
Julio García, director de comunicación de la Fundación Casaverde.
El experto Julio García, alto y claro sobre cómo aprovechar el verano con los hijos: "Hay que limitar las pantallas"
El toledano destaca la importancia de fomentar el diálogo y la comunicación personal con los niños durante sus vacaciones.
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Una vez finalizado el curso escolar, los niños disponen de tiempo libre durante el día para disfrutar aprendiendo, jugar, entretenerse y divertirse. Mientras tanto, los padres continúan con sus actividades laborales hasta la llegada de las vacaciones familiares. En este contexto, muchas familias optan por los campamentos de verano y otras actividades organizadas para llenar el tiempo de ocio de los más pequeños.
Este periodo vacacional es una oportunidad única para estimular competencias clave en los niños, especialmente en el ámbito de la comunicación personal, verbal y no verbal. Así lo destaca Julio García Gómez, experto en relación familiar y social de la Fundación Casaverde, quien subraya "la importancia de fomentar el diálogo con nuestros hijos y aprovechar sus vacaciones escolares para el entrenamiento de la expresión oral y no verbal, limitando el uso de pantallas y móviles".
El verano, por tanto, puede transformarse en un "campamento de verano de la comunicación", en el que los niños desarrollen su creatividad, habilidades para el diálogo, la conversación y la exposición oral. Todo lo que aprendan ahora les será de gran utilidad en su etapa escolar y universitaria, especialmente para presentar trabajos, defender ideas y, más adelante, desenvolverse con seguridad en el ámbito profesional.
Juegos en familia
Para Julio García, convertir el hogar en un pequeño laboratorio de expresión es posible y no requiere grandes recursos. Bastan la voluntad de compartir tiempo de calidad en familia y el deseo de cultivar habilidades fundamentales para el futuro. A través del juego, los niños pueden entrenar su capacidad de hablar con claridad, escuchar activamente, organizar ideas y utilizar su cuerpo como una poderosa herramienta de comunicación.
Una propuesta que ha demostrado ser especialmente útil es el llamado reloj de la comunicación. En él, los padres proponen un tema de conversación relacionado con el verano. Cada hijo habla durante 1 minuto sobre uno de estos temas, luego durante 30 segundos y, finalmente, debe resumirlo en 15 segundos como si fuera un titular. Esta dinámica mejora la capacidad de síntesis y enseña a expresarse con precisión.
Otra actividad, igualmente lúdica y enriquecedora, es "A mil palabras por minuto". El juego comienza eligiendo una temática, como el verano, y apuntando todas las palabras que se asocien con ella. Se da un minuto para que cada niño piense y escriba. Al finalizar el tiempo, deben expresar en voz alta las palabras anotadas. Gana quien haya reunido más términos relacionados. Esta actividad estimula la fluidez verbal y la capacidad de asociación de ideas, esenciales para la redacción y la expresión oral.
La comunicación, sin embargo, no se limita al uso de las palabras. En este sentido, una propuesta especialmente útil es la de "La cara, espejo del alma", que invita a los más pequeños a explorar sus emociones a través de la expresión facial. Alegría, tristeza, sorpresa o miedo deben ser representadas únicamente con los ojos, las cejas, los labios. Primero, frente al espejo. Luego, ante la cámara. Este entrenamiento fortalece la comunicación no verbal.
Por último, el cuerpo, en su totalidad, también puede convertirse en vehículo de expresión. Por ello, los juegos de manos y pies ofrecen una experiencia comunicativa integral. A través de gestos con las manos, los niños deben transmitir ideas abstractas como la felicidad, el enfado o la sorpresa. También los movimientos de piernas y pies se convierten en elementos clave para evaluar su desenvoltura espacial y corporal. Al igual que en el ejercicio anterior, la grabación en vídeo permite observar con detalle la expresividad de cada participante y avanzar en la mejora de sus recursos no verbales.
Uso racional de pantallas
Todas estas actividades deben complementarse con un plan claro para el uso racional de pantallas. Es fundamental establecer límites diarios y definir horarios específicos para su utilización. De este modo, se favorece un entorno propicio para el aprendizaje, el desarrollo personal y la interacción familiar.
Estas iniciativas permiten que el tiempo libre veraniego de los niños sea verdaderamente enriquecedor. Y, como concluye Julio García Gómez, "es el momento de aprovechar ese tiempo disponible de nuestros hijos en actividades lúdicas relacionadas con la expresión y la comunicación verbal y gestual, que desarrollen su creatividad y potencien sus capacidades para el diálogo y la conversación".
Así, el verano puede convertirse en una valiosa etapa de crecimiento para los niños, preparando el terreno para su éxito futuro, dentro y fuera del aula.