Un niño en uno de los vagones de la estación de tren de Lviv, a 2 de marzo de 2022, en Leópolis (Ucrania).

Un niño en uno de los vagones de la estación de tren de Lviv, a 2 de marzo de 2022, en Leópolis (Ucrania). Alejandro Martínez Vélez Europa Press

Historias

Las 10 grandes crisis humanitarias que persistirán en 2023

La inseguridad alimentaria, la violencia armada o el cambio climático están entre los problemas que la comunidad internacional tendrá que resolver.

30 diciembre, 2022 02:03

El 2022 ha estado marcado por la incertidumbre. La crisis energética, la de la pandemia, la climática, la de seguridad alimentaria, etc. Han sido incontables los calvarios que se nos han venido encima. Sin embargo, su incidencia ha sido particularmente preocupante en algunas partes del mundo.

En la actualidad hay más de 100 conflictos armados activos. Y las consecuencias de estas contiendas, junto a la crisis climática y el incremento de los precios de los alimentos y la energía, vaticinan un 2023 donde la ayuda humanitaria será muy necesaria

Todos los continentes se han visto afectados, bien sea de manera generalizada, como el caso de Europa, con la crisis energética y la devastación de la guerra en Ucrania, o África, con la alarma de epidemias y la inestabilidad política; o localizada, como la propagación de la violencia armada, la sequía, el hambre, los desplazamientos o la violencia contra las mujeres en determinados países.

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Este 2022, en ENCLAVE ODS se han abordado estas crisis mundiales, poniendo luz sobre ellas desde la perspectiva de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con la esperanza de que se resuelvan más pronto que tarde. Con ayuda del informe At a Glance: 2023 Emergency Watchlist del Comité Internacional de Rescate, realizamos una lista de crisis internacionales que probablemente persistan durante el próximo año.

10. Etiopía

El segundo país más poblado de África está inmerso en una profunda crisis humanitaria, agravada por la prologada sequía al suroeste del país y la crisis económica. Los distintos focos de violencia al norte del país, en la región de Oromia y en otros lugares, y pese al inesperado alto el fuego, podrían empeorar la situación.

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Desde que estallara el conflicto de Tigré en noviembre de 2020, se estima que entre 350.000 y 500.000 combatientes han tomado las armas. Y hasta 600.000 civiles han muerto debido a la violencia, el hambre y la falta de atención sanitaria, según un grupo de investigadores de la Universidad de Ghent. Tal y como ha señalado el Comité Internacional de Rescate (IRC), más del 23% de la población necesita ayuda humanitaria.

La inseguridad alimentaria se ha convertido en una de las mayores amenazas. Según Naciones Unidas, se estima que más de 20 millones de personas la sufren debido a la sequía, la violencia, la inflación y los bloqueos de ayuda humanitaria.

9. Haití

Haiti se ha convertido en un hervidero de inestabilidad política, violencia de bandas, inseguridad alimentaria, enfermedades y choques climáticos. Todos estos factores han puesto al país en una crisis humanitaria sin salida aparente.

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Desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, la situación en el país ha estado diezmada por la inestabilidad política y la violencia de grupos armados. Estas bandas se han hecho con el control de infraestructuras críticas, como terminales de combustible y sus rutas de distribución, provocando escasez en los suministros.

La emergencia climática también ha afectado al país y la inseguridad alimentaria sigue aumentando al tiempo que enfermedades como el cólera agravan la situación sanitaria. 

8. Burkina Faso

Burkina Faso se ha convertido en el epicentro de la inestabilidad en el Sahel. Los grupos armados se están fortaleciendo, amenazando la frágil estabilidad política y acrecentando las necesidades humanitarias de los sahelianos.

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La actividad de los grupos insurgentes, algunos afiliados a al-Qaeda o al Estado Islámico, ha aumentado tanto en número de ataques como en su alcance geográfico. Ahora controlan hasta el 40% del territorio —al norte y cerca de la frontera con Malí— del país. Las tensiones sobre cómo atajar este problema han provocado al menos dos crisis políticas en 2022.

La acción humanitaria continúa estando limitada por, al menos, dos factores: el propio conflicto y la falta de fondos. En las zonas controladas por los grupos insurgentes, al norte del país no llega la ayuda humanitaria. 

7. Sudán del Sur

Inseguridad alimentaria, conflicto persistente, cambio climático e incertidumbre política son los fenómenos que experimenta el país. A pesar del acuerdo de paz de 2018, la violencia continuada, combinada con las graves inundaciones y la presión económica, provocan que la inseguridad alimentaria persista en el país.

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Los dos principales partidos políticos enfrentados —el Movimiento Popular de Liberación de Sudán, dirigido por el presidente Salva Kiir Mayardit, y el Movimiento Popular de Liberación de Sudán en la oposición, dirigido por el vicepresidente Riek Machar— han respetado el alto el fuego, pero todavía existen focos localizados de violencia.

El impacto del cambio climático —con una combinación de inundaciones y sequías— y el estancamiento económico vaticinan la continuidad de estos problemas en el 2023.

6. Siria

El brote de cólera reciente ha evidenciado las consecuencias de la guerra. Los largos e intensos años de conflicto están provocando una crisis prolongada, que se evidencia en un deteriorado sistema sanitario y una espiral de colapso económico.

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El sistema sanitario sirio estará sometido a una mayor presión por el actual brote de cólera. Mientras tanto, al noroeste de Siria, el posible fin del mecanismo de ayuda transfronteriza —que posibilita la entrega de ayuda humanitaria internacional en el norte de Siria sin la autorización del gobierno sirio a través de cuatro pasos fronterizos— podría ser devastadora, empeorando las condiciones de quienes dependen de ella.

