Image: ¡Harpo habla!

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Ensayo

¡Harpo habla!

Harpo Marx

10 diciembre, 2010 01:00

Harpo Marx. Foto: Archivo

Traducción de Paula Villegas. Seix Barral. 629 pp., 25 e.


Los lectores de memorias de personalidades célebres suelen buscar en ellas, en principio, la trastienda de los hitos destacados de sus autores, con la expectativa de hallar significativos trazos y retratos de los personajes más relevantes que se cruzaron en el trabajo y en la vida de quienes hacen recuento de su experiencia. En el caso de los escritores, la predisposición puede ser distinta o complementaria, pues se espera disfrutar del suficiente placer de la escritura.

En ¡Harpo habla!, las memorias de Arthur Adolph Marx -más conocido como Harpo-, el lector ávido de informaciones e, incluso, cotilleos, no encontrará tal botín. Ni siquiera el libro se explaya con revelaciones sobre la trayectoria cinematográfica de los hermanos Marx y los azares del proceso creativo de sus películas. Sin embargo, un buen y sensible lector, disponga o no de memoria cinéfila, no se sentirá decepcionado, pues va a toparse con un libro muy bien escrito -en colaboración con el guionista Rowland Barber- que trata de la difícil conquista de la armonía y la felicidad desde orígenes miserables e inciertos.

El niño que tocaba el arpa de su abuela nació en un hogar -un hogar, es importante- muy mal dotado económicamente, pero amoroso, divertido y entusiasta. Lo esencial de ¡Harpo habla! es la descripción y el canto de dos familias y de dos mujeres. La familia numerosa y menesterosa del torpe sastre judío en la que nació Harpo y la familia que el cómico, con cuatro hijos adoptados, construyó en su improbable edad adulta. Y dos mujeres fuertes y admirables: Minnie, la madre, impulsora de la prematura y ardua actividad teatral de los hermanos Marx -clave de su preparación, de su éxito y de su celebridad- y Susan, la esposa, que dio estabilidad al artista consagrado por su personaje mudo, con peluca y gabardina, que araña el arpa, deja caer cuchillos, hace estallar una bocina, carga su rodilla inopinadamente en la mano de los otros y persigue con frenesí a las chicas.

Gummo y Zeppo, los hermanos efímeros y sosos en la pantalla, no suscitan nuestra curiosidad, pero Groucho -el enloquecido parlanchín- y Chico -el pianista golfo-, sí que podrían reclamar nuestro interés. No son tampoco el objeto del libro, que los fija en página, sin explayarse, como, respectivamente, un lector y bibliófilo empedernido y un compulsivo apostador. Solo Una noche en la ópera -más retazos de alguna otra- es la película en la que Harpo se detiene con mayor detalle, del mismo modo con el que el tertuliano privilegiado de la mesa del Hotel Algonquin y el protagonista de años decisivos del cine de Hollywood desgrana nombres y pasa fugazmente sobre ellos, dejando muy buenas anécdotas impresionistas.

Y es que, en realidad, ¡Harpo habla! se erige como un libro literario y crece en nuestras manos deleitosamente como una crónica divertida -y algo triste- de la lucha por la vida, de los episodios chuscos y contrariedades que un hombre atraviesa hasta llegar a un tramo de felicidad y de acuerdo consigo mismo, tramo final que Harpo recorrió, hasta morir en 1964, entre las angustias de la jubilación y de varios infartos.

¡Harpo habla! fue publicado en 1961 y editado en España, por primera vez en 1988 por Montesinos. Seix Barral vuelve a ponerlo en circulación para otra generación que, tal vez, siente lejanos a los hermanos Marx, con la misma traducción de Paloma Villegas y con un precioso prólogo de Elvira Lindo, muy acorde con el sentido y el contenido genuinos del libro.