Interior de la célebre librería Shakespeare and Co., de París

Traducción de Rubén Martín. Giraldez. Malpaso. Barcelona, 2014. 334 páginas. 22 euros

La librería más famosa del mundo (traducción atropelladamente libre del sugerente original inglés Time was soft there, un título mucho más fitztgeraldiano y acorde) es la presentación en sociedad del escritor canadiense Jeremy Mercer (Ottawa, 1971), una agradable novela beat, por denominarla de alguna forma: un texto fresco, joven, bienhumorado y sin un céntimo a medio camino entre la crónica, la memoria y la novela.



Lo que comienza como un thriller cómico de persecuciones y amenazas de muerte en Canadá no tarda en convertirse en una historia ensoñada parisién. Jeremy Mercer es un cronista al que una amenaza de muerte hace volar a París literalmente con lo puesto y acabar, por puro accidente en la puerta de la mítica librería Shakespeare & Co, que se convertirá durante los siguientes meses, y junto a tantos otros vagabundos escritores, no sólo en su hogar sino en el punto de encuentro con un estrafalario George Whitman, que no tardará en alcanzar categoría de mentor, amigo y necesitado confidente. Mercer sabe jugar bien sus cartas en varios sentidos. Por un lado conoce perfectamente su tradición y no se aleja de la crónica bohemia (Kerouac) aunque con un toque menos literario y más cercano a la crónica periodística y por otro lado, como no podía ser de otra manera, "siempre nos quedará París". La idea del Flaneur (revisitada desde la tradición anglosajona) tiene aquí la pimienta añadida de la picaresca, aunque por momentos habría que decir que la ciudad pasa a un discreto tercer plano.



Mercer construye su narración sobre un mito: la librería Shakespeare & Co. fundada por Sylvia Beach en 1919, el famoso local que durante un tiempo se convirtió literalmente en el hogar de una Generación Perdida de escritores entre los que se encontraban Hemingway, Fitzgerald y Joyce hasta que fue cerrada por los nazis en 1941 durante la ocupación alemana de París. En 1951, con un espíritu semejante, aunque más decididamente comunista, George Whitman abrió en París una librería inglesa y, tras pedir permiso a Sylvia Beach restauró también el emblema de la Shakespeare & Co. Para dirigirla hasta el 2011, año en el que murió a la edad de 98 años, en su pequeño apartamento sobre la librería. Es a esa segunda librería-residencia de escritores vagabundos a la que aterriza el héroe picaresco Mercer.



La librería más famosa del mundo, que podría pasar formalmente por la crónica de un escritor en apuros es, en realidad, el retrato fascinado del dueño de la Shakespeare and Co. George Whitman, un hombre al que, según Mercer, bastaba con observarle un poco todos los días para "aprender una nueva lección sobre el arte de la parsimonia" y que recomendaba ser hospitalario "porque cualquier persona podría ser un ángel de incógnito", el librero creador de una de las más estrafalarias utopías comunista-literarias. Aunque el George Whitman al que conoce Mercer no es el de su esplendor sino el del comienzo de su decadencia, asediado por problemas económicos y legales pero firme ante la idea de mantener el bastión de su librería hasta el final. Los sentimientos que se entrelazan para formar el entramado de esta narración pueden llegar a parecer (y a ser en más de una ocasión) ingenuos, idealistas y tal vez un poco elementales.



Siendo cierto todo eso la narración no pierde en ningún momento un aire de relativa frescura y alegría, seguramente provocadas por la ingenuidad y la frescura de su propio autor y del personaje al que retrata con tan enamorada delicadeza. No hay nada tan convincente como la descripción entusiasmada de un hombre que ha despertado nuestra fascinación. Esa podría ser, por decirlo de algún modo, la piedra clave que hace que un libro que había podido convertirse en una colección de clichés, se lea con placer, con interés y hasta con cierta ternura.