Ilustración de un grupo de personas con emociones diferentes.

Ilustración de un grupo de personas con emociones diferentes. stellalevi Istock

Historias

La gestión emocional como la base del bienestar: estas son las claves de los expertos para alcanzar el equilibrio

Nuevos grandes pensadores revolucionan la forma de entender las emociones con el objetivo de ayudar a fortalecer la relación con uno mismo.

Más información: Ana Asensio, experta en bienestar emocional: “No te juzgues y no te centres en lo que te preocupa”

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Las emociones, dice Montse Prados, autora de La medicina que necesitas eres tú. Hábitos antiinflamatorios para una salud extraordinaria (Última línea, 2024), son "la chispa de la vida, respuestas neutrales y químicas que desempeñan una función reguladora con el fin de introducirnos hacia tal acción".  

"Todas son válidas y tienen su utilidad, tanto las que vivimos de forma positiva, como la alegría o la esperanza, ya que constituyen una respuesta a un estímulo agradable, como aquellas que catalogamos como desagradables, como el miedo y la tristeza", sigue Prados.

Al fin y al cabo, "cada una de ellas cumple alguna función esencial". Y pese a que no sea placentero sentir emociones como el miedo, es a través de él que "nuestro cuerpo identifica situaciones de riesgo", ayudándonos a reaccionar con una respuesta adaptada a las necesidades de la situación.

Su función, explica Prados, se centra en enviar mensajes que hemos de saber interpretar para actuar en consecuencia. Motivo por el que, desde la Organización Mundial de la Salud, apuntan a que fallar en esa lectura puede derivar en una mala gestión emocional. 

Esto, menciona la autora, "nos hace más vulnerables a enfermedades de toda índole". Se relaciona, además, con niveles de estrés y cortisol elevados, suponiendo un factor de riesgo para patologías como la diabetes, la obesidad o dolencias cardiovasculares

Pero, ¿cómo podemos gestionar los sentimientos ante situaciones adversas? ¿Existe una educación para la felicidad? ¿Es el sufrimiento una causa de enfermedad? Estas son algunas de las cuestiones a las que un grupo de expertos busca dar respuesta en 15 miradas a la salud emocional (Arcopress Ediciones, 2025).

A través de esta obra, Ana María Núñez de Arzt, Ana María Rotundo, Carmen Carrión Ruiz de la Hermosa, Cristina Magill López, EZAO, Francesca Guerrero, Juana Artero Ávila, J.C. Decodes, José Ramón Pardo, Marcelino Carretero Sanguino, María de Mena, Marian Ruiz Garrido, Montserrat Canela Garyoa, Nacho Ruiz Hens y Nohora M. Parga, tratarán de acercar al lector la importancia de la salud mental para disfrutar de una vida plena y satisfactoria. 

El secreto está en ti

La ingeniera Ana María Núñez de Arzt tiene claro que "la salud es la responsabilidad de cada uno de nosotros, nadie más". Y por eso, dice, "la buena noticia es que todos tenemos la capacidad de recuperarla si tenemos la valentía de mirar hacia delante para volver a ese estado natural de equilibrio que nos permitirá gozar de plena salud". 

Indica que alcanzar el equilibrio, es decir, cuando hay coherencia entre lo que hacemos, lo que pensamos y lo que sentimos, "el resultado es que gozamos de buena salud y eso se ve reflejado en nuestra piel, nuestra sonrisa, en la salud de nuestro cuerpo, en el nivel de energía y en el alto grado de paz y disfrute en nuestra vida cotidiana". 

Portada del libro '15 miradas a la salud emocional' de Editorial Almuzara, 2025.

Portada del libro '15 miradas a la salud emocional' de Editorial Almuzara, 2025.

Y es precisamente cuando no se mantiene ese equilibrio que "nuestro cuerpo expresa enfermedad". Ante esto, Núñez de Arzt recomienda indagar en nosotros mismos para entender lo que está ocasionando esa dolencia y "verla como una especie de correo electrónico que nos envía nuestro cuerpo para informarnos de que algo por dentro ha dejado de estar en equilibrio e indicarnos que le prestemos atención". 

La clave está en empezar por autoconocernos en cada una de nuestras dimensiones. Por un lado, la física donde aconseja hacerse un análisis completo, además de tener en cuenta factores como el nivel de hidratación, de nutrición, la cantidad y calidad de sueño y la frecuencia de movimiento y ejercicio físico. 

Respecto a la dimensión mental, Númez de Arzt propone mirar en nuestro interior y hacer conscientes los pensamientos y creencias inconscientes que nos gobiernan, para decidir cuáles nos aportan bienestar y salud, y cuáles no, dándonos la oportunidad de cambiarlos. 

En el último apartado, la dimensión emocional distingue entre positivas (alegría) y negativas (tristeza). Indica que, de no ser gestionadas adecuadamente, "nos dañan, propiciando la aparición de ciertas enfermedades al poner al sistema inmunitario en un estado de vulnerabilidad, lo que imposibilita su correcto funcionamiento". 

El quid de la cuestión es que, tal y como indica la venezolana Ana María Rotundo, hay diferentes elementos que moldean nuestras emociones y sentimientos a lo largo de nuestra vida. Las relaciones familiares, la cultura, las creencias o la educación condicionan el razonamiento, de ahí, dice, "la importancia de tener una base emocional equilibrada". 

