Chus Martínez se instala en Basilea para dirigir un nuevo Instituto de Arte

La comisaria de exposiciones Chus Martínez (Ponteceso, La Coruña, 1972) dará en los próximos días un giro a su carrera profesional que le traerá de nuevo a Europa tras su paso como comisaria jefe por el Museo del Barrio de Nueva York. Después de ganar un concurso público, se incorporará en breve a su nuevo puesto de Directora del Instituto de Arte de la Academia de Arte y Diseño perteneciente a la Universidad de Arte y Ciencias Aplicadas del Norte de Suiza (FHNW), con sede en la ciudad de Basilea.



Conocida por su trabajo en diferentes museos y centros de arte como Sala Rekalde, Frankfurter Kunstverein o MACBA y, más recientemente, por el papel jugado en la dOCUMENTA(13) de 2012, Chus Martínez afronta un reto que le resulta nuevo sólo a medias pues la investigación, que será uno de los conceptos fundamentales que desarrollará en la etapa a la que ahora se enfrenta, ha estado siempre en el centro mismo de su labor como comisaria.



"Desde que salí de Documenta, y desde antes, -cuenta Martínez desde una gélida Nueva York, donde se encuentra todavía- siempre me había atraído el ámbito de la formación. Creo que esta puede ser una oportunidad muy interesante pues es una escuela que está en plena expansión y que tiene muchísimas posibilidades en muchos campos. Tiene el gran atractivo -añade- de estar inmersa en un complejo muy amplio de escuelas de diseño, arquitectura, moda... Aunque las escuelas ya existen, una nueva reorganización del campus como un elemento unificado y orgánico echará a andar a mediados de año. Habrá nuevas relaciones interdisciplinares entre las diferentes escuelas, se crearán contextos para residencias y becas, unidades específicas de investigación..."



Martínez señala que el nuevo campus universitario no se cifrará exclusivamente en modelos formativos sino que tenderá puentes con programas expositivos en un buen puñado de nuevos espacios. Pero el modelo no será el de los museos universitarios estadounidenses sino más bien una institución como Portikus, en Frankfurt, vinculada a la Städelschule, una de las escuelas de arte más prestigiosas de Europa.



"Hay cinco espacios para exposiciones que se están todavía construyendo. Será interesante ver cómo conviven dos tipos de práctica, la asociada a la investigación y la experimentación y esa otra relacionada con las exposiciones pero en el contexto de la Escuela. Porque no es nada fácil poder experimentar en los museos y más ahora con nuestro panorama económico. En este sentido, esta universidad ofrece la posibilidad de volcarse en proyectos dirigidos a la educación y a la práctica, darle una forma al significado de "práctica", y al mismo tiempo articular un lenguaje común entre diferentes disciplinas, que no son solamente artísticas, en este tipo de espacios".



Al escuchar los planes que tiene la comisaria para esta nueva universidad es difícil no pensar en la situación de la formación artística en España, tan mermada en nuestros días. "Siempre me ha parecido indispensable una buen sistema de educación artística. En España hay profesionales magníficos y sería estupendo que una buena educación en el campo del arte fuera alumbrada por los estamentos públicos. A corto plazo tal vez parezca más factible su inscripción en una universidad libre, algo que goce de un funcionamiento más autónomo. Es difícil pensar que una entidad pública pudiera tener semejante ambición y mucho más con esta coyuntura económica, pero tanto la cantera de artistas que ha ido floreciendo en nuestro país como las ideas e iniciativas que han surgido en los últimos treinta años han sido arriesgadas e interesantes. No podemos decir que es un país parado en el que no ha pasado nada, lo que no se ha hecho es dar una continuidad a toda esta energía".



Tras su paso por dOCUMENTA(13), Martínez puso rumbo a Nueva York donde trabajó como Chief Curator en el Museo del Barrio. La comisaria saca conclusiones positivas de esta experiencia, "nada decepcionantes -subraya-, pues fue una apuesta muy personal en un contexto de trabajo muy específico cuyos pros y contras ya había valorado. Hay cosas que no han podido ocurrir. Había un momento de inflexión en el que se pudo haber virado hacia un trabajo más ligado a lo contemporáneo, más experimental y eso no se pudo dar. Pensé que no tenía sentido continuar".



Sobre las diferentes formas de concebir la gestión cultural en Europa y en Estados Unidos, Martínez no tiene claro si hay un modelo mejor que otro. "El modelo americano funciona en Estados Unidos porque ellos están sujetos a la forma americana de ver las cosas. Y esa es muy diferente a la nuestra. Por eso no sé si podría ser un buen modelo a seguir desde Europa, donde tenemos una idea muy diferente de lo que significa producir cultura y donde tenemos una mayor implicación con lo que ella representa. A ellos les funciona hasta cierto punto pues también les produce problemas de los que nosotros no hablamos.



De su paso por Estados Unidos, Martínez extrae conclusiones muy interesantes en torno a la relación entre las instituciones y la ciudadanía, y no sólo en términos de audiencia sino también en cómo la sociedad civil puede convertirse en parte activa del funcionamiento de un Museo. "En Estados Unidos sigue habiendo un componente económico muy fuerte, y sin embargo, al mismo tiempo, la sociedad americana se vincula de una manera muy emocional con los proyectos culturales. Es muy significativo el papel tan importante que juegan las familias y los individuos. Por eso creo que en Europa sería interesante poder seducir a este espectro de gente. Hablamos de Leyes de Mecenazgo que pongan en contexto a las empresas y a las instituciones, pero también pueden aportar mucho los individuos. Cuando hablamos de mecenas pensamos siempre en gente con mucho dinero que lidera grandes empresas pero en Estados Unidos no ocurre siempre así, pues la vinculación entre la clases no tan altas y las instituciones funciona de un modo muy fluido, y eso es muy positivo".