Vista aérea de la erupción de un volcán en Islandia.

Vista aérea de la erupción de un volcán en Islandia. ronib1979 Istock

Historias

El cambio climático podría activar volcanes ocultos bajo el hielo, según los científicos

Un estudio en la región andina revela que la pérdida acelerada de glaciares puede aumentar la frecuencia y explosividad de las erupciones volcánicas.

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Mariana Goya
Publicada

El deshielo acelerado de los glaciares podría estar preparando el terreno para erupciones volcánicas más frecuentes y explosivas a nivel mundial. Así lo indica una investigación presentada en la Conferencia Goldschmidt, celebrada en Praga del 6 al 11 de julio, que analiza el comportamiento de seis volcanes en los Andes chilenos.

El estudio sugiere que el retroceso de las masas de hielo está modificando los paisajes y ecosistemas. Pero, además, podría tener un efecto directo en la actividad volcánica global.

En particular, apunta que los volcanes situados bajo glaciares, muchos de ellos actualmente inactivos, podrían reactivarse en regiones como la Antártida, Norteamérica, Nueva Zelanda o Rusia.

La relación entre el retroceso glaciar y el aumento de la actividad volcánica no es completamente nueva. Desde la década de 1970, Islandia ha sido un laboratorio natural para observar cómo la retirada de los glaciares favorece las erupciones.

Sin embargo, el trabajo presentado en Praga constituye uno de los primeros estudios que analiza este fenómeno en sistemas volcánicos continentales.

La presión glaciar

El equipo de investigación, liderado por la Universidad de Wisconsin-Madison (Estados Unidos), colaboró con especialistas de la Universidad de Lehigh, la Universidad de California en Los Ángeles y el Dickinson College.

Su objetivo fue determinar cómo el avance y retroceso de la capa de hielo patagónica influyó en la actividad volcánica pasada en la región.

Para ello, aplicaron técnicas de datación por argón y análisis de cristales en rocas erupcionadas de seis volcanes del sur de Chile, entre ellos el Mocho-Choshuenco, actualmente inactivo.

La laguna glaciar de Jökulsárlón en Islandia.

La laguna glaciar de Jökulsárlón en Islandia. mFlower Istock

Esta aproximación permitió reconstruir con precisión el momento y las características de erupciones anteriores, así como los cambios en el magma a lo largo de miles de años.

Los investigadores descubrieron que durante el máximo pico de la última glaciación, hace entre 26.000 y 18.000 años, una gruesa capa de hielo cubría la zona andina.

El peso de esta masa glaciar redujo el volumen de las erupciones y favoreció la acumulación de un gran reservorio de magma rico en sílice a unos 10 a 15 kilómetros bajo la superficie.

Pero, cuando el hielo comenzó a derretirse rápidamente al final de la glaciación, la disminución de presión en la corteza terrestre permitió que los gases atrapados en el magma se expandieran. Esta acumulación de presión desencadenó erupciones más explosivas, alimentadas por el yacimiento profundo.

Y es que, en palabras de Pablo Moreno-Yaeger, investigador de la Universidad de Wisconsin-Madison y ponente en la Conferencia Goldschmidt, "los glaciares tienden a suprimir el volumen de erupciones que se encuentran debajo".

La cuestión es que, a medida que se retiran debido al cambio climático, los hallazgos sugieren que estos volcanes entran en erupción con "mayor frecuencia y mayor explosividad".

El especialista, además, añadió que este fenómeno requiere dos condiciones clave: una cubierta glaciar muy gruesa sobre la cámara magmática y un proceso de retroceso acelerado.

Porque explicó que "el punto de activación es cuando los glaciares comienzan a retirarse, liberando presión. Es algo que está ocurriendo actualmente en lugares como la Antártida".

Los riesgos

El estudio indica que este patrón no se limita a Islandia. De hecho, podría reproducirse en otras regiones del mundo donde confluyen grandes glaciares y sistemas volcánicos.

La Antártida se presenta como el escenario más significativo, debido a la magnitud de sus reservas de hielo y a la existencia de numerosos volcanes subglaciales aún poco estudiados.

Por ello, los investigadores advierten de que, si bien la respuesta volcánica al deshielo puede considerarse inmediata en términos geológicos, los cambios en el sistema de magma son graduales y pueden desarrollarse durante siglos.

Aun así, más allá del riesgo volcánico en sí mismo, los autores del estudio llaman la atención sobre las posibles consecuencias climáticas.

Las erupciones volcánicas liberan grandes cantidades de gases y partículas a la atmósfera. En el corto plazo, los aerosoles volcánicos pueden tener un efecto de enfriamiento al reflejar parte de la radiación solar.

Ejemplo de ello fue la erupción del Monte Pinatubo en Filipinas, en 1991, que redujo la temperatura global en alrededor de 0,5 grados Celsius durante un breve periodo.

Glaciar Svínafellsjökull en Islandia.

Glaciar Svínafellsjökull en Islandia. Edwin Tan Istock

No obstante, Moreno-Yaeger advirtió que múltiples erupciones encadenadas podrían generar un resultado opuesto: "Con el tiempo, el efecto acumulativo puede contribuir al calentamiento global a largo plazo debido a la aglutinación de gases de efecto invernadero".

La cuestión, continúa, es que "esto crea un ciclo de retroalimentación positiva, donde el derretimiento de los glaciares desencadena erupciones, y estas, a su vez, podrían contribuir a un mayor calentamiento y derretimiento".