En la actualidad, el sector inmobiliario destaca como el principal emisor de gases de efecto invernadero, representando el 37% de las emisiones globales. Para lograr los objetivos de cero emisiones netas acordados a nivel mundial, es fundamental que el entorno construido se adapte de inmediato. Sin embargo, esto implica una inversión anual de cinco billones de dólares, lo cual representa un desafío para los diferentes responsables de reducir el impacto ambiental de los inmuebles. 

En este sentido, el sector inmobiliario desempeña un papel crucial en la lucha contra el cambio climático debido a su contribución significativa hacia las emisiones de carbono. Es esencial que las empresas inmobiliarias y los inversores comprendan plenamente esta situación y adopten medidas efectivas para reducir su impacto negativo en el medio ambiente.

El primer paso para abordar este desafío es medir de manera precisa y transparente el rendimiento ambiental de los inmuebles. Para ello, se deben recopilar datos de alta calidad sobre las emisiones de los edificios, tanto en su uso como en su construcción. La iniciativa del Grupo de Trabajo sobre Divulgaciones Financieras Relacionadas con el Clima (TCFD, por sus siglas en inglés) proporciona un marco útil para informar sobre las emisiones en los diferentes ámbitos.

Si bien es esencial minimizar las emisiones relacionadas con la construcción de nuevos edificios, la renovación y modernización de los inmuebles existentes debe ser una prioridad aún mayor. Dado que el 80% de los edificios para 2050 ya están construidos, centrarse en la mejora de los edificios existentes puede tener un impacto significativo en la reducción de las emisiones del sector inmobiliario.

Para lograr una transformación efectiva, es fundamental recopilar información completa y relevante sobre el rendimiento de los inmuebles. Esto requiere invertir en la recopilación y centralización de datos de construcción, lo cual puede implicar la colaboración con inquilinos, administradores de propiedades y proveedores de servicios. Al tener información precisa, los administradores de activos pueden establecer prioridades y dirigir sus esfuerzos hacia los activos con un rendimiento más débil o un mayor riesgo ambiental.

Una vez recopilados los datos, el siguiente paso es utilizarlos para tomar decisiones contrastadas. Esto implica identificar las acciones necesarias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, ya sea mediante mejoras en el mantenimiento de equipos, la optimización de la regulación o cambios en el comportamiento de los inquilinos. Al evaluar las acciones en términos de costos y efectos climáticos, los administradores de activos pueden priorizar las inversiones y establecer planes de acción claros.

Es importante destacar que el sector inmobiliario no puede enfrentar este desafío por sí solo. Se requiere una colaboración estrecha entre diferentes actores del sector, incluidas empresas de ingeniería, gerentes de proyectos, contratistas, auditores y consultores. Es esencial capacitar a una generación de profesionales con conocimientos en sostenibilidad y cambio climático.

Además, es crucial cumplir con los nuevos estándares y regulaciones que promueven la acción climática en el sector inmobiliario. Los activos que no cumplan, pueden enfrentar devaluaciones y riesgos financieros. Por lo tanto, es fundamental que los actores del sector demuestren su compromiso con las mejores prácticas y regulaciones en materia de sostenibilidad.

El camino hacia la descarbonización del sector inmobiliario no será fácil, pero es una oportunidad para generar un impacto positivo en todo el mundo. Además de reducir las emisiones de carbono, esta transición puede generar empleos, reducir el coste de vida, mejorar la independencia energética y ofrecer beneficios sociales y económicos significativos. Para aprovechar al máximo esta oportunidad, el sector inmobiliario debe asumir el desafío y seguir un enfoque colectivo hacia el éxito.

En conclusión, el sector inmobiliario desempeña un papel clave en la lucha contra el cambio climático debido a su impacto significativo en las emisiones de carbono. Para lograr la descarbonización, es necesario medir y comprender el rendimiento ambiental de los inmuebles, priorizar la renovación y modernización de los edificios existentes, y tomar decisiones contrastadas basadas en datos fiables.

Además, se requiere una colaboración estrecha entre los diferentes actores del sector y el cumplimiento de estándares y regulaciones cada vez más estrictos. La actuación de los gobiernos marcará la diferencia, por eso es importante que creen hojas de rutas específicas sobre este asunto.

Aunque España ya viene implementando medidas de eficiencia energética desde el año pasado, todavía les queda mucho por hacer. En este sentido, tiene a su país vecino, Francia, para coger referencias, ya que el departamento inmobiliario del Gobierno francés ha firmado un acuerdo con Deepki para acelerar la mejora de la eficiencia energética en los edificios de propiedad gubernamental. Esto es un gran paso porque en este país los edificios consumen el 46% de la energía final.

En definitiva, a través de este tipo de transformaciones, el sector inmobiliario puede convertirse en un impacto positivo para el medio ambiente y la sociedad en su conjunto.

***Vincent Bryant es CEO y cofundador de Deepki