
Una raya captada por ANSE sobre la arena de Portmán.
Así prolifera la vida en Portmán tras 35 años siendo una de las bahías "más contaminadas por el hombre en el Mediterráneo"
Este enclave ubicado en La Unión (Región de Murcia) quedó colmatado por la acumulación de residuos mineros que se vertían sobre el mar.
Más información: El día que Greenpeace intentó parar el mayor desastre ambiental del Mediterráneo en Portmán.
En la bahía de Portmán (La Unión, Murcia) la arena es negra, y eso es porque buena parte de ella no es real: se trata de residuos mineros que durante décadas se vertieron directamente sobre el mar; algunos de ellos, mezclados con componentes tóxicos.
Desde 1957 y hasta 1990 se arrojaron al agua 60 millones de toneladas de estériles que hicieron desaparecer la única bahía del municipio murciano de La Unión 'tragada' por una lengua de fango. Y con ella, todo lo que había bajo el agua: incluidos los ecosistemas marinos.
Como consecuencia, la línea de costa de esta pedanía, Portmán, retrocedió 700 metros. Un desastre a solo 9 kilómetros en línea recta del Mar Menor que el director de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), Pedro García, asegura que dio lugar a "uno de los lugares más degradados del Mediterráneo".
Sin embargo, 35 años después, García confirma a EL ESPAÑOL | ENCLAVE ODS que "la naturaleza ha ido colonizando las nuevas áreas afectadas frente a la playa artificial que se generó por la acumulación de vertidos enfrente de la antigua bahía".
ANSE ha publicado esta semana un vídeo donde muestra algunas de las especies que habitan a día de hoy frente a la bahía: "Encontramos las especies típicas de cualquier arenal razonablemente bien conservado: anguila de arena, sepia, lenguado, tembladera, pastinaca…".
Vida marina sobre las arenas negras de Portmán.
En este sentido, el director de esta entidad ecologista se muestra sorprendido al revelar que lo "más llamativo" que han captado es "la presencia de mantelina, conocida también como raya mariposa, una especie catalogada como 'en peligro'".
Aunque desde ANSE aseguran que "no solo en la playa artificial del frente de la bahía, sino también en el tramo de acantilados que se extiende desde la Punta de la Galera hasta la playa de El Gorguel es posible observar como la vegetación y la fauna marina han recolonizado extensas superficies de roca que estuvieron completamente sepultadas por residuos mineros".

Una mantelina o raya mariposa, especie en peligro, detectada por ANSE frente a la Bahía de Portmán.
"Antes de los vertidos, frente a la zona donde hoy empieza la línea de playa, habría unos 14 o 15 metros de profundidad, y seguramente hubiera praderas de posidonia, piedras más o menos finas dependiendo de la zona", expone García.
"Sin embargo, hoy encontramos esas arenas que el mar ha ido lavando y moviendo hasta crear un arenal nuevo. Esto es una parte de la vida que se ha ido regenerando por sí misma".
Esto lleva a García a reflexionar que "mientras se discute sobre lo que hay que hacer sobre el futuro de la destruida Bahía de Portmán, mientras polemizamos sobre la mejor solución para el futuro de un enorme foco de contaminación y destrucción de la costa, la naturaleza ya viene actuando y recuperando una parte importante de las zonas afectadas por los vertidos".
Regeneración de Portmán
En este momento la bahía de Portmán se encuentra en un momento clave de su historia. El Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) presentó un proyecto el pasado abril para realizar una "una adecuación de la zona", pero sin llevar a cabo ninguna extracción de los estériles. En definitiva, un sellado completo.

Una imagen aérea que muestra el estado actual la Bahía de Portmán, donde se señala el espacio colmatado por los vertidos mineros.
Esta iniciativa choca diametralmente con las aspiraciones del Gobierno regional, del Ayuntamiento de La Unión y de la mayoría de los colectivos ecologistas. Incluso el propio PSOE local se muestra en desacuerdo con la iniciativa que han presentado sus copartidarios del ministerio.
Pero tras meses de protesta, el MITECO no ha mostrado ningún indicio de dar marcha atrás, aunque su proyecto todavía está en período de alegaciones.
Al respecto, el propio director de ANSE valora que "si no se lleva a cabo alguna actuación, la acción del mar seguirá erosionando el frente de la bahía y movilizando los recursos acumulados".

El director de ANSE, Pedro García, en una foto de archivo liberando una cerceta pardilla.
Y es que tras 35 años del cese de los vertidos, el naturalista asegura que los estériles, en este momento, "no plantean un riesgo importante para la fauna, porque la mayor parte de los contaminantes se encuentran en los niveles inferiores, enterrados".
Pero el riesgo estriba en que "el mar siga desplazando las arenas, erosionándolas", como ha ido haciéndolo estas casi cuatro décadas, y en algún momento "vuelvan a aflorar" esos contaminantes.
"Si esos residuos tóxicos volviesen a entrar en contacto con el medio marino, la naturaleza iría contaminándose poco a poco, dependiendo del tipo de erosión que se produjera. La gravedad dependería de la acción de los temporales y de cómo actuaran las administraciones".
Aunque García reconoce que "es muy difícil elucubrar" con exactitud la magnitud de las consecuencias que tendría el que esos contaminantes volviesen a entrar en contacto con el nuevo ecosistema marino.

Un lenguado detectado en una inmersión nocturna de ANSE frente a la Bahía de Portmán.
"Los efectos se darían en zonas muy localizadas que podrían sufrir alguna mortandad de peces o de bivalvos en las zonas más próximas al foco de contaminación, la cual también puede llegar por arrastres de estériles desde la Sierra Minera como consecuencia de las lluvias".
Esta dinámica que menciona el director de ANSE es, en esencia, lo mismo que ocurre con el Mar Menor, para el que los arrastres de metales pesados procedentes de la sierra minera representan una de sus principales amenazas de contaminación por el aporte excesivo de nutrientes que le suponen.
Los antiguos depósitos de restos mineros están repletos de metales pesados que la acción de los temporales arrastra hacia el mar, desembocando en las dos cuencas vertientes: por un lado, en el Mar Menor, y por otro, en el Mediterráneo, donde se encuentra la bahía de Portmán.

Un opistobranquio detectado por ANSE frente a la Bahía de Portmán.
Por esta razón, García insiste en que "es más urgente actuar sobre los cauces de las ramblas que lo que podría ocurrir por la acción del oleaje".
"De cara a la regeneración de la propia bahía, nosotros apoyamos que, usando las mejores tecnologías posibles, se lleve a cabo un dragado reducido".
Como conclusión de la entrevista, el veterano ecologista reflexiona sobre el presente y el futuro inmediato de la bahía, para lo que se muestra pesimista: "El futuro pasa por invertir desde 40 millones de euros hasta no sabemos cuántos. Pero 35 años después de destruida, todavía vemos que no hay futuro".
"Una generación entera no ha podido aprovechar la bahía. Esta es una gran muestra de que tenemos que ser conscientes de que la naturaleza evolucionará, se restaurará, será distinta, pero si el hombre no actúa para cuidarla, será él el que más pierda".