CCOO ha valorado que Castilla-La Mancha haya acortado distancias con respecto a la media nacional y a las comunidades autónomas con mayores salarios, aunque ha lamentado que siga manteniendo "brechas elevadas".

En una nota de prensa, el sindicato ha analizado la encuesta trimestral de coste laboral publicada este martes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), según la cual, el coste laboral de las empresas en Castilla-La Mancha ha subido en el segundo trimestre del año un 2,6 por ciento en comparación con el mismo periodo del año pasado, hasta los 2.396,02 euros por trabajador y mes.

CCOO ha señalado que, en salarios, la región sigue en la parte baja de la tabla, con una brecha del 11 % respecto a la media del país o del 30,30 % respecto a Madrid.

No obstante, la secretaria regional de Empleo y Políticas Sociales del sindicato en Castilla-La Mancha, María Ángeles Castellanos, ha resaltado que estas brechas son "menores" que en el trimestre anterior, ya que los costes laborales han crecido a mayor ritmo en la región que en el conjunto del país.

Castellanos ha precisado que la industria ha sido el único sector con un comportamiento negativo respecto a hace un año y que, aunque se mantiene como el sector con mayores salarios, los indicadores negativos pueden ser señal de ralentización económica.

Por otro lado, la responsable sindical ha destacado la necesidad de seguir "con atención" los precios de la energía y las previsibles subidas provocadas por los incrementos del precio del petróleo, que ha considerado "otro factor más de inestabilidad geopolítica".

CCOO ha reclamado un cambio de modelo productivo y laboral que genere empleo de calidad y que lo consolide para poner freno a la precariedad laboral y al aumento de la desigualdad.

"Necesitamos una mejora sostenida de los salarios y de las pensiones, así como una reforma fiscal progresiva que permita recuperar la inversión productiva y aumentar los niveles de protección social", ha asegurado Castellanos.

Asimismo, ha remarcado que el objetivo es sacar a la economía de su patrón tradicional de bajo valor añadido, además de aumentar la inversión pública y reorientarla hacia la mejora de la calidad y el contenido tecnológico de la producción.