Image: Las mil caras del indie

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Letras

Las mil caras del indie

15 abril, 2015 02:00

Los Planetas en la entrada de la sala Fun Club, el 12 de diciembre de 1992, el día que la gira Noise Pop pasó por Sevilla. Foto: Luis Calvo

El periodista musical Nando Cruz analiza y cuestiona la escena musical independiente que surgió a finales de los 80 a través de una voluminosa historia oral en la que han participado (casi) todos los protagonistas de la época.

17 de abril de 1993. Unos chicos de Granada conocidos como Los Planetas, que apenas cuentan en su haber con un EP de cuatro canciones, inauguran una nueva sala en el barrio madrileño de Malasaña, la Sala Maravillas. Esa noche se produce un hecho de enorme carga simbólica para el pop nacional: el grupo quería conseguir droga y quien se la vendió fue nada menos que Enrique Urquijo, cantante de uno de los grupos de referencia de La Movida, Los Secretos. Esta anécdota escenifica un cambio de ciclo. Los Planetas, con el paso de los años, se convirtieron en el grupo de referencia para la crítica especializada y para el público más sibarita en cuanto a gustos musicales. La sala Maravillas acabaría convirtiéndose en el club más emblemático de la escena indie y además sería el germen del FIB, el festival más importante durante una década. Por su parte, Enrique Urquijo acabaría muriendo de la manera más triste posible, solo, en un portal del citado barrio del centro de la capital.

Todo esto lo cuenta, entre muchas otras cosas, el periodista Nando Cruz en el prólogo de Pequeño Circo. Historial oral del indie en España (Contra), un voluminoso tomo que pretende analizar y cuestionar esa nueva corriente musical que surgía a finales de los 80, cuando La Movida daba sus últimos coletazos. "El indie pretendía ser rupturista con La Movida pero al final esta ruptura fue puramente estética", comenta Cruz. Los grupos de los 80 se fijaban en muchos casos en el post punk o en el after punk que venía de Inglaterra y la nueva hornada de músicos atendía al indie rock americano o al shoegaze inglés por lo que "no dejaba de ser un cambio de gustos". "Y un cambio de gustos pocas veces produce una ruptura que trascienda lo estético por lo que al final acabó siendo una continuación. Con la perspectiva que dan los años yo veo al indie como un sobrino de La Movida que estudió en Inglaterra", explica el autor del libro.

Los Bichos: Fermín Belloso, Alfonso Asio, Josetxo Ezponda y Juan Carlos González 'Charly' fotografiado en la sala Agapo de Madrid. Foto: Kolega / Archivo Munster

Pequeño Circo. Historia oral del indie en España, en casi mil páginas, recoge el testimonio de más de un centenar de personas, la práctica totalidad de los protagonistas del nuevo sonido que, a duras penas, se popularizaba en los 90. Y no solo hay músicos, también hay opiniones, recuerdos, confesiones (y no sería de extrañar que incluso alguna mentira) de periodistas, empresarios, managers, directores de sellos, creadores de fanzines... "El peligro era que entre todos no explicaran lo que yo creía que había que explicar. Pero por otro lado, la historia oral evita que te centres en una sola dirección porque hay un montón de gente que se contradice y tiene visiones diferentes". Por las páginas del libro nos encontramos a Fino Oyonarte de Los Enemigos, Antonio Arias de Lagartija Nick, Carlos Galán del sello Subterfuge, Antonio Luque de Sr. Chinarro, los periodistas Jesús Ordovás, Santi Carrillo o Víctor Lenore, J de los Planetas, Luis Calvo del sello Elephant, Nacho Vegas...

