Image: Los ídolos a nado. Una antología global

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Ensayo

Los ídolos a nado. Una antología global

Carlos Monsiváis

7 octubre, 2011 02:00

Carlos Monsiváis. Foto: Notimex

Edición de Jordi Soler. Debate. 365 pp, 29'95 e.

Recomendaría a los lectores de este volumen del mexicano Carlos Monsiváis (1938-2010) que no prescindieran del prólogo de Jordi Soler (1963), porque en sólo tres páginas ha sabido sintetizar el significado de la obra de uno de los grandes cronistas sociales de México. Incluso su título, "Entre Camus y Ringo Starr", dice mucho de lo que Monsiváis consiguió en una obra dilatada. La diversidad de sus más de 50 libros publicados, prólogos y publicaciones dispersas responden a "un hombre que le interesaba todo". Publicó una Autobiografía cuando contaba 28 años. Él mismo eligió, según el prologuista, el acertado título de este volumen, un verso de López Velarde. Le interesaba el cine, la canción popular, la novela de última hora, la política, la vida. Contra lo que opina Soler, no creo que Inclitas razas ubérrimas sea su mayor logro si está pensado, como asegura, para lectores españoles. Adivinarán más al personaje en textos más entrañados en lo particular.

No era sencillo elegir entre la masa de publicaciones de Monsiváis. Pero el antólogo ha acertado acotando mitos y símbolos que logran poner de relieve unas ideas subyacentes unificadoras. Son 16 ensayos que manifiestan que la voluntad del autor radica en ofrecernos el reverso de lo que captó desde otra perspectiva Octavio Paz: el México perdurable, pese a las transformaciones políticas y sociales. Sin esta necesaria mirada complementaria lo mexicano se entendería como parcial. En el ensayo que abre el volumen, sobre lo cursi, el autor lo enfrenta a lo kitsch: "la antigua cursilería resiste y asimila los embates de la modernidad y de la posmodernidad. ¿Era amor o sólo gratitud lo que esa bella mujer inspiraba a ese tierno jovencito?... Y quien no sufra con la respuesta, no por eso automáticamente dejará de ser cursi". El ensayo sobre el dandismo viene a completar ideas. Se sirve, en este caso, del poeta Salvador Novo y de la homosexualidad. El modelo no será o sólo parcialmente Oscar Wilde, sino Gide y Cocteau, a cuya influencia cabría dedicar más atención. El travestismo de ciertos dandis nos sitúa en otra zona social, pero completa el brillante análisis de un personaje popular en "Agustín Lara. La mistificación de una quimera". La reproducción de algunos fragmentos de sus canciones más familiares permite llegar a sintetizar unas características esenciales. Pero el autor ha sido capaz de ofrecer la imagen de los términos que consolidan una mitología popular y nacional, en la que se suman actitudes históricas que proceden de la etapa romántica y, a su vez, el paso de la vida bohemia decadente a la nocturna actual. Todo ello se desarrollará en un texto tan efectivo como "Estilos del cancionero en teatros, carpas, salones, burdeles y demás antros del saber".

Todo ello, al autor, habrá de permitirle, en un estilo lleno de agudezas, observar un exotismo que no acaba de serlo, porque va mucho más allá. Es brillante el análisis del personaje de Cantinflas basado en la utilización de un lenguaje y discurso inspirado en la incoherencia: "la velocidad de la palabra, el relato de que tanto extraviarse en el camino adquiere una coherencia extraña, las coreografías belicosas, el rezongo que no cesa, las creaciones escultóricas en el vacío, las salidas de tono que su público memoriza...". Ni que decir tiene que Monsiváis es un excelente conocedor del séptimo arte y no siempre se muestra benévolo. Sus ensayos sobre Dolores del Río y María Félix, sin embargo, desbordan el cine, porque penetran en la mitología de dos de los aspectos esenciales mexicanos de lo femenino.

No es un cronista al uso y, aún menos, localista. Utiliza varios recursos narrativos, como en "Es muy molesto/ tener que llegar a esto/ tener que menear el tiesto/ para poder mal vivir" y no desdeña penetrar y describir los azarosos antros de la capital cuando comienza a practicarse en sus escenarios el sexo en vivo. De lo particular, se pasa a lo general. El entierro de Siquieros se transforma en una fórmula brillante y ácida que le permite contextualizar tan controvertido personaje y, como de paso, precisa el muralismo. En cambio, "2001: Nosotros somos la puerta. El ELZN en la Ciudad de México", sobre el movimiento zapatista, ha envejecido, aunque contenga una aguda mirada crítica. Monsiváis demuestra la vigencia y diversidad del ensayo como género. Su cultivo requiere una suma de cualidades, desde una amplia asimilación cultural a una nada fácil empatía con un público devoto. Así fue Monsiváis.