Reproducción de la vista de un dron sobre la playa de Gaza para el cortometraje 'Yalla'

Reproducción de la vista de un dron sobre la playa de Gaza para el cortometraje 'Yalla' Potenza Producciones

Historias

'Yalla', el corto de la campaña de Amnistía Internacional, y el Goya como "excusa para hablar de justicia"

El director de la cinta, Carlo D’Ursi, explica las claves de este cortometraje que forma parte de la campaña de AI 'Stop Killer Robots' y que visibiliza la historia de los 4 menores que perdieron la vida mientras jugaban al fútbol en Gaza.

16 enero, 2022 03:51

El productor y director de cine Carlo D’Ursi (Bari, 1978) estaba de visita en Palestina cuando un encuentro fortuito con el dueño de un kebab de Jerusalén Este hizo que empezara a investigar sobre niños identificados como "combatientes enemigos" por el ejército de Israel. Ese fue el germen de su cortometraje nominado al Goya, Yalla

D'Ursi cuenta por teléfono que aquel hombre que conoció en aquella visita tenía su local de comida justo al lado del muro de separación entre la zona israelí y la árabe. Le relató la muerte de su hermano menor, un niño al que se le embarcó la pelota al otro lado de la división mientras jugaba al fútbol y cometió el error de ir a buscarla.

El cineasta explica que a partir de ahí empezó su investigación. En medio de ella, dio con un caso especialmente terrorífico que acabaría convirtiéndose en su corto: el de los primos de la familia Baker. 

Cartel de 'Yalla', de Carlo D'Ursi

Cartel de 'Yalla', de Carlo D'Ursi

También conocido como el caso de los niños de la playa de Gaza, se remonta a julio de 2014, cuando, según periodistas que se encontraban en las inmediaciones, cuatro primos jugaban al fútbol junto al mar, en las inmediaciones de un barrio de pescadores de la ciudad palestina. Un dron artillado israelí identificó como combatientes enemigos a Ismail, de 9 años, Ahmed, de 10, Zacaría de 10, y Mohamed, de 11. El resultado: dos misiles disparados contra la costa gazatí cuyas explosiones acabaron con sus vidas.

Las familias de los pequeños y varias oenegés de derechos humanos tanto internacionales como israelíes exigieron una investigación. Aunque la Fiscalía y el propio ejército la archivaron alegando que estaba justificado por ser una zona declarada objetivo militar en tiempos de guerra, el Alto Tribunal de Israel ha ordenado revisar las diligencias este mismo martes 11 de enero.

Un giro que coincide con la campaña para los Goya del cortometraje al que dio lugar la conversación de D’Ursi con el cocinero de Jerusalén Este. Yalla se rodó en 2019 y pudo ser exhibido en cines de toda España durante 2021 en programa doble junto al largometraje Gaza mon amour, algo no tan habitual en nuestro país.

La película cuenta en 10 minutos la historia de los primos Baker y explica los peligros de las armas automáticas manejadas por una inteligencia artificial. Como lo hace también la campaña de Amnistía Internacional (AI) Stop Killer Robots (o detén a los robots asesinos), que pide legislar este tipo de armas manejadas por una inteligencia artificial a nivel internacional.

Yalla, la expresión que da título a la historia, en árabe que significa “vamos” o “corre”, lo que D’Ursi imagina que se gritaban los niños mientras jugaban al fútbol. Justo cuando empezaron las explosiones. 

El camino al Goya

“Hay una parte de ego en toda esta movida de los Goya”, admite D’Ursi. Y especifica: “Cuánto más pasa, más se te hace bola. Pero el Goya lo quiero para tener la excusa para seguir hablando de esto”.

Carlo D'Ursi durante el rodaje de 'Yalla'.

Carlo D'Ursi durante el rodaje de 'Yalla'. Potenza Producciones

En 2021, Yalla ganó el Mejor Cortometraje en los Premios Forqué, los que conceden los productores españoles y que suelen ser un anuncio de los favoritos a los de la Academia. Originalmente, el corto se financió a otro premio, el que concede la propia Amnistía Internacional durante la celebración del Festival Internacional de Cine de Albacete (Abycine) a proyectos de cortometrajes.

