevilla para la Acción', un espacio destinado a monitorear compromisos y sus implementaciones.

Esta propuesta busca romper con el estancamiento que ha caracterizado conferencias anteriores, cuyas declaraciones, aunque ambiciosas, carecieron de estructuras de implementación.

Igualmente, se propone la creación de 'coalitions of the willing', en donde países comprometidos, incluso ante la ausencia de consenso global, puedan avanzar partes de la agenda.

Estas coaliciones podrían liderar avances concretos como la reducción de los costos de remesas al 3% o el fortalecimiento de la cooperación fiscal multilateral.

Este enfoque permitirá remediar los problemas que emergen ante la falta de unanimidad, permitiendo que países con objetivos y visión similar avancen en áreas prioritarias.

Pero para que esto suceda, los resultados de Sevilla deben de establecer un equilibrio entre lo que es intelectualmente ambicioso y lo que es políticamente factible.

De la promesa al progreso

Sevilla no resolverá todos los desafíos del sistema internacional, pero sí puede marcar el inicio de una nueva era de cooperación efectiva, que garantice un verdadero desarrollo sostenible.

En un momento de desconfianza y fragmentación, la credibilidad en el multilateralismo será puesta a prueba si estos esfuerzos no se transforman en resultados tangibles. 

Pasar del papel a la realidad requerirá de una plataforma de acción resiliente y coaliciones comprometidas que lideren con voluntad. Si no se transforma en progreso tangible, Sevilla será otra promesa vacía.

Convertir compromisos en hechos hará de esta conferencia el momento clave en el que el multilateralismo resurgió como una fuerza transformadora y catalizadora del cambio.

*** Borja Santos Porras, Vicedecano School of Politics, Economics and Global Affairs, IE University.