Victoria balsámica para el CD Toledo en su duelo frente al Pontevedra. Un triunfo que lleva al alivio de los capitalinos, que jugaron con el viento a favor gracias al tempranero tanto de Charly Rodríguez pero que se mostraron con mayor aplomo y confianza que en anteriores.

A ello pudo ayudar la presencia de Usero en la medular, fundamental, pero también el talante del técnico. Miguel Falcón aportó la dosis de tranquilidad que necesitaba un equipo desquiciado desde el banquillo en las anteriores jornadas y desde la calma se navegó con firmeza durante un eterno descuento que hubiera supuesto un suplicio en las jornadas precedentes. 

Lo cierto es que la alineación llamó la atención desde el comienzo. Usero partía como titular y Falcón apostó por un 4-3-3 en su estreno como primer entrenador. Mucho centro del campo, dos bandas bien ocupadas y una pareja de centrales que mezcla muy bien, como la compuesta por Echaide y Toño Vázquez. 

Además, a este buen punto de partido se añadió la fortuna del gol tempranero. Se había consumido sólo un minuto y medio cuando una jugada iniciada por Ortí desde la izquierda acabó en la frontal, donde Charly descargó a la derecha para Expósito. El centro del lateral lo peinó a la red entrando al espacio el propio Charly, llevando la alegría y, por qué no decirlo, el alivio al Salto del Caballo. 

El 1-0 trajo aún más aplomo si cabe al CD Toledo. Era una situación que se había vivido en otras ocasiones y no garantizaba, pero pronto se apreció que la película era distinta a que solían pasar en el Salto del Caballo cada dos domingos. El centro del campo carburaba, con De Lerma más liberado y disfrutando teniendo más contacto con la vanguardia. Por su parte, Usero aportaba su jerarquía en la medular y Castro se encargaba de barrer cualquier balón suelto. 

Todo funcionaba y en el minuto 12 estuvo a punto de llegar el 2-0, pero el remate de Ortí, algo forzado, lo atrapó el cancerbero. Contestó el Pontevedra en una jugada a balón parado que acabó con un remate solo de Jimmy desde la izquierda. Poco después, en el 16, Iván mandó la pelota al poste después de filtrarse en el área y plantarse ante Alcolea. Hasta en la suerte parecía que le había cambiado la cara a los verdes.

Desde la tranquilidad, el CD Toledo fue ganando de nuevo presencia en el centro del campo y acabó anulando las embestidas de un Pontevedra que sólo volvió a aparecer al filo del descanso. Sin embargo, Alcolea no tuvo problemas para atajar el disparo lejano de Jorge. 

Saber estar y oficio

En la segunda mitad, el CD Toledo salió dispuesto a repetir el plan de la primera mitad. Gobernó de nuevo el choque y empezó a gozar de ocasiones de mérito. La primera de ellas, de Ortí, acabó con un disparo algo endeble que de haber llevado más intención hubiera complicado más la existencia a Edu. 

Por su parte, contestó el cuadro gallego con una peligrosa falta en la frontal. Sin embargo, Mouriño decidió tirarla, a pesar de que el perfil no era el adecuado para él, y su lanzamiento se marchó por encima del larguero. 

Se llegó al último cuarto hora que tuvo enjundia porque Figueroa no tuvo suerte tras una maniobra excelente. Obed le sirvió un balón dentro del área y el atacante, con un gran movimiento, controló la pelota y se la dejó a la derecha para un remate a quemarropa y a la media vuelta que pegó en el lateral de la red. 

Se encaraban los últimos minutos con el resultado favorable, pero aún el aire, y la lesión de Toño. Por entonces, ya se había retirado del campo Echaide, por lo que la pareja de centrales quedó formada por los mexicanos Israel Castro y Aarón Galindo. Ambos se ajustaron bien para despejar todo el peligro que llegó entonces en los últimos minutos y, sobre todo, en un eterno descuento de cinco minutos que se prolongó aún más. 

Eso sí, el CD Toledo realizó una defensa impecable. Sólo concedió un acercamiento del Pontevedra en el que Castro no se atrevió a definir y un córner que terminó con falta de los gallegos por mano de un atacante. Por el contrario, Obed y Charly, con la portería del cuadro visitante desguarnecida, pudieron sentenciar con dos tiros lejanos. Ninguno entró, pero al menos el 1-0 no se movió y el cuadro capitalino pudo celebrar una victoria tan deseada como merecida.