Un documental para cada espectador. Esa es la idea con la que la organización de DocsBarcelona prepara cada año una selección de películas en la que encontramos tanto los trabajos de algunos de los maestros del género como propuestas experimentales de lo más arriesgadas. “Desde la primera edición, pretendemos decirle al espectador que el cine documental tiene que ver con él, que le apela directamente”, explica Joan Gonzàlez, director del festival. “Por tanto, nuestra intención no es seducir a sumos sacerdotes del género, sino mostrar al gran público diversas tendencias, narrativas y temáticas. DocsBarcelona, por tanto, aspira a ser un certamen multitudinario”. 

Y, ciertamente, quizá lo pueda ser más que nunca antes en la presente edición, la número 23. El estado de alarma provocado por el Covid-19 ha llevado a la dirección a optar de manera excepcional por un formato online, a través de Filmin (la misma estrategia que adoptó el D’A Film Festival, celebrado hace menos de un mes con gran éxito: 215.000 visionados en la misma plataforma de streaming). Por tanto, DocsBarcelona se abre este año a nuevos públicos, ya que las películas estarán disponibles en todo el territorio nacional. Aunque, como dice Gonzàlez, el trasvase a la pequeña pantalla ha sido una cuestión de mera supervivencia. “Estamos en una situación extraordinaria ante la que podíamos ser rígidos o tener cintura. Es obvio que no es lo mismo un festival en vivo que uno online, pero ante la situación que se vive en todo el mundo esta era la única manera que teníamos de ofrecer al público la programación que habíamos diseñado con tanto esfuerzo y, al mismo tiempo, preservar los puestos de trabajo del equipo”.

El México de Ai Weiwei

Pese al cambio de formato, la organización también ha logrado mantener en torno al 80 % de las películas que tenían confirmadas antes de la cuarentena. Finalmente, la programación que podrá verse desde este martes hasta el 31 de mayo consta de 36 documentales. Entre los directores que comparecen, brilla especialmente el nombre de Ai Weiwei. Tras denunciar la crisis global de los refugiados en Marea humana (2017) y The Rest (2019), el prestigioso artista multidisciplinar y activista chino sigue ahondando en la narrativa documental con Vivos, donde explora la corrupción de las instituciones de México a partir del caso de los 43 de Ayotzinapa, un grupo de estudiantes que desaparecieron después de que los autobuses en los que viajaban para participar en una manifestación fueran atacados por la policía. La propuesta de Weiwei da voz a los desesperados familiares y muestra cómo la tragedia ha invadido sus vidas. 

'Vivos', de Ai Wewei

Otro de los nombres destacados es el del cineasta Milos Forman, objeto de estudio de la prolífica directora checa Helena Treštíková –ganadora en 2007 del Giraldillo de Oro en el Festival de Sevilla por Marcela– en el filme Forman vs Forman, dirigido junto a su montador habitual Jakub Hejna. La pareja retrata la figura del oscarizado director de Amadeus y Alguien voló sobre el nido del cuco, explorando aspectos como una infancia marcada por la muerte de sus padres durante la ocupación nazi, sus primeras experiencias cinematográficas en un estado comunista y su exilio en Estados Unidos. 

Helena Treštíková comanda la presencia de mujeres en el festival, que en esta edición firman el 55 % de las películas de la programación. “Pero no tiene nada que ver con cuotas”, asegura Gonzàlez. “Desde hace años, el porcentaje siempre está entre el 47 y 55 % pero nunca hemos buscado que fuera así. Simplemente, el cine documental es el que tiene una producción más accesible y por tanto es el más igualitario y equitativo”. Algunas de las obras más sugerentes del festival abordan además temáticas que ponen en primer plano a la mujer. Es el caso de Overseas, donde la cineasta coreana Sung A-Yoon indaga en la vida de las inmigrantes filipinas que trabajan como niñeras o amas de casa en el primer mundo, o de That Which Does Not Kill, en el que Alexe Poukine ofrece una de las aproximaciones más innovadoras y arriesgadas al tema de la violación.

De los 22 países representados en la programación Dinamarca es el único -además de España- que cuenta con tres filmes. Destaca Winter Journey, del nominado al Óscar Anders Østergaard, un híbrido de documental y ficción sobre una familia judía en la Alemania nazi que ofrece la posibilidad de ver en pantalla por última vez al actor Bruno Ganz. Pero habrá que prestar atención también a la reconstrucción en Songs of Repression, de Marianne Houga-Moraga y Estephan Wagner, de la brutal y aterradora historia de la Colonia Dignidad, un asentamiento de alemanes en Chile en el que se instaló una secta hace 40 años. 

Un retrato de Jaume Plensa

El espíritu inquieto y curioso del festival nos lleva a indagar en el futuro en Hay, I. A., en el que la directora alemana Isa Willinger reflexiona con gran sentido del humor sobre las consecuencias que tendrá en el ser humano la evolución de la robótica y la inteligencia artificial. Pero también miramos al pasado en filmes como Space Dogs, de Elsa Kremser y Levin Peter, en el que ofrecen un acercamiento a la carrera espacial desde el punto de vista de los perros con los que se experimentó con fatales consecuencias. 

'Space Dogs', de Elsa Kremser y Levin Peter

Además, también habrá cuatro trabajos españoles: Salka, en la tierra de nadie, en la que Xavi Herrero sigue los pies de una mujer que cruza el Sahara para emigrar a Europa; ¿Puedo oírme?, un retrato del artista Jaume Plensa dirigido por Pedro Ballesteros; La nova escola, trabajo de Ventura Durall sobre el aprendizaje innovador que impulsa l’Escola Nova 21, y Constel.lació Comelade, filme de Luis Ortas Pau sobre el músico Pascal Comelade. 

@JavierYusteTosi