Image: Los Ángeles, única e irreverente

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Arte

Los Ángeles, única e irreverente

Probablemente la ciudad con más artistas del mundo

19 febrero, 2010 01:00

Larry Johnson: Untitled (Ass), 2007

Dicen que es la ciudad del mundo con más artistas y en la que todo puede pasar. La crítica norteamericana de Artforum, Sarah Lehrer-Graiwer, relata para El Cultural Los Ángeles y demonios que esconde el arte de la urbe que hoy domina la cultura global.

Durante mucho tiempo, Los Ángeles ha sido considerada por los artistas una ciudad del arte: un centro de producción y pedagogía artísticas más que un lugar para el consumo, la compraventa o incluso la contemplación y exhibición de arte. Y, aunque el interés internacional por los artistas de Los Ángeles no deja de crecer (como atestigua el foco que ARCO dirige este año sobre la ciudad), es más el énfasis que hay en las escuelas de arte y los estudios que en el mercado: la educación continúa siendo uno de los aspectos más destacados que caracterizan un panorama de la creación contemporánea tan fragmentado como diverso.

Históricamente, las limitadas oportunidades de éxito comercial llevaron a los artistas de L.A. a no buscar (ni esperar) reconocimiento o dinero fáciles. Su ambición era mucho más personal (y quizás dichosamente provinciana), comprometida con una práctica artística particular, llevada a cabo "en la sombra" y, a largo plazo, desarrollada en compañía de otros artistas que se encontraban en las mismas circunstancias. Y, pese a que la tendencia que tienen generaciones más jóvenes en "hacer carrera", los mejores artistas de Los Ángeles siguen trabajando más para ellos mismos (y para otros artistas) que con la vista puesta en las expectativas de las ventas y el reconocimiento exterior. Algo que podríamos calificar de integridad artística y que, en el contexto de L.A., guarda relación con ese espacio físico y mental que ofrece el tristemente célebre sprawl -el descontrolado crecimiento de la ciudad- y un urbanismo descentralizado que facilita que los artistas encuentren ese aislamiento tan esencial y necesario para descubrir una voz propia y una lógica personal.

Artistas y profesores
Muchos de los más famosos artistas de L.A. -pienso en gigantes históricos como John Baldessari, Ed Ruscha, Michael Asher, Chris Burden, Paul McCarthy o Mike Kelley, pero también en creadores más jóvenes- rara vez exponen su trabajo en su propia ciudad, ganándose vida y fama en el extranjero, lo que, por otro lado, no les impide el compromiso con el contexto local, gracias a la dedicación a la docencia que perpetúa su influencia sobre nuevas generaciones de artistas. Baldessari podría ser el más influyente y mítico de esos "artistas educadores" en la historia de Los Ángeles, tras dejar, desde los años setenta y durante décadas, la marca indeleble de su subversivo y seco humor conceptual en estudiantes aspirantes a artistas. Además de Baldessari, artistas como Asher, McCarthy, Burden y Al Ruppersberg han influido enormemente a muchos y devotos seguidores. También las generaciones posteriores han producido un número considerable de importantes "artistas educadores" que han ido dando forma a las múltiples identidades y sensibilidades de Los Ángeles a lo largo de las últimas décadas: de Charles Ray, Kelley, James Welling, Lari Pittman, Daniel Joseph Martinez o Larry Johnson a Richard Hawkins, Frances Stark, Martin Kersels o Sharon Lockhart. El mundo del arte de L.A. es habitualmente conocido por su rica tradición de importantes artistas de renombre internacional dirigiendo los claustros docentes de las mejores escuelas de arte de la zona. Lo que da lugar a un singular diálogo multigeneracional y a un flujo de influencia que, tras la etapa puramente estudiantil, acaba evolucionando hacia unas relaciones a menudo colaborativas, entre artistas consolidados y creadores emergentes.

