Tres mujeres simbolizan la lucha contra el cáncer de mama

Tres mujeres simbolizan la lucha contra el cáncer de mama iStock

Historias

No es rosa todo lo que reluce: ¿Qué es el 'pinkwashing' y qué intenciones esconde?

Muchas empresas venden productos con un lazo rosa mientras ocultan que utilizan sustancias químicas cancerígenas para fabricarlos.

19 octubre, 2022 03:10

En los últimos años Internet ha multiplicado exponencialmente la visibilidad de los días mundiales e internacionales en los que se reivindican multitud de causas. Sin embargo, muchas empresas privadas, e incluso algunos gobiernos, aprovechan el impacto social de estos movimientos para hacerse un lavado de cara fingiendo compromiso mientras ocultan prácticas que van precisamente contra lo que aseguran defender.

El movimiento feminista, el colectivo LGTBIQ+ o la lucha contra el cáncer de mama son tres de las principales víctimas del pinkwashinggreenwashing cuando se trata de medioambiente y ecologismo—, una estrategia comercial de blanqueamiento que únicamente persigue el beneficio económico sin impulsar ninguna acción concreta en favor de la causa.

Algunas campañas de marketing han sido acusadas de pinkwashing por representar de forma exagerada y estereotipada a las personas queer, consiguiendo un efecto de rechazo cuando lo que pretendían era aparentar apoyo a esta comunidad.

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¿Qué es el ‘pinkwashing’?

El pinkwashing es un término muy amplio, que abarca diversos movimientos, aunque suele refiere a la apropiación espuria de las vindicaciones feministas y de identidad sexual. La primera vez que se utilizó el término fue en 2002, cuando la organización Breast Cancer Action (Acción contra el cáncer de mama) criticó abiertamente a las empresas que vendían productos con sustancias químicas cancerígenas poniéndoles un lazo rosa (que simboliza el apoyo a la lucha contra esta enfermedad).

En la era de Internet y las redes sociales, numerosas empresas cambian su avatar en los días previos a la conmemoración para adornar su marca con una bandera arcoíris, o ponerle un fondo rosa y así dar a entender su compromiso con la causa.

Muchas de esas compañías tratan de ocultar así agendas y políticas reaccionarias y regresivas. Paradigmático es el caso de las petroleras, que mientras venden sostenibilidad destruyen los ecosistemas con sus prácticas dañinas para el medioambiente.

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Israel y los DDHH

Probablemente, el ejemplo más claro de pinkwashing sea la campaña de propaganda exterior que hace unos años lanzó el gobierno israelí para promocionarse como el país más tolerante con la homosexualidad de Oriente Medio.

Esta estrategia nació a raíz de las críticas que recibió Israel en el escenario internacional por las constantes violaciones de los Derechos Humanos que perpetra contra la población de los Territorios Ocupados de Palestina —independientemente de su condición sexual—, con matanzas como la de Sabra y Shatila, o la situación de Gaza.

Una pancarta en protesta contra el apartheid de Israel.

Una pancarta en protesta contra el apartheid de Israel. iStock

En su apartheid, Israel no le otorga ningún permiso especial a los homosexuales o a las personas del colectivo LGTBI+ para que puedan salir de Gaza, por ejemplo. Tampoco hace ninguna distinción cuando su ejército de ocupación bombardea territorios de Palestina, o hace incursiones violentas.

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Además de padecer la agresión y la ocupación colonial, y sufrir homofobia y transfobia, Israel ejerce violencia epistémica contra los palestinos queer, borrando sus identidades e invisibilizándolos en la esfera pública. Con una narrativa represiva que aleja al colectivo LGTBIQ+ de los espacios árabes, también los segrega en dos categorías: palestino y queer.

De cara a la opinión pública internacional, Israel se vende como un garante de los derechos de los homosexuales palestinos y árabes; sin embargo, no se conoce ninguna acción gubernamental orientada a preservar esos derechos. Por ejemplo, el sesgo religioso ortodoxo de las leyes israelíes prohíbe que las parejas homosexuales contraigan matrimonio o adopten niños.

Una práctica extendida

El pinkwashing no es exclusivo de Israel. Es habitual que en países como Estados Unidos o de la Unión Europea, el ala más dura de los partidos conservadores o demócrata cristianos impulsen la creación de plataformas aparentemente proderechos LGTBIQ+ para reclutar perfiles reaccionarios y enmascarar políticas regresivas.

Por ejemplo, durante su campaña de 2017 en Francia, la ultraderechista Marine Le Pen se alejó deliberadamente de la postura más homófoba de su partido y nombró asesores homosexuales.

Otras formaciones europeas de extrema derecha, como la English Defence League británica, camuflan su argumentario racista y xenófobo bajo una supuesta defensa de la comunidad LGTBIQ+, culpando a los inmigrantes de la homofobia, por ejemplo.