Imagen de archivo de una persona de mediana edad durmiendo en el sofá.

Imagen de archivo de una persona de mediana edad durmiendo en el sofá. iStock

Historias Salud y bienestar

Cuánto tienes que dormir a partir de los 40: "La falta de sueño podría relacionarse con la demencia"

La aparición del insomnio se ha relacionado con el estrés, la edad, el género, el estatus socioeconómico, las enfermedades crónicas o abusar del alcohol.

6 marzo, 2023 12:45

Un ser humano pasa una tercera parte de su vida durmiendo. Olvidado casi por completo, queda aquel mito de descansar como mínimo ocho horas. Dormir es importante, pero no todo el mundo requiere el mismo número de horas para funcionar. A medida que avanza la edad, el número de horas mínimas para continuar con una salud óptima cambia.

Los profesionales sanitarios recalcan que lo que necesita dormir cada persona dependerá de la biología individual y de las necesidades corporales. Sólo teniendo en cuenta la edad, la cantidad debería variar. Así, no debería dormir el mismo número de horas un recién nacido que una persona de edad avanzada.

La guía publicada en 2015 por parte de la National Sleep Foundation de Estados Unidos, elaborada a partir de un cuadro de expertos, desveló que para individuos sanos con hábitos normales de sueño, la duración adecuada estaría entre las 17 y las 7 horas dependiendo del grupo etario. Los recién nacidos son los que más tiempo de descanso necesitan: entre 14 y 17 horas.

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En declaraciones previas a EL ESPAÑOL, la doctora Carla Estivill, directora y responsable de investigación en la Fundación Estivill Sueño, advirtió los riesgos que podrían presentar las personas que duermen menos horas de las que tocan. Dormir poco o mal “provoca un malestar al día siguiente”, subraya. Las consecuencias más inmediatas son, como explica Estivill, la somnolencia, fatiga, un estado mental irritable, con poca paciencia y menor capacidad para concentrarse o trabajar.

Y si el insomnio llega a tu vida para quedarse, las consecuencias podrían ser nefastas. La doctora Estivill asegura que “la privación de sueño y las patologías de sueño están relacionadas con problemas metabólicos, la obesidad, la diabetes y enfermedades cardiovasculares”. E insiste en que hay algunas investigaciones “que relacionan incluso con algún tipo de cáncer y el envejecimiento patológico con demencia y pérdida de memoria”.

Un ejemplo que pone en evidencia estas externalidades, al menos al corto plazo, está en el personaje de Trevor Reznik, en la película El Maquinista (2004), que sigue la rutina de un operario de fábrica que padece insomnio desde hace un año. En el largometraje se ilustra esta falta de concentración, que incrementa el riesgo de accidentes.

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¿Cuánto tengo que dormir?

Según las recomendaciones de la guía, los jóvenes y adultos, donde se incluyen las personas de 40 años, deberían dormir entre 7 y 9 horas. A medida que aumenta la edad, se reduce el número de horas necesarias para llevar una vida saludable. 

Desmontado el mito de las 8 horas, hay otras afirmaciones categóricas sobre el sueño que hay que aclarar. Se dice que dormir tiene un efecto reparador en el cerebro. Esto es cierto.

Un estudio de 2011 de la Universidad de Barcelona que analiza las consecuencias del insomnio en el aprendizaje de los niños ya aclaraba que durante el transcurso del sueño tiene lugar una integración cerebral completa. Cuando dormimos, como lee el estudio, “se modifican todos los procesos fisiológicos; por lo tanto, el sueño puede considerarse una función protectora para la supervivencia”.

En un documento de la Sociedad Española del Sueño (SES), los expertos Teresa Carro García, Ana Alfaro Acha e Inmaculada Boyano Sánchez elaboran una lista consejos para llevar una buena salud del sueño:

Recomendaciones para una buena higiene del sueño

—Acostarse siempre a la misma hora.
— Limitar la permanencia en cama a un máximo de ocho horas.
— Mantenga la habitación en las mejores condiciones posibles (cama confortable, pijama adecuado, temperatura idónea).
— Mantener la habitación a oscuras y sin ruidos.
— Separar la hora de acostarse de la de la cena y evitar cenas copiosas.
— Un vaso de leche o un trozo de queso antes de acostarse puede ser beneficioso (ya que el triptófano que contiene es un aminoácido inductor del sueño).
— Si precisa levantarse muchas veces por la noche para orinar, restrinja los líquidos antes de acostarse.
— Evitar sustancias estimulantes, como alcohol, tabaco, café, etc.
— Evitar también estímulos mentales: preocupaciones, discusiones sobre problemas familiares, económicos, etc.
— No utilizar el dormitorio como cuarto de trabajo ni de televisión.
— Ayudarse si es preciso con medidas relajantes, como lecturas intrascendentes, etc.
— Evitar las siestas durante el día.
— Realice ejercicio físico durante el día, pero no antes de acostarse.
— Evite la utilización de hipnóticos sin una prescripción médica.
— Si no concilia el sueño en 30 minutos, levántese y entreténgase con una actividad tranquila.

¿Por qué tengo insomnio?

Una de las causas del insomnio tiene que ver con lo que sucede durante la vigilia. Un ensayo de Irma Yolanda del Rio Portilla, profesora de psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señalaba que tanto la cantidad como la calidad del sueño “se modifican por las variadas condiciones de estrés sufridas durante la vigilia”. Y que existe una relación bidireccional: el insomnio estresa y el estrés produce insomnio.

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Hay otros factores que precipitan la aparición de esta condición (no es una enfermedad ni tampoco una patología). Desde la Clínica del Sueño Estivill señalan que la edad, el género, el estatus socioeconómico, las enfermedades crónicas o abusar del consumo de bebidas alcohólicas pueden estar detrás del insomnio.

Además, según demuestran algunos casos clínicos, las personas con mucha ansiedad o una tendencia al decaimiento o depresión tienen como característica común padecer insomnio.

¿Qué hacer si lo tengo?

Si sufres insomnio, probablemente hayas realizado una búsqueda rápida en internet para descubrir el porqué. Y si le has preguntado a algún conocido, familiar o amigo, casi seguro que te han recomendado unas gominolas mágicas de melatonina para dormir. Y si les has preguntado a tu abuela o tu madre, te han dicho: “Tómate una valeriana y dormirás como un bebé”.

Estos métodos pueden resultar efectivos para el insomnio ocasional. De hecho, la Sociedad Española del Sueño (SES) recomienda el consumo de infusiones de valeriana y lúpulo que contienen propiedades que facilitan el sueño. 

En el caso de que la falta de conciliación del sueño sea un problema recurrente, lo mejor es consultarlos con un profesional médico para que pueda diagnosticar el insomnio y ofrecer el mejor tratamiento.