Sandra Ortega es la mujer más rica de España. La revista Forbes ha estimado que la hija mayor de Amancio Ortega posee un patrimonio que supera los 7.100 millones de euros que además la sitúa como segunda persona más rica del país solo superada por su padre (81.800 millones). Sin embargo, esta situación la vive desde una vida bastante discreta que la hacen pasar prácticamente inadvertida allá por donde va, como ha ocurrido esta semana en el hotel boutique 'Entre dos Aguas' que se erige en la que fue casa de Paco de Lucía en Toledo.

Una de las principales pasiones de la hija mayor del magnate de Inditex, nacida de su primer matrimonio con la fallecida Rosalía Mera, es la filantropía. De hecho, preside la Fundación Paideia Galiza, una organización dedicada a "provocar cambios sociales que favorezcan la igualdad de oportunidades, creando espacios de formación y reflexión, y las condiciones necesarias para el desarrollo integral de las personas", según indica su página web.

Dentro de estos objetivos, Paideia ha organizado estos días en Toledo, junto a la Fundación Paco de Lucía, un taller-encuentro titulado 'El viaje del artista' donde numerosos creadores han dado su punto de vista sobre el proceso creativo y al que ha asistido Sandra Ortega junto a Lucía, una de las hijas del guitarrista fallecido.

Foto: Hotel boutique 'Entre dos aguas'

El músico David Otero, el director de la discográfica BMG David Doria, el locutor de RTVE Ángel Carmona, el compositor de bandas sonoras Lucas Vidal o Curro Sánchez Varela, ganador de un premio Goya por su documental dedicado a Paco de Lucía 'La Búsqueda', han sido algunos de los ponentes en la primera edición de esta iniciativa que ha tenido como escenario la casa que tuvo Paco de Lucía en la plaza de Santo Domingo el Antiguo en Toledo y que frecuentó durante largas temporadas.

Como presidenta de Paideia, Sandra Ortega se ha desplazado a la capital de Castilla-La Mancha para tomar parte en 'El viaje del artista' sin que muchos de sus participantes supiesen quién era realmente. Y es que la discreción no tiene por qué estar reñida con el dinero.