Cantabria y Asturias han confirmado la presencia de este tipo de medusa en sus playas.

Cantabria y Asturias han confirmado la presencia de este tipo de medusa en sus playas. iStock

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Carabelas portuguesas y algas asiáticas: las invasiones del verano que están afectando a toda la costa del Cantábrico

Esta irrupción ha provocado banderas rojas, el cierre temporal de algunas playas de la zona y más de 400 picaduras entre los bañistas.

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Andrea Gómez
Publicada

La arena de la playa ha dejado de ser un lugar idílico por el que poder caminar con los pies descalzos para pasar a ser un campo de minas en forma de medusa. Cualquier paso en falso puede significar la extremadamente dolorosa picadura de una carabela portuguesa

Este hidrozoo sifonóforo se ha vuelto un viejo conocido de la costa cantábrica que, al igual que el año pasado, se ha visto afectado por una invasión de este organismo que ha hecho que varios puntos del norte peninsular tengan que izar la bandera roja o, incluso, cerrar de manera temporal sus playas

Además, el saldo de picaduras a bañistas parece haber aumentado respecto a otros años. Solo en lo que va de verano, y únicamente con datos de la región de Cantabria, ya se contabilizan más de 400

Esta plaga, que ha puesto en jaque el verano de los españoles, se suma a la de la también conocida Rugulopteryx okamurae, un alga invasora proveniente de Japón que ya se ha visto muchos puntos de la costa española desde hace varios años, que crece a una velocidad considerable y que pone en peligro los fondos marinos.

La especie "más peligrosa"

La presencia masiva de carabelas portuguesas (Physalia physalis) ha convertido el verano de 2025 en una pesadilla para turistas y autóctonos del norte peninsular.

Son más de 20 las playas que se han visto afectadas por la invasión que ha obligado al izado de banderas rojas y cierres temporales entre Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco, siendo estas las regiones con más presencia de este hidrozoo. 

Solo en Vizcaya se han registrado 52 picaduras desde el 15 de julio, duplicando las 25 del mismo período del pasado curso.

Por su parte, la playa de La Concha, en Guipúzcoa, se ha convertido en una trampa mortal: su configuración geográfica impide que las carabelas salgan una vez que entran, acumulándose peligrosamente cerca de la orilla.

Según advierten expertos del CSIC, se trata de la "especie más peligrosa que llega a nuestras costas". No es una medusa, sino un organismo colonial hidrozoo que funciona como una flota de guerra microscópica.

Su característica vela azulada flota en superficie, mientras que sus tentáculos transparentes se extienden hasta 30 metros bajo el agua, prácticamente invisibles para los bañistas, que corren el riesgo de sufrir el daño sin ni siquiera poder vislumbrar al animal.

Las carabelas portuguesas y las algas asiáticas han invadido las costas españolas este 2025.

Las carabelas portuguesas y las algas asiáticas han invadido las costas españolas este 2025. iStock

Además, para más inri, los efectos de la picadura de la carabela portuguesa son casi devastadores. Cada centímetro cuadrado de sus tentáculos alberga más de un millón de células urticantes que liberan un cóctel tóxico que hace sentir un dolor al perjudicado comparable al de la aplicación de descargas eléctricas.

1.600 toneladas en tres días

Sin embargo, aunque casi nadie hable de ellas, las algas invasoras son las protagonistas de otra de las invasiones del verano. El alga asiática Rugulopteryx okamurae ha vuelto a hacer de las suyas, y ha encabezado otra de las problemáticas de este periodo estival pero, en este caso, en terreno submarino. 

Esta alga lleva años tapizando los fondos de la posidonia oceánica en varias partes del litoral peninsular, siendo la costa andaluza la principal afectada. Sin embargo, este verano, la peor parte se la ha llevado Cantabria.

Solo en los tres últimos días, las consejerías de Medio Ambiente y de Pesca del Gobierno de Cantabria han recogido más de 1.600 toneladas de alga asiática en las playas de Noja. Pero aunque, en esta ocasión, el afectado ha sido el norte, en Andalucía la situación sigue siendo crítica. 

Contabilizando solo los datos de La Línea de la Concepción, se retiraron 10.000 kilos en 48 horas durante el mes de julio. Por otro lado, en la playa de La Caleta, en Cádiz, se sustrajeron más de un millón de kilos durante este verano, con picos de hasta 78 toneladas en una sola jornada.

Pero el problema va aún más allá. Una investigación del Instituto Español de Oceanografía revela que el alga invasora alcanza hasta 1.141 metros de profundidad en el golfo de Cádiz. Los fragmentos desprendidos forman "inmensos arribazones" que transforman ecosistemas abisales, manteniéndose vivos durante meses en condiciones extremas.

Todo esto tiene para el ecosistema un impacto demoledor. Esta invasora japonesa es capaz de eliminar especies autóctonas por asfixia y ocupación total del espacio, impide la fijación de larvas de otras especies, altera radicalmente comunidades marinas protegidas y afecta a hábitats de la Red Natura 2000, incluyendo gorgonias y corales.

Mares que hierven

Pero, ¿cuál es el origen de estas invasiones veraniegas? ¿Qué las ha traído hasta aquí? La respuesta está, como (casi) siempre, en el cambio climático.

Las costas españolas sufren un calentamiento marino 67% más rápido que la media global. El Mediterráneo ha alcanzado temperaturas récord de 30,5 °C en Mallorca, y el mar gallego ha aumentado medio grado respecto a 2024.

Esta tropicalización ha hecho que las barreras biogeográficas naturales que protegían nuestros ecosistemas desaparezcan. Las isotermas de temperatura, que actuaban como fronteras biológicas, se han desplazado cientos de kilómetros hacia el norte.

Esto ha propiciado una especie de 'efecto dominó climático', donde el calentamiento global ha desencadenado múltiples factores que facilitan las invasiones: corrientes alteradas que arrastran especies tropicales, acidificación oceánica que debilita especies autóctonas, pérdida de depredadores por sobrepesca, explosión de medusas favorecida por aguas cálidas…

Y las consecuencias son notables. La organización WWF advierte de que 1.000 especies invasoras han colonizado ya el Mediterráneo, con 23 nuevas especies documentadas solo en 2025. En el Mar de Alborán, la tropicalización ha traído especies como el voraz pez león, que ya representa el 80% de las capturas en países como Turquía.

Pero en esta coctelera falta lo de siempre, el impacto humano, que también juega un papel fundamental, actuando como acelerador de todos estos factores perjudiciales para el medioambiente. 

Cosas tan simples como las aguas de lastre de barcos del Pacífico, el tráfico marítimo intensivo por Suez y Gibraltar, la acuicultura o las actividades recreativas que dispersan fragmentos, sumado al peligroso y cada vez más acelerado cambio climático, han conseguido que el Cantábrico deje de ser la barrera natural que era