El programa MFA
Y, aunque Los Ángeles posee grandes museos de arte contemporáneo de importancia internacional -Museum of Contemporary Art (MOCA), Los Angeles County Museum of Art (LACMA), Hammer Museum o Getty Museum-, y una cantidad nada despreciable de galerías comerciales serias y vibrantes espacios alternativos independientes, el paradigma institucional que domina en la ciudad es, sin duda, el programa de másters de Bellas Artes (MFA) para estudios de posgrado. La región del Sur de California alberga al menos nueve escuelas de arte competitivas, entre las que destacan la University of California, Los Angeles (UCLA); University of Southern California (USC); California Institute of the Arts (CalArts); Art Center College of Design; Otis College of Art and Design y la University of California, Irvine (UCI). Además, existen un par de alternativas pedagógicas dignas de mención, como la dinámica Mountain School of Arts, fundada en 2005 por los artistas Piero Golia y Eric Wesley, que acoge unas clases íntimas y gratuitas impartidas por un claustro lleno de estrellas en la trastienda situada sobre el bar The Mountain de Jorge Pardo, en Chinatown. Cada año, esas escuelas también lanzan a la escena local una nueva promoción de jóvenes artistas educada en las enseñanzas de sus predecesores.

De formas y soportes
De entre las múltiples formas de trabajo -relacionadas y divergentes- que predominan entre los artistas de Los Ángeles, sean jóvenes creadores o sean artistas de media carrera, me limitaré a mencionar unas cuantas en función del soporte, para dar idea de la amplitud del espectro: un enfoque post-minimal artesanal y con frecuencia frágil recorre las producciones escultóricas -por otra parte bastante diferenciadas- de Evan Holloway, Jason Meadows, Krysten Cunningham, Michael Rashkow, Amanda Ross-Ho, Elliott Hundley, Ry Rocklen, Heather Cook y John Williams; mientras, los espectaculares desórdenes de las estructuras erectas y de brillante goteo de Sterling Ruby revelan un trasfondo más abundante en testosterona. Pae White, Andrea Zittel y Jorge Pardo modelan sus trabajos sobre un diseño doméstico más en la vena del movimiento moderno de la Costa Oeste.

La fotografía toma la forma del conceptualismo académico en el trabajo de Walead Beshty, de uno más comercial en las piezas de Elad Lassry y Carter Mull, y de un lenguaje conceptual punk en las imágenes apropiacionistas de Brian Kennon. En la práctica multimedia de Mungo Thomson hay un humor y una poesía que nos remite a los trabajos de Wesley y Golia, entre otros. Michele O'Marah, William E. Jones, Dan Finsel, Cal Crawford, Harry Dodge y Stanya Kahn investigan (y a menudo parodian) nichos concretos de la cultura popular a través de la performance, el vídeo y el cine, con efectos dispares. En los objetos de Dianna Molzan, la pintura se acerca a una escultura extrañamente artesanal. Un género, el de la pintura, que produce unas elegantes y alucinantes abstracciones espectrales en las composiciones decorativas de Mark Grotjahn y Sandeep Mukhurjee, o unas acumulaciones de material aplicado en capas o texturado en las obras, por otra parte diferenciadas, de Jeni Spota y Analía Saban.

Y en este relato no hemos hecho otra cosa que rascar la superficie. En otras palabras: es mucho lo que ocurre al mismo tiempo en esta ciudad, en este microcosmos singular que contribuye al discurso global y, a un tiempo, lo refleja.

Expansivo e incontrolable Lo que a comienzos de los sesenta empezó como una comunidad unida de artistas, tan pequeña que hubiera cabido en una galería, ha ido evolucionando hasta convertirse en un universo artístico contemporáneo tan expansivo como incontrolable, configurado por un linaje pedagógico y fragmentado en varias camarillas superpuestas, incontables estrategias artísticas y preocupaciones de amplio alcance. No hay, como tal, una identidad artística que pueda definir a Los Ángeles, pero, si existiera, habría que buscarla en la confluencia entre el conceptualismo humorístico, la crítica instituciona, el fetichismo por la superficie y los irreverentes apropiacionismos de la cultura popular, la pornografía, la publicidad y Hollywood.

La mitología y los tópicos surcalifornianos de Los Ángeles (la cultura del automóvil, los mini centros comerciales a lo largo de las carreteras, las gasolineras y los aparcamientos, el surf, la rubiez, las playas, el desierto, las palmeras, el sunshine & noir, el plástico -y la cirugía plástica-, el famoseo, el cine y la televisión, Disney, las zonas residenciales de las afueras, la inmigración, la falta de cultura, los desastres naturales; los vientos en Santa Ana, la utopía, las drogas y el urbanismo descentralizado) continúan proporcionando un contexto inagotablemente provocador y constructivo frente al que muchos artistas de la ciudad pueden responder, hiperbolizar, elaborar, deconstruir, analizar, resistir y transformar según sus propias e idiosincrásicas visiones.