Leo en este digital que la Colección Roberto Polo deja Toledo y Cuenca. Dicen que es una decisión tomada de “mutuo acuerdo” entre la Junta y el coleccionista cubano. Bueno, dejémoslo así. Todavía me acuerdo del cabreo de mister Polo hace poco más de año, cuando se quejaba del poco caso que le hacían ya en el Gobierno regional. La ruptura se veía venir.

No obstante, como todas las buenas parejas mal avenidas, el comunicado de separación está lleno de bonitas palabras, totalmente vacías de contenido. Me quedo con la frase de la portavoz del Gobierno regional, Esther Padilla, diciendo que la decisión llega porque “no se podía avanzar más” y que este proyecto ha cumplido “su ciclo” en Castilla-La Mancha. Una elegante forma de decir “adiós, muy buenas”.

Como he comentado antes, esto se veía venir desde el momento en el que se anunció este proyecto. Se vendió como un nuevo Guggenheim, que iba a poner a Toledo y Cuenca en el mapa del arte del siglo XXI, y se ha quedado en un espacio de tercera regional. Querido lector, confiese, ¿cuántas veces ha visitado la Colección Roberto Polo? No me extrañaría que la respuesta rondara entre cero y una. La mía tampoco va mucho más allá.

El daño ya está hecho -Roberto Polo le coló a Castilla-La Mancha una colección sin enjundia- pero, según dicen, de sabios es rectificar y con esto me quiero quedar. En concreto, en saber qué va a pasar con los edificios cedidos por la Junta para albergar el fiasco ‘Roberto Polo’ en Toledo y Cuenca, ambos de gran valor patrimonial.

Me voy a centrar en el caso de Toledo, en el antiguo Convento de Santa Fe. Si la memoria no falla, la reforma de este edificio se enfocó en un primer momento como desahogo del Museo de Santa Cruz, al que está vinculado. Es por eso que no entiendo por qué la Junta no está anunciando ya que el Convento de Santa Fe será, por fin, la tan necesaria ampliación del Santa Cruz.

Seamos claros: El Museo de Santa Cruz lleva años necesitando con urgencia una ampliación y, sobre todo, una buena ‘repensada’. Pongo un ejemplo, ¿dónde está la sala de la Toledo Romana? No la encontrará como tal, ya que estos fondos están repartidos entre almacenes, el Museo de los Concilios… e incluso, al aire, en el patio del propio de Santa Cruz, donde ya no cabe nada más.

Pero ojo, no se trata de seguir amontonando -que nos conocemos-, sino de tomarse en serio eso de la musealización y dar al Santa Cruz el nivel de museo de primera que se merece. Organizar las salas, darles un sentido que nos guíe en la visita y, también, poner en valor el propio edificio y su historia.

No creo que haya muchos museos provinciales con una escalera de Cobarrubias para acceder a su salas, la pena que en el Santa Cruz parece que ni están. Que no cunda el pánico, la cosa tiene arreglo, la cuestión es si se quiere invertir en esto o, por el contrario, volver a apostar por los juegos de artificio de un nuevo mister Polo. Se verá.