Huertos urbanos en Badajoz.

Huertos urbanos en Badajoz. Europa Press

Historias

Refugios 'verdes' en tiempo de crisis: por qué los huertos urbanos podrían salvar las ciudades (y a sus vecinos)

Jose Luis Fernández se adentra con su ensayo como estos proyectos comunes y trabajan por el objetivo común de 'ruralizar' la ciudad. 

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Las ciudades nacieron de la agricultura y volverán a ella. En plena crisis climática, que en muchas partes del mundo es también económica y alimentaria, los huertos urbanos son la solución para salir adelante y ser un punto de encuentro. Pero también, supuestamente, son motor al desafío de adaptar las ciudades al calentamiento global, conectándola con la naturaleza y recordándole a las grandes urbes que alguna vez se rigieron por las mismas reglas que el mundo rural al que suelen ignorar.

Es la tesis de Huertopías. Ecourbanismo, cooperación social y agricultura (Capitán Swing, 2025), del sociólogo José Luis Fernández Casadevante, Kois, experto en soberanía alimentaria. Parte de varios proyectos de huertos comunitarios urbanos en el mismo corazón de Madrid, de la que es originario y donde reside.

En este ensayo explica cómo los huertos urbanos, a veces considerados poco menos que una cuestión de ocio o privilegio, han sido parte fundamental de la supervivencia de las ciudades en tiempos de crisis, y la manera en la que se pueden convertir en instrumentos de mejora de la vida urbana en pleno calentamiento global, además de contribuir a crear solidaridad vecinal.

La idea del libro, explica el autor, "surge durante el confinamiento, y cómo la gente de los propios huertos de Madrid nos involucramos en las redes vecinales de ayuda , con campañas de cosechas solidarias que se donaban". Esa experiencia "hizo que me surgiese la inquietud de ver qué estaba pasando en otros lugares", comenta, y "lo sorprendente fue constatar que había oleada de agricultura urbana a nivel global".

Fernández aclara, en esta entrevista y en varios capítulos del libro, incluso ya desde la introducción, que no es nada extraordinario. "Los huertos urbanos son un fenómeno recurrente que vuelve a las ciudades en tiempos de crisis. Pasó en Europa en las dos guerras mundiales, en Cuba durante el periodo especial de los 90 y aquí en España los hemos visto en las dos últimas crisis económicas, sobre todo a partir de 2009".

A partir de ahí el sociólogo empezó a desarrollar su hipótesis: frente a la actual crisis climática "la agricultura urbana no va a ser una especie de flor efímera que se marcha después de un tiempo, sino una solución a largo plazo, una pieza estratégica para abordar las transformaciones ecosociales y la propia agenda del ecourbanismo".

José Luis Fernández, autor de 'huertopías'.

José Luis Fernández, autor de 'huertopías'. Cedida

Algo que señala como una suerte de regreso a los orígenes, ya que las propias ciudades nacieron, recuerda, del desarrollo de la agricultura. "Las primeras ciudades en Mesopotamia, la India o América se construyeron en lugares donde había preferiblemente agua y acceso a tierra fértil para cultivar. A lo largo de la historia de las ciudades tenían un vínculo con la agricultura urbana y de proximidad, y conciencia de su dependencia del abastecimiento alimentario", añade.

Refugio de las crisis

Fernández repasa experiencias como las de Detroit, la ciudad norteamericana símbolo de la decadencia industrial y la crisis. También en Siria en su reciente guerra civil, o en Sarajevo durante el conflicto de la antigua Yugoslavia.

Igualmente, proyectos en otros contextos, como el neoyorquino barrio del Bronx, donde los huertos urbanos han sido un vehículo de lucha contra el fracaso escolar. Para el sociólogo se trata de proyectos que van más allá de lo ecológico o lo económico para entrar en la creación de comunidades, como vivió él durante la pandemia.

"Los huertos, en esos contextos de crisis, producen alimentos, pero sobre todo crea espacios de encuentro, de socialización y de reconstrucción de vínculos comunitarios", explica. "Es espacio inclusivo y abierto, y también es menos ideológico que otro.

En su fragilidad tiene su fortaleza porque marca una serie de dinámicas obligatorias que tienen que ver con las estaciones y el tiempo. Son prácticas diferentes a las de otros contextos asociativos o de encuentro en la ciudad", concluye.

Por eso considera Fernández que los huertos urbanos pueden ser la piedra angular para el desafío de ruralizar las ciudades y hacerlas más sostenibles y autosuficientes. "Muchas de las transformaciones que tenemos que acometer pasan por el huerto, que es un lugar intermedio entre lo productivo y lo reproductivo, lo doméstico y lo público, el barrio y la ciudad o la cultura y la naturaleza", asegura.

Castellón dispone del primer huerto urbano accesible de la provincia.

Castellón dispone del primer huerto urbano accesible de la provincia. Europa Press

A veces, opina, "nos quedamos solos con la idea del huerto, la azada y los tomates, pero una mirada más panorámica de la agricultura urbana como la producción de alimentos te enseña dinámicas como la recuperación de los viñedos urbanos, o en el caso de España, de los olivares, que en realidad en Madrid ya hay varios".

También, Fernández cuenta, "podríamos plantearnos cuestiones como la de los frutales y los bosques comestibles o el cultivo de setas, que son dinámicas en las cuales se está experimentando mucho… o la apicultura, el cuidado de abejas dentro de los entornos urbanos, que se dan incluso en ciudades muy extensas y compactas como Tokio y Nueva York".

Fernández incluso se detiene a señalar algunos de los peligros, como el de la desigualdad. "A veces cualquier mejora en el espacio público, como el aumento de las zonas verdes que pueda tener un barrio, acaban siendo acaparados por las clases acomodadas y expulsando a los vecinos que las promovieron", señala.

Y zanja: "Eso es algo que deberíamos de prevenir, de anticipar y de llamar la atención a las administraciones, sobre todo cuando se planteen en zonas en las que están ya en disputa".