¿Qué ocurre cuando el desarrollador de una aplicación fallece?

¿Qué ocurre cuando el desarrollador de una aplicación fallece?

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¿Qué ocurre cuando el desarrollador de una aplicación fallece?

La vida del código es infinita en teoría, pero no lo son las vidas de las personas que escriben esas líneas.

1 noviembre, 2015 20:07

La vida del código es infinita en teoría, pero no lo son las vidas de las personas que escriben esas líneas: ¿qué ocurre cuando el desarrollador de una aplicación fallece, qué debería pasar con ese trabajo que deja atrás en forma de programas o aplicaciones?

Todos nosotros utilizamos aplicaciones todos los días, aplicaciones que –de momento– no se han escrito sólas. Detrás de cada aplicación hay un desarrollador, o todo un equipo, encargado de hacer que esa aplicación que utilizamos funcione, nos de la información que necesitamos en el momento, nos entretenga en un rato aburrido…

Sin embargo, y aunque no sea algo en lo que pensemos muy a menudo, nuestra vida no es infinita. Tenemos un principio y un fin, y ese fin termina llegando para todos. Los desarrolladores que hacen estas aplicaciones no son ninguna excepción a la regla, lo cual genera un debate bastante interesante: ¿qué ocurre cuando el desarrollador de una aplicación fallece, cuando ese trabajo que ha hecho queda sin dueño?

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Craig Grannell, colaborador en Stuff.tv, se ha encontrado con esta situación al estar buscando fuentes para un artículo: «La respuesta llegó muy rápido, aunque de una persona que no reconocía. El mensaje era de la esposa del desarrollador; la persona con la que intentaba hablar había muerto la semana pasada».

El desarrollador en concreto es Stewart Hogarth, que murió a la edad de 34 años al perder la batalla contra la cardiopatía congénita, y autor de I Am Level, un juego para Android e iOS que mezcla pinball con las plataformas en un concepto de lo más curioso, y que ha sido aclamado por la crítica por su originalidad.

Después de realizar varias entrevistas, el propio Craig Grannell se puso a investigar qué ocurría con todas esas aplicaciones cuando el autor ya no estaba ahí, y la respuesta no es para nada buena. Una vez la cuenta del desarrollador comienza a no estar al corriente de pagos, las aplicaciones desaparecen por completo del mercado de aplicaciones, sin dejar rastro ni posibilidad de descarga. Y es cuestión de tiempo que esto ocurra, si suponemos que la cuenta está abandonada a su suerte.

Para paliar un poco esto, tanto Google como Apple tienen mecanismos para, siguiendo procedimientos legales, que un familiar pueda hacerse con el control de la cuenta del difunto desarrollador, y seguir pagando las cuotas necesarias para mantener la cuenta. Incluso los desarrolladores en vida pueden dar acceso a otras personas como administradores, pero estos casos son una minoría debido a su complejidad. Pequeños parches que, en realidad, no son una solución definitiva.

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Y una solución definitiva podría ser una que ya hemos visto aplicada a las redes sociales: las llamadas cuentas conmemorativas de Facebook, dando la oportunidad de que la aplicación esté siempre disponible a modo de memorial. Muchos desarrolladores consideran su trabajo como una pieza de ellos mismos, como ya se hace en la música o en el cine, y mantener la aplicación viva para siempre sería un particular homenaje a ese trabajo en el que han puesto tiempo y ganas para sacar adelante.