Pero, ¿cómo comenzó todo? "Radio 3 tuvo mucho que ver en todo esto. Ellos emitían una misma música para todo el país y fueron propagando un virus por todo el territorio", explica Nando Cruz. De esta manera Julio Ruiz o Jesús Ordovás pinchaban en sus programas una maqueta de un grupo de Villanueva y Geltrú que escuchaban una chicas en Bullas (Murcia) y les inspiraba para montar un grupo que acababan escuchando los jóvenes de Gijón, Alicante o Donosti. De hecho, una de las características básicas del indie fue su gran deslocalización. "La Movida era Madrileña, Vigo también tuvo su escena, el País Vasco tuvo el rock radical... Pero nunca una música en España había salido de tantos sitios distintos a la vez". Al tiempo, surgían también un buen número de fanzines de aficionados que, con el espíritu punk del 'Do it Yourself', comenzaban a informar de los grupos más minoritarios de la escena independiente anglosajona, un espectro musical que no cubrían publicaciones más oficialistas como RockDeluxe o Ruta 66. Estos fanzines como La herencia de los Munster, Stamp o La línea del Arco acabaron dando lugar a publicaciones como Espiral o a sellos como Elephant o Subterfuge.

Los protagonistas de la creación de esta escena independiente eran en su mayoría chavales con devoción por lo que se hacia en el extranjero y un gran desinterés por lo que se hacía en España. Por regla general pertenecían a la clase media acomodada aunque había de todo. Los grupos tenían querencia por la distorsión, en la estela de bandas como Sonic Youth o The Jesus & Mary Chain y la letra era lo de menos, lo importante era hacer ruido. Se cantaba en inglés o incluso en un idioma inventado como hacía Penelope Trip. Sin ir más lejos, el primer gran éxito del indie fue una canción cuyo estribillo repetía hasta la saciedad "Chup, Chup, Chup". Esto nos lleva directamente a otro de los puntos claves del indie: era una escena apolítica. "El planteamiento del punk consistía en hacerlo uno mismo, primero, porque nadie me lo va a querer sacar y, segundo, porque no quieren que diga lo que quiero decir", explica Nando Cruz. "El indie se quedaba en la primera parte porque en realidad decir, decir... no decía nada. Era apolítico y estaba orgulloso de serlo".

The Frankenbooties. Arriba, Joan Vich Montaner, a la izquierda, Manel Martínez, a la derecha, Xisco Capço, y en el centro, Miquel 'Pinti' Martínez. Foto de Julio García Ramis de Ayreflor. Archivo Elefant

El primer golpe de atención mediático importante a la escena fue la gira Noise Pop entre noviembre de 1992 y enero de 1993. Por primera vez cuatro bandas indies se juntaban para actuar en salas de Barcelona, Oviedo, León, Sevilla, Valencia, La Coruña, Vigo y Madrid. Eran Penelope Trip, El regalo de Silvia, Bach Is Dead y Usura, estos últimos organizadores del evento junto al sello Elephant. RockDeluxe consideró el primer concierto de esta gira como el mejor del año y contó con un gran apoyo de Radio 3. "Algunas salas estaban llenas y otras vacías", explica el autor de Pequeño circo. "Lo cierto es que esta gira tampoco interesó tanto a la gente. En los primeros años del indie parecía que aquello no llegaba a nada porque, más allá de Dover y Los Planetas, nadie podía ganarse la vida con la música. Pero hubo una voluntad explicita en los medios especializado por apoyar aquella escena porque se pensaba que representaba la renovación musical y estética que necesitaba un país estancado en lo musical. Sin embargo, con el paso de los años, el espacio que ocupa la música independiente en los medios de comunicación comparados con su repercusión real es desmedida completamente. Si preguntas por la calle nadie sabe quién es Triangulo de Amor Bizarro".

Y, ¿en qué ha quedado todo aquello? "El sector empresarial de la música que hay ahora está en buena parte formado por gente que empezaba a tocar la guitarra o a dar conciertillos para 20 personas en aquella época", explica Nando Cruz. "Pero lo que más perdura es la estética. Llevamos 20 años escuchando indie en Radio 3, en los anuncios de la tele y en festivales muy multitudinarios y hay grupos compuestos por jóvenes de 20 años que hacen la música que se hacia cuando ellos ni habían nacido...". Parece que ya no hay duda de que el indie ha acabado siendo el sonido dominante de los últimos años pero las múltiples voces que se despliegan en Pequeño circo no son capaces de discernir si mereció la pena privilegiar esta corriente frente a otras más comprometidas, menos anglófilas y elitistas. Y, ante la ausencia de un verdadero tejido cultural en el que se apoye hoy en día la industria independiente, merece la pena cuestionar, como hace Nando Cruz, si toda aquella autogestión se hubiera podido conducir de una manera diferente.