El proceso de envejecimiento en España, según datos del Instituto Nacional de Estadística a 1 de enero de 2017, es especialmente acusado en los pueblos del interior, donde los jóvenes emigran a la ciudad. Madrid, por ejemplo, actúa como un polo de atracción sobre Castilla-La Mancha. La capital y las poblaciones adyacentes llevan años ganando población a costa de otras comunidades, especialmente las limítrofes como nuestra región. Este envejecimiento generalizado se da en su plena extensión en Arandilla del Arroyo, en la provincia de Cuenca. En este pueblo de solo 13 personas es el más envejecido de España. El habitante más joven tiene más de 60 años y el 84,6 por ciento de los habitantes, es decir 11 habitantes, ya han cumplido los 65 años. Le sigue en el ranking Castillonuevo (Navarra) y Cobos de Fuentidueña (Segovia).

Entre las capitales de provincia de toda España Salamanca, León y Valladolid son los que  tienen un porcentaje más elevado de población mayor de 65 años. Todos ellos superan el 25 por ciento. Esa media baja en las capitales de Castilla-La Mancha donde ese porcentaje es del 16,3 por ciento en Toledo; Ciudad Real (16,5%); Albacete (15,7%); Cuenca (17,8%); y Guadalajara (16,8%).

Consecuencia de este envejecimiento demográfico, en España hay 1.027 pueblos en los que no hay censados ni un solo niños menor de cinco años. Es decir que en el 13 por ciento de los municipios españoles no se ha registrado un solo nacimiento desde el 1 de enero de 2012. Y 633 pueblos en España no cuentan con ningún niños menos de 10 años. Por el contrario, Parla (Madrid) es la localidad española con menos mayores, tan sólo un 10 por ciento de su población es mayor de 65 años. Le sigue Fuenlabrada con idéntico porcentaje. Esta población joven da como consecuencia que también Parla sea el municipio mayor de 100.000 habitantes con un mayor porcentaje de niños de entre 0 y 10 años, el 15 por ciento del total de la población. A continuación figuran Dos Hermanas (Sevilla) con el 12,6 por ciento y Torrejón de Ardoz (12,1%).