La actualidad de la semana viene muy cargadita y está siendo muy castellano-manchega. Y no sólo por el Día de la Región. Hay cositas de mucho jugo estos días en los medios, más allá de que ayer tuvo lugar en Cuenca nuestro día grande como comunidad y de que el presidente de la Junta, Emiliano García-Page, hizo un discurso aseadito pero dejando claro que no está en su mejor momento. Implora unos presupuestos que necesita como el comer y que, a día de hoy, nadie parece dispuesto a concedérselos. Ni José María Barreda ni María Dolores de Cospedal, muy ocupados con lo suyo en el Congreso, pudieron acompañar a Page para dar un poco de vidilla y animosidad a la cosa, pero al menos estuvo Pepe Bono, que para estas ocasiones no falla y más tratándose de un amigo en horas bajas al que hay que mantener en pie. En fin, la rumorología habla y no para de elecciones anticipadas en Castilla-La Mancha, pero yo digo una cosa: Page terminará la legislatura. Puede hacerlo y lo hará, y ahí lo dejo.

Optimismo y futuro, como el propio presidente de Castilla-La Mancha ofreció en su discurso, curiosamente una intervención sin propuestas en contra de lo que habitualmente suele hacer Page, el hombre de los anuncios estrella. El detalle de estas ausencias no se le escapó al bueno de Vicente Tirado, que se lo contó a todo el mundo. Entre todos los galardonados, a los que felicito uno por uno con la mayor cordialidad, me quedo de manera muy especial con mi adorado Raúl del Pozo, el gran periodista conquense que recibió ayer la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha, profeta en su tierra, y que se marcó un discursito literario y a ratos conmovedor de mucho fuste y amor por lo suyo. El diario El Mundo, su gran periódico, dedica esta mañana su particular homenaje a Raúl del Pozo por un galardón que al periodista le emocionó porque viene de la tierra en la que aprendió castellano "conversando con pastores, gancheros y maquis". El ruido de la calle, o sea.

En estas estábamos cuando hemos leído esta mañana en El Confidencial Digital el cabreo del nueve que tiene Pedro J. Ramírez, director de El Español, con el Ministerio de Defensa, o sea con Cospedal, por haber excluido a este periódico de la campaña publicitaria del Día de las Fuerzas Armadas. Parece ser que Pedrojota no se ha cortado nada y ha ido diciendo por ahí lo maltratado que se ha sentido por Cospedal a causa de esta exclusión, en la que no entro ni salgo ni tengo por qué. Ya veremos si arrecia o no alguna tormenta sobre la ministra o algún responsable del caso.

Y hablando de periodismo, El Mundo tiene nuevo director y es castellano-manchego, vaya por Dios. Otra vez un ciudadrealeño al frente de uno de los periódicos más importantes de España: Francisco Rosell Fernández, natural de la localidad manchega de Puertollano, ha sido elegido nuevo director del excelente diario de Unidad Editorial, en sustitución de Pedro G. Cuartango, que es otro periodista maravilloso que ha hecho un buen trabajo en estos últimos meses. Rosell ha sido durante muchos años el azote del régimen socialista de Andalucía y ahora tendrá una de las mayores misiones periodísticas de su vida. El otro manchego que también dirigió El Mundo, no hace tanto, fue Casimiro García Abadillo, también un grande del periodismo patrio ahora director y fundador de El Independiente.  Castellano-manchegos por la vida y la pluma.