Confidencial

Dos claves para pensar que el PP-CLM se está distanciando de Cospedal

7 noviembre, 2018 00:00

Paco Núñez en un acto del PP en Toledo

El Partido Popular, cuyas expectativas de voto iban al alza con la llegada a la dirección nacional de Pablo Casado y su equipo y la profunda renovación de las estructuras heredadas del largo mandato de Mariano Rajoy, se ha encontrado de golpe con las grabaciones de Villarejo a Cospedal y está viendo como este asunto empaña y oculta el resto de su actividad, y todo ello en el momento en que más necesitan llegar al ciudadano con mensajes positivos, de calado y de futuro, y no con temas oscuros derivados de la corrupción o los tejemanejes de las cloacas del Estado. Eso les obliga a buscar soluciones y superar la incómoda situación lo antes posible, sabiendo que todo pasa por la salida de la política de Cospedal, que probablemente no se lo merece pero que ha entrado en un camino sin retorno. A la exsecretaria general del PP se la ha condenado sin juicio previo.

Si alguien puede sufrir con más intensidad las consecuencias de este problema es el PP de Castilla-La Mancha, que con un equipo joven y absolutamente renovado no puede desplegar su potencial con una carga como la que representa el problema de Cospedal, que de persistir supondría un argumento más, quizá el definitivo sobre los que el PSOE viene utilizando sin contemplaciones desde hace cuatro años contra la expresidenta, para darle la campaña hecha a Page de cara a las autonómicas de mayo. Insistimos, no creemos que Cospedal, artífice del actual PP en Castilla-La Mancha y la única mujer que ha sido presidenta de la región, se merezca este final. Ni mucho menos. Siempre hemos defendido su labor al frente del gobierno autónomo porque hizo lo que tenía que hacer durante la legislatura en la que Castilla-La Mancha sufrió la mayor crisis económica de su historia, de la que casi nadie quiere recordar ahora que el PP heredó una Comunidad al borde de la quiebra en la que apenas había dinero para pagar a los funcionarios y las deudas a los proveedores eran de varios miles de millones.

Como muy bien ha dicho Lucía Méndez en El Mundo, Cospedal ha sido una política “con nervio, garra y personalidad. Enérgica, fuerte, valiente, testaruda, capaz, decidida, ambiciosa. De frente y sin complejos. Hay personalidades políticas que buscan persuadir -incluso seducir- a sus compañeros de partido para lograr sus objetivos. Otras prefieren la voz de mando para que los demás obedezcan. María Dolores de Cospedal eligió la segunda opción: el ejercicio del poder a palo seco”. Y no lo ha hecho mal en los cargos que ha ostentado en estos últimos años, donde ha dejado muestras sobradas de su capacidad de gestión, de liderazgo, de personalidad y de honorabilidad, aunque esto último se esté poniendo en duda con las grabaciones de Villarejo. Pero es verdad que esa forma dura de hacer política de frente le ha granjeado muchos enemigos y una imagen antipática, en tiempos del buenismo y la demagogia, que ha contribuido a hundir su carrera incluso antes de que se conocieran las grabaciones. Ahora ya no le quedan alternativas.

Y es que en estas circunstancias ni siquiera los líderes del actual PP castellano-manchego, hijos políticos de Cospedal, se atreven a darle un apoyo claro y contundente. Se juegan mucho en esta partida y tendrán que andar con pies de plomo para no pillarse los dedos en el envite. Hay dos claves que hacen pensar que Paco Núñez y los suyos han empezado a distanciarse de la “jefa”: La primera, que no han confirmado su nombramiento como Presidenta de Honor del partido, y probablemente no la confirmarán; y la segunda, que no le han mostrado ni el más mínimo apoyo en estos momentos difíciles para ella. Hasta es posible que hayan tomado esta decisión por consejo de la propia Cospedal para que el caso no le afecte al PP regional más de lo debido.

Sea como sea, la portavoz regional del PP, Claudia Alonso, fue muy elocuente el lunes poco antes de que se reuniera el comité de dirección del partido. Sobre todo con sus silencios. Dio un giro al proceso de nombramiento de Cospedal como Presidenta de Honor alegando que aún no es oficial al estar pendiente de que lo confirme la Junta Directiva Regional. Es decir, que algo que se daba por hecho probablemente ya no se va a llevar a efecto, con lo que los populares castellano-manchegos se quitan la rémora de encima y dan por cerrado ese capítulo. Nadie va a reclamar nada, y menos Cospedal conociendo su trayectoria y coherencia en este tipo de situaciones.

Tan sorprendente como lo anterior es que a las preguntas sobre si el PP-CLM apoya en estos momentos a Cospedal, Alonso se limitara a contestar con una escueta fórmula: "El PP de Castilla-La Mancha siempre sabe lo que tiene que hacer". Es una manera de echar balones fuera, pero tan determinante como si hubiera dicho a las claras que en estos momentos no les conviene mostrase a favor de quien hasta hace poco lo era todo en el PP castellano-manchego.

Es todo muy injusto, pero el PP de Núñez no tiene otra alternativa si quiera evitar que de aquí a las autonómicas de mayo no se hable de otra cosa que de Cospedal, lo cual sería letal para sus intereses electorales.