Siria se enfrenta a una crisis económica que está disparando tanto los precios de los alimentos como la pobreza: el 90% de los sirios vive por debajo del umbral de la pobreza. Más del 75% de los sirios ya no pueden cubrir sus necesidades más básicas, y es probable que los precios de los productos básicos y de los alimentos importados sigan aumentando. 

5. Yemen

Yemen se enfrenta a una crisis económica cada vez más profunda debido al largo conflicto que sigue sin resolverse. Existe el riesgo de que el país comience el 2023 con un conflicto a gran escala.

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El alto el fuego mediado por la ONU permitió reducir temporalmente los niveles de violencia entre Ansar Allah (AA, o Houthis) y las fuerzas alineadas con el gobierno reconocido internacionalmente. Pero este acuerdo llegó a su fin el pasado mes de octubre.

Los ingresos de las familias se han desplomado. Un 23% de los hogares yemeníes no tienen ingresos, lo que pone de relieve las repercusiones del largo conflicto. Los servicios básicos no llegan a la población. El 40% de los niños en edad escolar no recibe educación, y un tercio de los hogares accede al agua de fuentes no seguras, lo que aumenta el riesgo de propagación de enfermedades transmitidas por el agua.

La inseguridad alimentaria se encuentra actualmente en los peores niveles de los últimos tres años y es probable que empeore debido a las turbulencias económicas. Pese a la tregua, 17 millones de personas (el 53% de la población evaluada) necesitaban ayuda alimentaria.

4. República Democrática del Congo (RDC)

La República Democrática del Congo (DRC) ya sufría una de las crisis más complejas y prolongadas del mundo, incluso antes de que el grupo armado Movimiento 23 de marzo (M23) lanzara una nueva ofensiva el pasado mes de marzo.

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El regreso del M23, al que la RDC acusa a Ruanda de apoyar, está provocando un aumento de los desplazamientos y perturbando la ayuda humanitaria. Además, empeora la situación en una región con un conflicto en curso, en el que interviene una compleja amalgama de grupos armados, unas difíciles condiciones económicas y brotes de enfermedades como el sarampión, la malaria y el ébola.

La combinación de estas crisis aumenta las necesidades, los desplazamientos y la inseguridad alimentaria.

3. Afganistán

Más de un año después de que el Emirato Islámico de Afganistán (AIE, comúnmente conocido como los talibanes) tomara el poder, los afganos están sintiendo los efectos devastadores del colapso económico. El 97% de la población afgana se encuentra en riesgo de pobreza y más de la mitad de la población depende de la ayuda humanitaria.

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La crisis climática contribuye y agrava la crisis afgana. Afganistán se enfrenta a su tercer año de sequía, y también ha sido testigo de cruentas inundaciones en todo el país provocadas por unas precipitaciones superiores a la media, el deshielo de los glaciares del Himalaya y la mala gestión de las infraestructuras hídricas.

Las mujeres y niñas afganas seguirán sufriendo de forma desproporcionada. Las prohibiciones del gobierno sobre la educación secundaria de las mujeres y otras normas privativas de libertades están contribuyendo a borrar a las mujeres de la vida pública

Es improbable que los servicios sanitarios, educativos y de subsistencia estén a la altura de los altos niveles de necesidad. Aunque la ayuda internacional haya permitido reanudar algunos servicios, los niveles de ayuda al desarrollo disminuirán

2. Somalia

Más de 200.000 somalíes sufren actualmente una inseguridad alimentaria catastrófica. A mediados de 2023, esa cifra se habrá más que triplicado y más de ocho millones de somalíes —casi la mitad de la población— vivirán en niveles de crisis de inseguridad alimentaria. El desencadenante inmediato es una sequía sin precedentes: el país está experimentando actualmente su quinta temporada consecutiva de falta de lluvias.

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Pero no se trata de un desastre natural. El cambio climático ha aumentado la frecuencia y la gravedad de las sequías, décadas de conflicto han erosionado significativamente la capacidad de Somalia para responder a nuevos choques y el daño combinado a la producción nacional de alimentos de Somalia ha hecho que el país dependa de los granos importados

Los elevados precios mundiales de los alimentos están dificultando aún más que la población pueda alimentar a sus familias. El país ha pasado a depender de los alimentos importados —el 90% de los suministros de trigo de Somalia proceden de Rusia y Ucrania—.

Los agentes humanitarios tienen una capacidad limitada para entrar y operar en las zonas controladas por el grupo armado no estatal Al Shabaab (ACAPS), aunque el grupo permite a los residentes de esas zonas salir de ellas. La falta de financiación está socavando la respuesta humanitaria, incluso cuando las necesidades aumentan.

1. Ucrania

La guerra en Ucrania ha desencadenado la crisis de desplazamiento "más rápida y de mayor envergadura" del mundo en décadas (ACNUR). Los riesgos para los civiles persistirán, ya que los combates siguen siendo intensos. Es probable que el conflicto activo continúe en 2023, y que los civiles se enfrenten a mayores riesgos.

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El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) informa de 17.595 víctimas civiles, entre ellas más de 6.800 muertos, desde que comenzó la guerra en febrero de 2022, aunque las cifras reales podrían ser superiores.

Los ataques con misiles rusos han destruido partes de la infraestructura crítica de Ucrania, incluidas las fuentes de energía y agua, dejando a millones de personas necesitadas de servicios esenciales y en riesgo de enfermedad a medida que el conflicto continúe en 2023.

La guerra ha creado la mayor y más rápida crisis de desplazados en décadas (ACNUR), con 7,8 millones de refugiados en toda Europa, y ha acelerado la contracción de la economía ucraniana, agravando las necesidades existentes. Aunque el país también está recibiendo una importante ayuda internacional que mitigará el impacto de la crisis.