Cuando en 2013 un comercial se acercó al puesto de trabajo de la conquenseOlga Martínez para ofrecerle los servicios de una tarjeta, no se imaginaba el calvario que estaba a punto de empezar para ella. "Vi que era una buena opción para financiar compras", recuerda esta conquense que sin saberlo estaba aceptando una tarjeta que poco tenía que ver con las convencionales.

Hablamos de las tarjetas 'revolving', una modalidad de dinero de plástico en la queel cliente puede elegir el plazo de devolución del crédito a cambio de un interés previamente pactado con el banco. Es decir, en lugar de pagar al mes siguiente, como sucede con las tarjetas de crédito al uso, el cliente puede elegir una cantidad fija para desembolsar a más largo plazo durante las mensualidades que necesite. Esta modalidad tiene un riesgo para el usuario: si se van amortizando cantidades bajas se puede llegar a no cubrir el principal, por lo que se vuelven a generar intereses y la deuda se convierte en perpetua.

Esta espiral no tardó en envolver a Olga, quien al principio no entendía muy bien lo que estaba pasando. "Empecé pagando unos 140 euros al mes y resultaba bastante cómodo pero pronto las cuotas empezaron a subir", recuerda. Poco a poco, la situación se volvió tan insostenible para ella que decidió dejar de utilizar la tarjeta. Sin embargo, esto no se tradujo en una relajación en las cuotas, si no más bien en todo lo contrario: "Si un mes pagaba 305 euros a lo mejor al siguiente pagaba 350... así hasta meses de 395 euros sin haber hecho ningún tipo de operación con ella", describe.

Más allá del daño económico, esta situación también comenzó a hacerle mella emocional. "Es una situación que te va envolviendo poco a poco y de la que te sientes culpable. En mi caso, ni siquiera se lo había contado a mi pareja porque me avergonzaba, lo que se unido a la impotencia me iba generando cada vez más ansiedad", asegura.

Con la pandemia todo saltó por los aires

La bola de nieve se fue haciendo cada vez más grande hasta que saltó por los aires con la llegada de la pandemia. En un primer momento, Olga reconoce que "al tener un trabajo con un sueldo que me permitía seguir pagando", había seguido su huida hacia delante, pero que a raíz del confinamiento todo dio un giro de 180 grados. "No sabía si iba a entrar en un ERTE o si mis ingresos iban a disminuir, pero sí tenía que tendría que seguir pagando todos los meses por una tarjeta que llevaba dos años sin usar", apunta.

En esa tesitura, cuenta como una tarde "se me apareció un ángel". Ese ángel no era otro que el periodista Carles Francino, quien en su programa La Ventana de la Cadena Ser abordaba la histórica sentencia del Tribunal Supremo que declaraba nulo un préstamo de de una tarjeta de este tipo con un interés del 27 %.A partir de ahí, dio el paso de contar todos los pormenores a su pareja, con la que lleva 30 años, y comenzar la andadura judicial que ha terminado hace poco.

Wizink tiene que devolverla más de 17.000 euros

En menos de un año y tras ponerse en las manos de Reclama por mí, el Juzgado de 1º Instancia Nº 102 de Madrid declaraba nula su tarjeta 'revolving' Nueva Visa condenando además a Wizink a devolverle “todas las cantidades abonadas que excedan del capital dispuesto inicialmente” y que ascienden a 17.080 euros. Según recoge la sentencia, pese a que el TAE inicial era de un 26,82 %, se fue elevando hasta llegar al 27,24 %.

Olga recuerda ese día, el que recibió la notificación del juzgado, como uno de los más emocionantes de su vida. "Estaba en el trabajo, pasé a comer y lo tuve que leer dos veces, porque pese a las sentencias anteriores siempre te queda la incertidumbre de que si pierdes tienes que enfrentarte a más gastos", relata.

Ahora con la "tranquilidad tremenda" que le ha quedado por haber logrado salir de ese laberinto, se ha decidido a contar su caso para así ayudar a personas que estén en una situación similar.

"Igual que a mí un día se me apareció ese ángel, espero que mi historia pueda servir a otros", sentencia.