Una economía circular favorecería la recuperación del planeta

Una economía circular favorecería la recuperación del planeta

Historias

Ocho claves para entender en qué consiste la economía circular (en la práctica)

ODS 12: La economía circular, uno de los principios fundamentales de la Agenda 2030, promueve la producción y el consumo responsables. 

3 septiembre, 2021 02:18

“Una manera de transformar nuestro sistema, que ofrece las herramientas necesarias para atajar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad a la vez que se abordan las necesidades sociales más importantes”. Así define la Fundación Ellen MacArthur la economía circular.

La organización sin ánimo de lucro británica, referente mundial en la circularidad de la economía, asegura, que este modelo es clave para conseguir un equilibrio entre prosperidad, empleo y resiliencia. Y, a la vez, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, los residuos y la contaminación.

Nuestro sistema actual entiende la economía de una forma lineal, basada en la extracción, la fabricación, la utilización y la eliminación. Una forma de producción que ha alcanzado sus límites: el 29 de julio de este año los ecosistemas de la Tierra agotaron su capacidad de regenerar los recursos naturales.

Vivimos y, sobre todo, producimos y consumimos como si tuviésemos las materias primas de 1,75 planetas a nuestra disposición. Pero la economía circular podría ser la respuesta que el planeta necesita para que nuestros sistemas productivos se asemejen más a los ciclos naturales. Para conseguirlo, como explican desde la Fundación Economía Circular, son ocho las claves fundamentales que todas las industrias y los consumidores deben tener en cuenta.

Ecodiseño

El ecodiseño es uno de los principios fundamentales de la economía circular, y se basa en la previsión. Es decir, en tener en cuenta desde la concepción y el diseño de un producto el impacto medioambiental -e, incluso, social- que un producto puede tener a lo largo de todo su ciclo de vida.

La también llamada ecoconcepción es una práctica cada vez más común en el sector del zero waste o residuo cero. Por ejemplo, los cepillos de dientes de bambú, fabricados con un material que, además de ser antibacteriano y asequible, se biodegrada en seis meses. Los cepillos tradicionales, hechos con plástico, pueden llegar a tardar hasta cuatrocientos años en desaparecer.

Ecología industrial

De nada sirve que una empresa o sector específico se circularice si no cuenta con una red de apoyo industrial. La ecología industrial plantea que la organización de la industria territorial optimice los stocks, los flujos de materiales y materias primas, la energía y los servicios.

De esta manera, se recuperan, reciclan y gestionan todos los materiales del sector, que son reaprovechables de una industria a otra. Esta simbiosis es clara en la localidad danesa de Kalundborg, donde los residuos de la central eléctrica (el vapor) alimenta a la fábrica de biomasa, que produce levadura que sirve de alimento a las granjas de cerdos del municipio.

Economía de la funcionalidad

La economía circular no solo consiste en reutilizar todo lo imaginable, sino también en reducir la compra. Por ello, la funcionalidad es clave: se privilegia el uso frente a la posesión.

Dicho de otro modo, ante una necesidad esporádica se prioriza el compartir: Si se necesita una llave inglesa para ajustar una tuerca se priorizarán sistemas de préstamo -a través de aplicaciones móviles, por ejemplo- antes que la compra de una herramienta nueva.

Reutilización

Muchos residuos, o parte de ellos, pueden recuperarse y tener una nueva vida útil. La economía circular promueve, precisamente, que todo lo que pueda usarse se use para elaborar nuevos productos o darles nuevos usos. Por ejemplo, los posos del café pueden reutilizarse como fertilizante natural para plantas.

Segundo uso

A diferencia de la reutilización, el segundo uso consiste en reintroducir en el circuito económico los productos que ya no satisfacen las necesidades de los consumidores. Esto ocurre con frecuencia, por ejemplo, con las ruedas desgastadas, que vuelven al proceso productivo para reacondicionarse y volver a utilizarse.

Reparación

A nadie se le escapa una práctica ancestral como la reparación. Aunque podría parecer similar al segundo uso, esta consiste, como su propio nombre indica, en reparar o darle una vida nueva a un producto que ya no funciona. El mejor ejemplo lo encontramos en los productos informáticos o la ropa, que pueden ser arreglados para seguir cumpliendo su función.

Reciclaje

Uno de los procesos más conocidos de la economía circular es el reciclaje, que consiste en aprovechar los componentes o materiales que se encuentran dentro de los residuos. El mejor ejemplo es el del plástico, material que se recupera y pasa por un proceso de reciclado para reintroducirse en el proceso productivo como nueva materia prima.

Valorización

En la naturaleza, la basura no existe. Todos los materiales tienen un propósito. La valorización energética consiste, precisamente, en convertir aquellos residuos que no se pueden reciclar, reparar o reutilizar en energía.

El biogás sería un ejemplo claro de fuente de energía procedente de la valorización de residuos. Este gas se obtiene a través de la descomposición microbiológica de materia orgánica biodegradable.