Editorial

El pacto Page-Podemos, más consolidado de lo que el PP desearía

11 diciembre, 2017 00:02

Al PP de Castilla-La Mancha le preocupan los resultados del pacto de gobierno de Page con Podemos, pero a la vez parece lamentar que dicho pacto esté condenado al fracaso ya que vaticina que no perdurará más allá de la primavera o el otoño de 2018. Así lo ha manifestado el portavoz del PP en la región, Lorenzo Robisco, en una entrevista con la agencia Efe en la que  afirma que el pacto de gobierno que alcanzaron PSOE y Podemos en la región es "una triste novedad" que "está saliendo mal políticamente", aunque sostiene que el acuerdo entre ambos partidos se romperá en 2018 y "Page intentará vengarse de Podemos". El análisis del PP deriva de su oposición frontal a este acuerdo del PSOE con Podemos que va a permitir en apenas medio año aprobar dos presupuestos generales, con todo lo que eso significa. El problema no es tanto lo que se derive de este pacto y de estos presupuestos, en parte inspirados por los principios ideológicos y programáticos del partido morado, como lo que se ha dejado de hacer los dos últimos años, en los que el partido gobernante liderado por Garcia-Page ha tenido que invertir todos sus esfuerzos en allanar el camino para poder gobernar. Y poco más.

Desde nuestro punto de vista el pacto Page-Podemos está bastante afianzado por una razón esencial: Porque a los principales protagonistas del acuerdo les interesa mantenerlo el máximo tiempo posible. A Page porque así puede aprobar los presupuestos y, más allá de esa trascendental circunstancia, le conviene presentarse en alianza con otro partido para dar imagen de mayoría frente a la "soledad" del PP. A José García Molina porque puede mantener su alto estatus político como miembro de un gobierno autonómico en el que goza de un peso específico notable, mientras que si se queda fuera tendría que volver a dar clase en la Universidad. Estamos de acuerdo con Robisco en que el pacto se romperá para que ambos partidos puedan concurrir a las próximas autonómicas con argumentos diferenciados y por separado, pero será seguramente en la recta final de la legislatura en 2019. Todo hace pensar que la animadversión de Page a Molina y a su partido no serán causa suficiente para que rompa con ellos antes de tiempo.