Samsung comprando Android: historia de lo que pudo haber sido y no fue

Samsung comprando Android: historia de lo que pudo haber sido y no fue

Desarrollo y programación

Samsung comprando Android: historia de lo que pudo haber sido y no fue

Samsung tuvo la oportunidad de comprar Android antes de que llegara Google. Pero dejaron pasar esa oportunidad. El resto de la historia la conocemos todos.

2 febrero, 2018 20:33

Parece algo sacado de una distopía, pero no lo es. Resulta que Samsung, el fabricante coreano de dispositivos móviles, pudo haber comprado Android antes que Google. Porque el equipo que trabajaba en Android en sus inicios no acudió a Google al principio. Antes de que Mountain View los comprara, se encontraron con Samsung para conseguir financiación.

Pero la respuesta que se encontraron no fue la que esperaban obtener. A finales de 2004, Andy Rubin junto al resto de empleados de Android, viajó a Corea del Sur para conseguir que el gigante surcoreano aportara financiación al proyecto. Lo que se encontraron fue una sala de reuniones con 20 ejecutivos que se negaron a aportar el dinero que necesitaban.

Samsung pudo comprar Android, y no lo hizo

Según el propio Andy Rubin, estos ejecutivos fueron bastante explícitos. «¿Tu y qué ejército va a crear esto? Solo tienes 6 personas. ¿Estás flipando?» antes de echarles con risas. Por aquel entonces Android sólo tenía 8 empleados, y tampoco tenía la ayuda de ningún gigante de la tecnología. Quizás los temores de Samsung eran justificados por aquel entonces.

Pero el resto de la historia ya la conocemos de sobra. Según el libro «Guerra de titanes: Apple y Google«, apenas dos semanas después llegó Google y no se conformó con financiarles: compró la totalidad de Android por 50 millones de dólares. Aquel equipo de 8 personas acabó en el cuartel general de Google, diseñando lo que sentaría una de las bases de la telefonía móvil actual. Los smartphones de hoy en día.

Porque Android ha demostrado ser revolucionario en muchos sentidos. Se ha convertido en el estándar de los teléfonos, con el permiso de alternativas cerradas como iOS. Y también ha supuesto la puerta de entrada de Google a los smartphones, estableciéndose como uno de los mayores ecosistemas disponibles a día de hoy.

Mientras, a Samsung tampoco le han ido mal las cosas. Se han convertido en uno de los mayores fabricantes de smartphones en todo el mundo, y son grandes en otros campos como las pantallas o las cámaras. Hasta hacen sus propios procesadores. Pero posiblemente la no compra de Android sea una espinita en el historial de la compañía coreana.

¿Qué hubiera ocurrido si Samsung compra Android?

Porque un Android respaldado por Samsung podría ser muy diferente. En el peor de los casos sería una exclusividad de Samsung, con las ventajas e inconvenientes que esto supone. Podrían haberse convertido en una especie de Apple, juntando sus dispositivos con un Android refinado al extremo. Las consecuencias de esto para el resto de marcas podrían haber sido notables.

Samsung también podría haber interferido y usado su peso para llevar a Android en direcciones diferentes. Quien sabe, igual hubiera sido hasta mejor que el Android que ha construido Google paso a paso. Google ya favorece a sus Pixel sobre el resto a la hora de recibir actualizaciones o novedades. Quizás Samsung seguiría ese mismo camino de estar en esa posición.

Aunque Samsung tampoco ha ocultado que querrían un sistema operativo propio. Y el mejor ejemplo es Tizen, ese sistema que están aprovechando en campos tan variopintos como los wearables, los automóviles o los electrodomésticos. En móviles no parece triunfar, y tampoco quieren llevarse mal con Google, pero eso no significa que no quisieran potenciarlo.

En cualquier caso, nos quedaremos con las ganas de saber qué ocurriría si pasara algo así. Lo cierto es que fue Google quien se arriesgó con Android, y la jugada le salió tan bien que ahora es un pilar fundamental de la compañía. Si Samsung se hubiera arriesgado, quizás la historia sería muy diferente a la actual. Pero ya no hay forma de saberlo.