En los primeros compases de La sociedad de la nieve, la voz en off de uno de los personajes apunta que “hay que regresar al pasado sabiendo que el pasado es lo que más cambia”.

Esta exhortación al recuerdo alude, por un lado, al compromiso de Juan Antonio Bayona (Barcelona, 1975) con los hechos históricos que se retratan en este vibrante filme de aventuras. No en vano, es la primera película de ficción que utiliza los nombres reales de los pasajeros del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya que se estrelló en el corazón de los Andes en 1972.

Sin embargo, la referencia a un pasado que “cambia” también puede leerse como un comentario sobre el carácter difuso y volátil del ejercicio memorístico, que en el filme de Bayona da lugar a una representación marcada por una cierta abstracción.

Para los cinéfilos, la peripecia de los miembros del equipo uruguayo de rugby del Old Christians Club se encuentra íntimamente ligada a la película ¡Viven! (1993), que dirigió Frank Marshall y protagonizaron Ethan Hawke y Josh Hamilton. Aquel filme, dominado por un espíritu didáctico, se esforzaba por clarificar los roles que ocupaban cada uno de los personajes: el líder, el médico, el rebelde, el responsable, el loco…

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Pero a Bayona, que se inspira en el libro de Pablo Vierci que da título a la película, le interesa mucho más el grupo que las individualidades, y en consecuencia el relato no necesita subrayar los rasgos psicológicos de cada personaje. De hecho, en sus mejores momentos, La sociedad de la nieve renuncia por completo a la escritura arquetípica y opera como una obra eminentemente sensorial, poblada por primerísimos planos que capturan de forma expresionista tanto la desesperación como el anhelo de supervivencia de los protagonistas.

Abrazando la idea de proeza fílmica, La sociedad de la nieve puede remitir a las odiseas al borde del delirio de Werner Herzog. De hecho, tanto la filmación en 35mm como el rodaje a gran altura –que se extendió durante casi cuatro meses en Sierra Nevada–, dan cuenta del deseo del equipo creativo de dejar un testimonio fidedigno de una cruda realidad física.

Así, el filme apuesta por la captura obstinada de una memoria reconstruida de forma obsesiva. Si en vez de una película estuviésemos ante una pintura, cabría pensar en una reedición de El grito de Edvard Munch. Y es que Bayona, con un arrojo inédito en su obra, se lanza de lleno a explorar las posibilidades de un cine de los cuerpos, allí donde lo narrativo se desdibuja para alcanzar un saber que reside en lo físico. Hay algo de pureza fílmica en esta apuesta pulsional, capaz de elevar a la condición de imagen capital un plano detalle de la última expiración de un hombre.

'La sociedad de la nieve' tiene tan clara su adhesión al cine de la fisicidad que nunca abandona el buen rumbo

La sociedad de la nieve tiene tan clara su adhesión al cine de la fisicidad que, incluso al merodear por el territorio de lo discursivo, no abandona el buen rumbo. Cuando un joven que ha quedado malherido toma la palabra para exponer su concepción de lo heroico y lo divino, lo que termina haciendo es pasar lista a las partes del cuerpo que utilizan sus compañeros para ayudarle.

Cabe decir que los hechos que retrata la película conducen inevitablemente a lo trascendental, un territorio que Bayona recorre y sortea con igual convicción. En un monólogo memorable, uno de los protagonistas apunta al sinsentido de una existencia lastrada por la vulnerabilidad física, pero luego celebra el compromiso afectivo como piedra angular de una humanidad trascendente.

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Por su dimensión coral, es probable que más de un espectador se deje llevar por la tentación de imaginar una versión extendida de La sociedad de la nieve, trasladada al ámbito de la ficción serial. Sin embargo, lejos de los parámetros estandarizados del contenido para plataformas, la película, producida por Netflix, se distingue por su apuesta deliberadamente fílmica, en la que el evidente desempeño artesanal de

Bayona, sostenido por un impecable despliegue técnico, se imbrica con la búsqueda de una expresión personal, requisito esencial de toda aportación artística.

La sociedad de la nieve

Dirección: J. A. Bayona.

Guion: J. A. Bayona, Bernat Vilaplana, Jaime Marqués y Nicolás Casariego, a partir del libro de Pablo Vierci.

Intérpretes: Enzo Vogrincic, Agustín Pardella, Matías Recalt, Esteban Bigliardi.

Año: 2023.

Estreno: 15 de diciembre