“El Forqué ayudó, pero la presión informativa de la actualidad es altísima y en seguida se olvidó. La vida de un ser humano, y más de un menor, es sagrada. Entonces, si me preguntas si Yalla tiene un objetivo político, te digo que sí, porque no hay que tenerle miedo a esa palabra: crear conciencia para que se regulen las armas automáticas y que se proteja a la infancia de ser objetivo de guerra”, resume D’Ursi. “Esa ventana es la que nos da el estar nominados, y la estoy aprovechando”.

Actualmente, el cortometraje está disponible en Movistar+ y Filmin, se ha emitido en Castilla-La Mancha Media y se ha proyectado este mes de enero en la Muestra de Cine Social y Derechos Humanos (MUSOC) de Asturias. Cuando los derechos pactados con estas compañías se cumplan, se distribuirá por los canales de Amnistía Internacional, además de en centros educativos a través de la Plataforma Platino Educa.

El cineasta considera que "el formato corto es más apto para gente joven". Y asegura que "diez minutos, el tiempo que me pongo yo siempre con los cortometrajes, permite que llegue a más público".

Fotograma del cortometraje

Fotograma del cortometraje Potenza Producciones

D'Ursi defiende las posibilidades divulgativas del formato: “Como productor de largometrajes tengo que mirar el mercado para que sea rentable lo que hacemos, pero que el corto tenga sus propios canales de distribución permite más libertad. Al final Yalla lo van a ver más personas que muchos largometrajes que se estrenan en salas, y el objetivo con esta historia era ese”.

Vivir o morir por un algoritmo

AI recoge en su campaña las preocupaciones del propio secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, que el pasado diciembre, durante la VI Conferencia de Examen de la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales, pidió nuevas normas sobre el uso de armas autónomas basadas en nuevas tecnologías como la inteligencia artificial y el reconocimiento facial.

Países como Austria pidieron su prohibición total. Otros, como Estados Unidos, fueron más prudentes. Estas diferencias provocaron el fracaso de las negociaciones. Eso sí, desde diciembre se reconoce la necesidad “urgente” de una respuesta legal que reproduzca las condiciones de los tratados sobre minas terrestres y municiones de racimo. Sin embargo, aún no se ha llegado a un acuerdo sobre los pasos a seguir para negociar una nueva legislación.

Fotograma de 'Yalla'.

Fotograma de 'Yalla'. Potenza Producciones

En Stop Killer Robots, AI señala problemas habituales en el debate de la inteligencia artificial: poner la seguridad en sus manos deshumaniza a las personas sujeto de su vigilancia, no tiene en cuenta los sesgos con los que son programadas los algoritmos, separa a los operadores de las armas de las consecuencias de sus actos o impide exigirles explicaciones –como en el caso que recoge Yalla–.

Como reza la campaña, “las tecnologías son diseñadas y creadas por personas. Tenemos la responsabilidad de establecer límites entre lo que es aceptable y lo que es inaceptable. Tenemos la capacidad para hacer esto, para proteger nuestra humanidad y garantizar que la sociedad en la que vivimos, que continuamos construyendo, sea una en la que la vida humana se valore, no se cuantifique”.

En su experiencia exhibiendo el corto, D’Ursi ha notado que entre el público “no hay conciencia de que existen estas armas, pero la gente sí está muy familiarizada con los algoritmos. Entienden que si un algoritmo te propone series que te gustan puede llegar a ser tan inteligente para decidir matarte o no, o por lo menos se le puede programar dándole ese poder".

Y añade: "Si yo digo ‘un algoritmo puede decidir si vives o mueres’ todo el mundo capta el concepto a la primera". Por eso, asegura “creo que a raíz de esta decisión del Supremo israelí hay muchos responsables políticos que van a perder el pudor y posicionarse con este tema”.