Imagen de archivo de una mujer sola en el parque.

Imagen de archivo de una mujer sola en el parque. iStock

Historias

Riesgo cardiovascular, deterioro cognitivo y depresión: este es el impacto de la epidemia que afecta a 1 de cada 5 españoles

Los farmacéuticos y el ISGlobal alertan de las consecuencias mortales de esta oleada que afecta al 20% de la población española. 

Más información: "Decir que mata no es una exageración": una 'epidemia' de soledad se ceba con la salud de millones de personas en España

Publicada

Como fumar 15 cigarrillos al día. Eso es a lo que equivalen, para la esperanza de vida, "los vínculos sociales débiles". A esta conclusión llegó el que fue cirujano general de EEUU, Vivek Murthy, en un informe de 2023 en el que calificó la soledad como una nueva "epidemia" mundial. Un malestar que, en España, sufre una de cada cinco personas. 

Es decir, la soledad no deseada afecta al 20% de la población en nuestro país. Asimismo, según el estudio Abordaje de la soledad: un desafío compartido, realizado por el Consejo Asesor Social de la Profesión Farmacéutica junto al Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), el 67% de las personas que la sufren lo hacen "de manera crónica, desde hace dos o más años".

Para Claudia García-Vaz, médica experta en salud pública, coordinadora de análisis del ISGlobal y autora del informe, la soledad sería "el canario en la mina que alerta de las desigualdades sociales" de un país. Estas, además, se muestran a través de un empeoramiento de la salud, tanto física como mental, de las personas que la sufren. 

Eso sí, matiza, el impacto en la salud, que convierte la soledad en un problema de salud pública, se produce sea o no sea deseada. "Una persona que está cómoda en soledad puede sufrir de todas maneras ese empeoramiento de la salud", explica. Porque, recuerda García-Vaz, "si se pone mala, no tiene a nadie en su entorno que le cuide".

También se dan situaciones más orgánicas, cuenta, como que "una persona que vive sola suela tener hábitos peores", pues faltan estímulos externos para que estos mejoren. Aunque, claro está, no es necesario estar solo para vivir en soledad

Soledad precaria

A fin de cuentas, como indica Santiago Martínez, farmacéutico y coordinador social del programa Logroño Acompaña, "la soledad es un sentimiento, y puedes estar acompañado y sentirte solo o sola". Su definición varía, incluso, dependiendo del interlocutor, y los expertos insisten en que hay que diferenciar entre la que forma parte de momentos vitales específicos y aquella que se da de manera cronificada. 

Para Carmen Cárdenas, coordinadora de proyectos Cruz Roja Española, se trataría de "una vivencia subjetiva, dolorosa y mantenida en el tiempo". Las personas que la sufren, indica, también carecerían de las herramientas necesarias para afrontarla y superarla.

Imagen de archivo de una anciana sola en casa.

Imagen de archivo de una anciana sola en casa. Neil Bussey iStock

Porque, matiza, "no solo tiene que ver con elementos individuales de la persona que la sufre". Su entorno, su situación socioeconómica o laboral, las relaciones interpersonales que tiene y todos esos elementos que forman parte de la red de apoyo de cualquiera, son clave para contar con esas habilidades necesarias para enfrentarse a la soledad. 

Pero "¿qué pasa con quienes no tienen a nadie?", se pregunta García-Vaz. Y es que los expertos consultados por ENCLAVE ODS coinciden en que es la propia sociedad —o sociedades, porque no es una situación exclusiva de España— las que deben poner a disposición de la gente esas habilidades para superar la soledad no deseada. 

Ahí, dice Martínez, entran en juego proyectos como Logroño Acompaña, una colaboración entre el Colegio de Farmacéuticos y el consistorio del municipio riojano, para detectar la soledad no deseada en mayores de 60 años. Este tipo de iniciativas, asegura, ponen en valor el "potencial social" de las farmacias, que son "los centros sanitarios por los que más gente pasa al cabo del año".   

Romper el círculo

Para García-Vaz, la clave de la lucha contra la soledad no es acabar con ella, pues es un sentimiento humano necesario, sino "romper el círculo vicioso" que implica. Este es, dice, el que forman "soledad, enfermedad y salud mental".  

Los expertos recuerdan que hay varias situaciones de riesgo que propician que una persona, sea cual sea su edad, entre en este laberinto insalubre. Martínez apunta como factores que aumenta la vulnerabilidad "la pérdida de la pareja, pero también la jubilación, un cambio de estatus o bien el sufrir una barrera cultural".

García-Vaz, además, señala la pérdida de trabajo, de "ese rol productivo en la sociedad que el capitalismo nos obliga a tener" como uno de los detonantes de la "pérdida de rumbo" que "te lleva muchas veces a desarrollar problemas de salud mental que, en último término, también te condicionan a la hora de relacionarte, lo que exacerba la soledad".  

Y es que, como recuerda Cárdenas, "la soledad también se relaciona con la falta de un proyecto existencial, en cómo la persona se percibe a sí misma". Es ahí, precisamente, donde "la precariedad hace mella en los jóvenes".

Indicadores de soledad

Según el Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada (SoledadES), el 35% de las personas entre 18 y 24 años sentirían soledad. Esto, explica García-Vaz, tiene mucho que ver con "las expectativas sociales" que marcan las redes y la sensación de "pertenencia y validación".

La cifra desciende de manera progresiva hasta su mínimo entre los 55 y los 74 años (14%), y vuelve a ascender hasta el 20% a partir de los 75. Es esta franja la que más preocupa a los expertos, pues para que la persona reciba ayuda, primero, tiene que reconocer que se encuentra en una situación de vulnerabilidad. 

Son los mayores los que, en muchas ocasiones, presentan unos indicadores de soledad evidentes. Martínez apunta a "los cambios de humor o en la higiene". También, añade, en las farmacias "es muy habitual el paciente hiperfrecuentador, el que te viene cada día o cada dos días".

Señala también a "las personas que tienen una verborrea excesiva o aquellas que se meten en conversaciones ajenas, que deambulan, que no tienen un objetivo claro" cuando acuden al establecimiento. Cárdenas, por su parte, insiste en que la detección de la soledad ha de ser un elemento transversal en todo lo relacionado con los servicios sociales, pues "mucha gente no es consciente de estar en esa situación, pero acude a ti en busca de ayuda para otra situación precaria".

Las gafas de la soledad

Para Cárdenas y García-Vaz, la soledad es una sensación que debe confrontarse de manera "holística", es decir, habría que entenderla desde un punto de vista físico, mental y social. Este último está muy relacionado con el aislamiento y la precariedad ya mencionados. Las dos primeras alertan de un verdadero problema de salud, pues se ve impactada tanto por la soledad como por elementos externos a la persona. 

Según el informe del ISGlobal y el Consejo Asesor Social de la Profesión Farmacéutica, la soledad "se asocia tanto con patologías como la obesidad, la hipertensión, problemas cardíacos y accidentes cerebrovasculares, como con hábitos de vida no saludables, incluidos el consumo de tabaco o el sedentarismo".

Asimismo, el estudio recuerda que "la soledad no solo se asocia a todas estas enfermedades, sino que también predice su aparición". Porque, "estar enfermo nos produce soledad, y sentirse solo o sola nos hace enfermar"

Además, se asocia con "un aumento de la sintomatología depresiva, con el deterioro cognitivo y con la progresión de la demencia", especialmente en las personas mayores. 

Entre los jóvenes, la soledad se presenta con un aumento de los problemas de salud mental y la adopción de comportamientos pocos saludables que, a la larga, pueden derivar en enfermedades cardiovasculares.