Bono presentó en el Congreso de los Diputados sus Discursos Parlamentarios y dijo que Pedro Sánchez era una persona honrada y honesta. Es su opinión. Junto a él estuvieron José María Barreda, Armengol, Page y Zapatero. Bono tiene poder de convocatoria y a su llamada acuden tirios y troyanos. Hasta Vito Quiles, que en la puerta lo esperaba para correr los cien metros lisos con él. Considera Bono que los socialistas deben defender a Sánchez igual que Sánchez lo defendió a él hace un tiempo, cuando era concejal. Nobleza obliga, habría que corresponder. Los demás hablaron como pudieron, remarcando el vínculo socialista que los unía. Sin embargo, al día siguiente, Page –que miraba a Bono como las vacas al tren-, se descolgó diciendo que hacer de la necesidad virtud, había traído nefastas consecuencias a la vida política española y que lo último había sido la declaración de un terrorista en el Congreso. Sin despeinarse, Page lo había vuelto a hacer. Menos de veinticuatro horas después, ponía en su sitio a Armengol, que la tenía al lado, y dejaba en solfa las palabras de Bono. Cada uno defiende a quien quiere o a quien puede.
El papel de Page me suscita creciente interés en el panorama político actual. Siempre he dicho que es de los más inteligentes que he conocido y siento enorme curiosidad para saber cómo saldrá del embrollo en que se encuentra sumido. Su partido hace lo contrario a lo que él dice y, aunque agiganta y ensancha el campo de juego con sus manifestaciones, Sánchez se lo vuelve a achicar de manera permanente. Es como la piedra de Sísifo, que cuando ya creíamos que estaba arriba, vuelve hacia abajo en la ladera. Page tiene la espada de Damocles de Sánchez y su partido sobre la cabeza de manera permanente, pero se ha acostumbrado a vivir en el límite y ha hecho de ello un arte. El más difícil todavía sería que pudiera caminar con Pedro en el filo de la navaja sin cortarse y sus paisanos le volviesen a comprar el discurso. Para eso queda mucho y faltan todavía tardes inmensas de gloria. A Pedro se le ha abierto una oportunidad con Trump y Page calculará los efectos. Considero que no tiene apego por el cargo y que, si no lo ve claro, probablemente no insista. Por su familia y por él. Aunque el sentido del deber propio también es grande y puede que pese más el camino a Ítaca en busca de su destino final. En eso, es animal político y no defraudará. Si no como sucesor, su voz tendría mucho siempre que decir.
Lo que me sorprendió la otra tarde fue la foto de nuevo juntos entre Bono, Barreda y Page. Tres en uno, la triada capitolina del socialismo manchego o socialismo de rostro amable. Padre, Hijo y Espíritu Santo de una comunidad autónoma en la que se coló Cospedal como Virgen María, aunque la Anunciación le duró poco. José María lo vi tranquilo el sábado en el congreso del Psoe en Ciudad Real. Vive un momento relajado, con sus libros y escritos. Bono, ya lo vimos, sigue en forma, y está mejor que muchos jóvenes con veinte años. Pero quien nos interesa es Page, que también está espléndido y en uno de sus mejores momentos, porque es a quien el destino y el zapato aprietan. La mayoría absoluta que conquistó hace dos años Emiliano ha sido el mejor seguro para cruzar el tiempo de turbulencias que cruzamos. Es una ventaja que los demás no tienen.