Utiliza dos números con WhatsApp desde el mismo teléfono con OGWhatsApp

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El Androide Libre

Si queremos más tecnología necesitamos más educación

El uso de la tecnología está muy relacionado con la educación que hemos recibido. Pero hay muchos problemas asociados. Un debate vital.

25 marzo, 2015 08:51

Creemos que la tecnología es neutral. Pero una herramienta no es buena o mala, simplemente nos permite hacer todo tipo de acciones. Es la persona que hay detrás quién determina si esa tecnología se utiliza correctamente o no. Hoy vamos a hablar del uso de los móviles y de algunas aplicaciones que desgraciadamente no todo el mundo utiliza como se debería.

Poder estar en contacto con tus amigos en todo momento es bueno, saber lo que hacen a través de Facebook también. Enterarse de todas las noticias del momento via Twitter, sacarte un selfie por la mañana y subirlo a Instagram, tener una lista To-Do de absolutamente todo… la tecnología ha creado múltiples hábitos que son perfectamente válidos… hasta que se nos escapa de las manos.

La delgada línea roja entre uso diario y uso excesivo

Solo hace falta dos dedos de frente para controlar la tecnología. Simplemente un poco de cabeza para no estar todo el día pegado al móvil y utilizarlo cuando nos están hablando, ni utilizarlo en clase, ni en una reunión.. tampoco en la cama con tu pareja. Ya es demasiado habitual ver casos de una tecnología que se ha vuelto popular y que para algunos usuarios representa casi una adicción.

No se trata de un problema tecnológico, si no de educación. Deberíamos fijarnos menos en las características que han producido la adicción y más en el perfil de las personas que caen en este problema. Con esto quiero decir que el problema no radica en los móviles, ni en Internet ni el WhatsApp. El problema es de personas que no han recibido la educación necesaria para saber cuándo deben parar. 

No solo hablamos de la cantidad de uso, también de la forma en la que lo hacemos. Uno de los problemas de las redes sociales no es tanto la cantidad de actualizaciones si no el tipo de información que ponemos en ella. Muchos usuarios no se dan cuenta pero llegado a cierto punto podría poner en peligro su seguridad personal al subir a la red cierto tipo de detalles privados.

Grupos de WhatsApp de padres, un peligro para las escuelas

Afortunadamente este tipo de problemas son conocidos por la mayoría de personas y son excepcionales los casos donde se dan. Hace unos días nos llegaba desde La Vanguardia un ejemplo bastante más sutil pero muy ligado al problema de la educación y el uso de la tecnología. Se trata de los grupos de WhatsApp de padres. 

El periódico relata que se ha vuelto una práctica habitual el crear grupos de padres de una misma clase para discutir los problemas que atañen a sus hijos. Sin embargo a la práctica acaban por convertirse en dos fenómenos que nada tienen que ver con su propósito original: El envío de memes absurdos y la caza de brujas. 

En el primer caso el grupo de WhatsApp pierde de vista su principal objetivo que es el de ser un canal de comunicación. Está bien que entre amigos se envíen este tipo de bromas pero hay que saber diferenciar una situación de otra. Aquí los usuarios creen que WhatsApp siempre se utiliza igual y no se dan cuenta que no todos los grupos de personas son iguales. Es como si fueran incapaces de trasladar las reglas de la sociedad al mundo tecnológico. 

El segundo caso, el de la caza de brujas, se refiere a que se están utilizando estos grupos de WhatsApp para discutir las decisiones del colegio. Y lo más importante, saltándose las reglas establecidas de comunicación. Se habla del caso concreto de una profesora que faltó a clase, se le acusó de ello y resultó ser que estaba enferma. Simplemente si se hubieran comunicado con el colegio habrían descubierto los motivos pero estos grupos abiertos de comunicación rápida fomentan el mandar a la hoguera antes de pensar. La tecnología elimina barreras y facilita la comunicación pero la educación nos permite saber cuándo debemos utilizar otras vías.

Finalmente se añade un tercer problema, el de la exclusión social si no se utiliza la tecnología. Aquellos padres que no están en el grupo son vistos como parias que no desean lo mejor para su hijo o que simplemente oculta algo. Y es que en la educación de los hijos el contacto entre padres es importante pero si siempre ha existido el colegio es para actuar como intermediario.

Si el nivel de educación sube utilizaremos la tecnología mejor

Es un caso bastante representativo de cómo la llegada de la tecnología puede cambiar los hábitos de algo tan importante como la educación de los niños por parte de sus padres. El problema no radica en WhatsApp, de hecho es un uso excelente de esta tecnología. El problema viene de cuando algunos padres no han sido educados para pensar racionalmente y evitar situaciones que ponen en peligro al colegio, al niño e incluso al propio WhatsApp como herramienta.

En el futuro creemos que no hará falta educación especializada en tecnología. Esta será algo tan común en nuestras vidas que la propia educación como concepto englobará el uso de las nuevas tecnologías. ¿De qué sirve educar a la gente en el uso de WhatsApp cuando mañana quizás todos utilicemos Youtube, la realidad virtual o a saber qué?

Los ciudadanos debemos ser conscientes de que la tecnología debe utilizarse con cabeza, de que no siempre esa herramienta nos proporcionará todo lo que necesitamos para actuar correctamente. Es un debate con muchos matices, ¿De qué manera deberían utilizarse servicios como WhatsApp en estos casos? ¿Conocéis otras aplicaciones que hayan causado disputas sociales de este tipo?