El Complejo Hospitalario Universitario de Albacete acaba de incorporar la técnica del mapeo motor intraoperatorio, una compleja intervención que permite a los neurocirujanos una mayor seguridad para extirpar los tumores cerebrales, minimizando la morbimortalidad asociada en estos casos.

Según ha informado el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) en nota de prensa, han sido los servicios de Neurocirugía y Neurofisiología, en colaboración con Anestesiología, los encargados de colaborar en estas complejas intervenciones de larga duración, que requieren de una meticulosa preparación previa del paciente en quirófano por parte de los profesionales de Neurofisiología.

El uso del mapeo cerebral está integrado en la práctica clínica desde hace años y ayuda al neurocirujano a identificar las estructuras y vías neurales relacionadas con las funciones motoras, algo “fundamental” para preservar las estructuras corticales y subcorticales relacionadas con el control del movimiento para mantener todas las capacidades motoras del paciente.

Estimulación eléctrica

El Sescam ha explicado que la estrategia del mapeo motor consiste en la estimulación eléctrica directa en áreas diferentes del tejido cerebral para provocar una respuesta motora o interferir en respuestas motoras voluntarias y ha aclarado que la monitorización del paciente se inicia cuando éste ya está anestesiado, previa exploración clínica.

La neurofisióloga del Hospital General de Albacete, Rosa María Sánchez, ha explicado que una serie de electrodos se colocan en diferentes regiones del cuerpo, con el fin de estimular y recoger respuestas denominadas potenciales, para a continuación realizar un registro inicial que sirve de referencia para interpretar los diferentes cambios.

“La técnica que se realiza es el mapping cortical y subcortical para la identificación de áreas motoras, sensitivas, del lenguaje, visual y cognitivas”, ha indicado la doctora Sánchez, quien ha especificado que, una vez expuesto el campo quirúrgico, “lo primero es identificar el surco central que sirve de referencia anatómica”, para posteriormente mapear el córtex cerebral para localizar áreas elocuentes, con el fin de preservarlas.

Por su parte, la neurocirujana Cristina Barreda ha explicado que se trata de una técnica “muy precisa” que aproxima a los cirujanos hasta los milímetros que tienen de margen entre zona de tumor y zona elocuente, con lo que aporta “seguridad y precisión en la exéresis del tumor, minimizando así la morbimortalidad asociada en estos casos”.