Hoy, 9 de noviembre, se cumplen 648 años del día en que el marqués de Villena otorgó el Privilegio de Villazgo a Albacete. En ese momento comenzó la vida independiente de una población que hasta entonces apenas era una aldea aneja a Chinchilla de Montearagón. Podemos decir por tanto que hoy es el cumpleaños de Albacete como núcleo urbano con identidad propia, y queremos celebrarlo como se merece.

El antiguo Ayuntamiento va a acoger un año más el acto institucional, donde aprovecharemos para entregar dos reconocimientos, el individual para la periodista María José Navarro y el colectivo para el Centro Asociado de la UNED. También haremos oficiales el nombramiento de Encarnación Rodríguez Cáceres como Hija Adoptiva, y de Alba Redondo como Hija Predilecta. En nuestra fiesta de cumpleaños como ciudad aprovechamos para valorar todo lo bueno que nos ha ocurrido. Y sí, todos nuestros distinguidos representan las cosas buenas que ocurren en Albacete, porque todos ellos atesoran trayectorias dilatadas y que han contribuido a hacer más grande el nombre y el renombre de Albacete.

En el Día de Albacete debemos unir el recuerdo de la historia y el análisis de la actualidad, la emoción del pasado y la ilusión por el futuro. 

Me gustaría compartir una reflexión: el hecho diferencial de Albacete ha sido históricamente su consideración de cruce de caminos, un punto en el espacio donde se juntan las trayectorias de otros. La Feria, indisolublemente unida a nuestra Patrona la Virgen de Los Llanos, provocó un intercambio de bienes y de pareceres que hizo más grande a esta ciudad. La ubicación entre la Meseta y el Levante, entre el Centro y Andalucía, favoreció que aquí hicieran posada los viajeros y nos trajeran nuevas ideas y nuevos ideales. La llegada del ferrocarril consolidó y revalidó esta cruz de término metafórica que es Albacete. Crecimos y somos grandes porque aquí se cruzan gentes distintas, y como consecuencia se entrecruzan y se mezclan caracteres diversos. También, ya en el siglo XX, vinieron aquí gentes del resto de la provincia como resultado del éxodo rural. Albacete acoge a todos y con todos se engrandece.

Nuestra apuesta de futuro, por tanto, pasa por consolidar ese carácter de cruce de caminos. Queremos seguir siendo lugar de encuentro de gentes dispares, acoger viajeros y viajar nosotros mismos, y para ello debemos defender nuestras infraestructuras y no desaprovechar nuestras oportunidades. El ferrocarril debe seguir uniéndonos con el resto del mundo, tanto como las carreteras y autovías, y ahora también el ámbito digital. Debemos acoger al viajero y aprender de él, atraer más visitantes con la Feria bajo el manto protector de nuestra Virgen de Los Llanos, lograr que el turismo sea todo el año un nuevo foco de atracción y de moderno peregrinaje.

En resumen, la encrucijada que ha hecho progresar a Albacete es una encrucijada física, un lugar donde se encuentran los caminos y las personas, pero también ha de ser una encrucijada de futuro, en el sentido de que tenemos varios caminos para elegir: nuestro destino no está marcado, porque lo haremos nosotros con nuestras acciones y nuestras elecciones. La cruz de término que es Albacete supone un hito en el espacio y también un hito en el tiempo. Nuestra historia no empieza hoy, lo que empieza hoy es nuestro futuro.

Manuel Serrano. Alcalde de Albacete