10 ciudades tan contaminadas que la mascarilla seguirá siendo necesaria tras la pandemia

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10 ciudades con tanta contaminación que la mascarilla seguirá siendo necesaria tras la pandemia

Varios países asiáticos, liderados por China e India, encabezan la lista de ciudades cuya contaminación por PM2,5 es crítica. Su mala calidad del aire puede provocar patologías severas en las personas.

20 febrero, 2022 02:24

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La contaminación atmosférica es un enemigo invisible que mata lenta y sigilosamente a través de micropartículas que se cuelan en nuestro organismo cada vez que respiramos. Un informe publicado en 2018 por Environmental Research señalaba que 1 de cada 5 muertes en todo el mundo (más de 8 millones de personas) fueron causadas por efectos derivados de la polución.

Ozono, sulfatos, nitritos, aerosoles, partículas sólidas, semi líquidas en suspensión, todas ellas despertadas por la quema de combustibles fósiles, el uso exacerbado del transporte, la utilización de electrodomésticos y la producción industrial, con el agravante del calentamiento global, hacen de este cóctel de partículas perniciosas para la salud humana un enemigo extremadamente peligroso. En algunas ciudades ya ha provocado que se alcancen cotas de contaminación insostenibles para la salud humana.

Tras el empeoramiento de enfermedades cardiovasculares y pulmonares, el agravamiento de patologías previas e incluso de secuelas de virus comunes como la gripe o la misma Covid, muchas veces se encuentra un culpable invisible: la mala calidad del aire. A mayor contaminación, más enfermedades. 

"Las partículas PM2,5 son tan diminutas que penetran rápidamente en los tejidos humanos", señala Fernando Valladares del CSIC

El ecólogo del CSIC Fernando Valladares señala algunos de los potenciales peligros de respirar el aire de una ciudad con altos niveles de contaminación: "Facilita la aparición de cáncer, agudiza problemas respiratorios y alergias y, en general, provoca cuadros mucho más agudos y críticos en personas con una salud deteriorada, especialmente en ancianos, niños y mujeres gestantes, que son los más vulnerables", señala el científico, que también añade que a veces, simplemente, existen condiciones genéticas que predisponen a la persona a sufrir más los efectos de la polución.

Sin embargo, no todas las exposiciones ni los riesgos son los mismos ni las partículas nocivas iguales. Los climas secos como el de Madrid, Santiago de Chile o Atenas, son más propensos a condiciones anticiclónicas en las que el ozono es el mayor problema para la salud. Esta partícula, por ejemplo, causa 17.000 muertes prematuras anuales en toda Europa, según señala la Agencia Europea del Medio Ambiente. Luego hay partículas como el óxido de nitrógeno, que provocan 40.000 fallecimientos anuales. Finalmente están las más nocivas y peligrosas: las PM2.5.

"Son partículas que tienen menos de 2,5 micras", explica Valladares. "Están presentes en casi cualquier región del planeta y son muy nocivas porque son tan diminutas que penetran rápidamente en los tejidos humanos. Por ejemplo, a través del bulbo olfativo pueden llegar al cerebro. Además, son el asentamiento de cánceres, como el de pulmón, que es la diana de la contaminación, y de tumores cerebrales".

Las 10 ciudades más contaminadas

Las partículas en suspensión o PM2.5 generan 307.000 muertes prematuras en Europa, según indica la Organización Mundial de la Salud (OMS). "En 1990 había un millón de muertes, así que la política europea de calidad del aire ha reducido casi en 700.000 las víctimas", señala el investigador del CSIC Xavier Querol. "Dependiendo de la zona del mundo en la que estés, hay diferentes niveles y contaminantes. Yo trabajo desde hace 30 años en Wuhan, y allí la media de PM2,5 en 2006 era de unos 120 microgramos por metro cúbico. Ahora hemos repetido los estudios y los resultados dan 46 µg/m³. China ha variado y mejorado mucho la calidad del aire, aunque aún es mala".

Algunas de las ciudades chinas lideran precisamente el ranking de ciudades más contaminantes del mundo. Según el ranking de calidad del aire elaborado por la plataforma suiza IQAir, Hotan, en China, lidera la lista con una media de 110,2 µg/m³. Le siguen, de golpe, diez ciudades indias, el país que, con diferencia, tiene una peor calidad del aire en todo el mundo.