Y es que, según expone la ya jubilada médico de familia Carmen Carrión Ruiz de la Hermosa en la obra, "el cuerpo no es el lugar en el que pueden resolverse los conflictos, ya que es ahí donde se traslada el problema. Somos consciencia habitando un cuerpo físico". 

Por eso, Cristina Magill López afirma que "cuidarnos a nosotros mismos también significa aprender a manejar nuestro tiempo y nuestras energías de manera más consciente". Para lo que recomienda "establecer límites claros en el trabajo, darnos permiso para descansar y dedicar tiempo a actividades que no disfrutamos". 

Aunque Magill López nos recuerda que "no estamos solos en esta travesía" y que "siempre hay recursos, personas dispuestas a apoyarnos y herramientas que podemos utilizar para volver a encontrar el equilibrio perdido". 

Además, para reducir ese estrés y esa ansiedad presente en la vida de muchos, Ezao destaca la alimentación consciente como hábito a integrar. Esto, señala, supone comer sin distracciones, masticar lentamente, reconocer las señales de hambre y de saciedad, observar los pensamientos y emociones y practicar la gratitud. 

Hábitos saludables

Francesca Guerrero, enfermera y otra de las autoras de la obra, reconoce que "los viejos hábitos son difíciles de eliminar" y afirma que modificarlos implica "tiempo y constancia". Pero, ¿qué es bueno y qué no? Para determinarlo, Guerrero desglosa los siete hábitos saludables mencionados por la OMS. 

  • Ejercicio. Hacer deporte, dice la enfermera, "mejora la vida". Por eso, recomienda acciones como subir las escaleras siempre que puedas, evitar el sedentarismo o empezar actividades que te gusten e impliquen movimiento. 
  • Alimentación. Controlar el consumo de sal, tomar frutas y verduras en cada comida o hacer una ingesta moderada de grasas puede ser clave para incrementar la calidad de vida. 
  • Reduce el consumo de alcohol y elimina el tabaco
  • Interacción social. Hay que mantenerse activos e interaccionar socialmente. Puedes actividades en compañía o programa salidas como viajar o ir al cine. 
  • Higiene corporal, pero en este caso, dice Guerrero, "se extiende más allá de nuestra persona. Es también importante en nuestro hogar, en el trabajo y en la escuela. En todo lo que nos rodea". 
  • Equilibrio mental entre el cuerpo, la mente y el espíritu. 
  • Duerme entre 7 y 8 horas para que el cerebro se regenere. Además, es necesario trabajar en los horarios nocturnos y seguir ciertas recomendaciones antes de acostarse. 

Pero, para que estos cambios surtan efecto, Juana Artero Ávila hace hincapié en la educación emocional como un camino hacia la mejora de la salud, la felicidad y la convivencia.

Y es que, tal y como indica, "incluir estos elementos en el sistema educativo no solo podría reducir el alarmante incremento de problemas altamente preocupantes, como la obesidad infantil, la depresión, el estrés o la ansiedad, sino que dotaría a los estudiantes de herramientas útiles para enfrentar los inevitables desafíos y dificultades de la vida con proactividad, optimismo y flexibilidad". 

Aunque, como dice J.C. Decodes, para educar en salud hemos de dividir el temario en la prevención de determinadas patologías (físicas, mentales-emocionales o sociales), siguiendo aquellas dimensiones que ya mencionaba  Ana María Núñez de Arzt.

Porque, de acuerdo a las palabras de Marcelino Carreteriro Sanguino, "hay enfermedades que llevamos desde que nacemos, a veces con síntomas que no notamos, pero que marcan toda una vida". De ahí la importancia de la educación. 

Ante la adversidad

La adolescencia, por ejemplo, es "una etapa de trascendental importancia en el desarrollo humano". O, por lo menos, así es como lo describe María Mena en la obra. Menciona que "es un período de grandes cambios y de búsqueda de identidad más allá del núcleo familiar"

Durante este periodo, explica, "los altibajos emocionales y la toma de decisiones impulsivas son frecuentes, lo que la convierte en un momento de especial vulnerabilidad". De hecho, se identifica como "la etapa más problemática y de mayor riesgo psicosocial, siendo el momento en el que pueden aparecer adicciones y trastornos mentales". 

Por eso, Mena recomienda la regulación emocional del adolescente mediante herramientas como el mindfulness o la atención plena. Porque, tal y como muestra, "esta práctica fortalece las conexiones con la corteza prefrontal, permitiendo que el cerebro racional module las respuestas emocionales". 

En el caso de la comunicación durante procesos complicados como atravesar un cáncer, Monserrat Canela Garyoa considera vital establecer una conexión clara y empática "para reducir el sufrimiento del paciente y darla la energía que necesita para avanzar y tener una experiencia lo menos traumática posible". 

Para quienes padecen un trastorno bipolar, Nacho Ruiz Hens hace hincapié en que la falta de sueño puede ser "terriblemente peligrosa". Y lo explica: "¿Qué hay en riesgo? Todo. Absolutamente todo. Puedes perder tu reputación, tu trabajo, tu familia, tus amigos, tu dinero, tu salud física. Todo de golpe". 

Aunque, concluye Nohora M. Parga, "la enfermedad puede ser el inicio del despertar espiritual y una invitación a conocerse y a cuidarse mejor"