Vista aérea de la ciudad de Guangzhou, en China

Vista aérea de la ciudad de Guangzhou, en China superjoseph iStock

Los siguientes puestos de este ranking corresponden a Ghaziabad (106,6 µg/m³), Bulandshahr (98,4 µg/m³), Bisrakh Jalalpur (96 µg/m³), Bhiwadi (95,5 µg/m³), Noida (94,3 µg/m³), Greater Noida (89,5 µg/m³), Kanpur (89,1 µg/m³), Lucknow (86,2 µg/m³) y Delhi (84,1 µg/m³). Hace falta irse al puesto número quince para encontrar a Kashgar, en China (81 µg/m³) y al 16 para toparse con un nuevo país, Bangladés, donde Manikang (80,2 µg/m³) destaca como el lugar más contaminado de la región.

"China ha variado y mejorado mucho la calidad del aire, aunque aún la tiene mala. En India, en cambio, es terrible", señala Querol, y lanza una comparativa: "Si miramos Wuhan, recientemente está en 46 µg/m³, mientras que Madrid está a 12 µg/m³. Es cuatro veces más, así que aún les queda". No obstante, la guía de la OMS del 2005 recomendaba los 10 µg/m³ como el mínimo tolerable por la salud de los ciudadanos; el pasado 22 de septiembre el organismo actualizó esa cifra y rebajó la línea de corte a los 5 µg/m³. La situación, por tanto, es crítica en muchos países del mundo, especialmente en la lista que lidera este ranking.

Trasladado a Europa, el estudio de IQAir de 2020 ponía en cabeza de la lista a una ciudad polaca, Orzesze, con 44,1 µg/m³ de media de PM2,5 anuales. Le seguían Sarajevo (42,5 µg/m³), Valjevo, en Serbia (41,5 µg/m³) y otras ciudades de Bosnia y Herzegovina como Lukavac (37,7 µg/m³) y Doboj (37,6 µg/m³). La mayoría antiguos países satélite de la URSS y hoy grandes dependientes de la quema de combustibles fósiles. Para encontrar una ciudad española hace falta irse hasta el puesto número 15, donde aparece Las Palmas de Gran Canaria (31 µg/m³).

"La política europea de calidad del aire ha reducido en 700.000 las muertes prematuras", recuerda el investigador del CSIC Xavier Querol

Estas mediciones corresponden a las micropartículas PM2,5, las más peligrosas. Si trasladamos el estudio a la contaminación provocada por dióxido de nitrógeno, la situación europea cambia considerablemente y Madrid lidera la lista de ciudades más contaminadas por NO2 de la Unión Europea, seguida de Amberes (Bélgica), Turín (Italia), París (Francia), Milán (Italia), Barcelona (España), Mollet del Vallès (España), Bruselas (Bélgica), Herne (Alemania) y Argenteuil-Bezons (Francia).

El problema, señala Querol, es que las guías de la OMS no son de obligado cumplimiento. "La Directiva Europea de Calidad del Aire, la 2008/50, trasladada en el Real Decreto 102 del 2011 en la legislación española, muestra que tenemos 25 µg/m³ como límite. Que Madrid cumpla la ley europea en cuestión de partículas PM2,5 no significa que los ciudadanos estén protegidos. Por eso, justo después de sacar las nuevas guías, la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea lanzó la revisión de la directiva para que no quedase anticuada".

La mascarilla: un aliado inesperado

La pandemia ha normalizado el uso de mascarillas en exteriores. Es precisamente este aliado inesperado el que puede ayudar a prevenir riesgos en los días del año en los que la contaminación ambiental de las ciudades se vuelve peligrosa. Precisamente en países como China o Indonesia el uso de mascarilla es habitual desde hace muchos años. "Las mascarillas nos van a acompañar. Son una herramienta a la que hemos cogido manía por su incomodidad, pero debemos verlas como un aliado", reflexiona Fernando Valladares.

Un grupo de personas camina por el centro de Madrid en junio de 2020

Un grupo de personas camina por el centro de Madrid en junio de 2020 Alejandro Castellón iStock

De momento, si la calidad del aire es mala, la mejor solución para evitar riesgos es ponerse la mascarilla. Con o sin la Covid-19. "Yo mismo recuerdo cómo hace 35 años iba en bicicleta por Madrid con una puesta. Al llegar a casa, sacudía esas mascarillas y de ellas caían físicamente partículas que, sin ella, habrían acabado en mis pulmones". Desde entonces, las condiciones atmosféricas han mejorado de forma "indudable", pero la contaminación sigue presente y el uso de las mascarillas es preciso para evitar una alta exposición a agentes contaminantes.

"Son horizontes que parecen distópicos, pero habrá que utilizarla. Yo espero que las atmósferas se vayan limpiando, pero mientras tanto debemos proteger nuestros pulmones con todo lo que podamos. Somos mucha gente y hacer la transición ecológica y energética nos va a llevar mucho tiempo", remata Valladares.